Porque el espíritu navideño anglosajón sacado de galeras de magos ilusionistas que en mi niñez no existían, seguramente no pasarán por el palacio...
¡Enhorabuena!
Porque ese no es el espíritu que necesitamos para nuestro pueblo...
Nuestro comandante necesita que nuestra Pacha Mama lo cobije para olvidar traiciones y traidores...
Que lo ayuden a enderezar el rumbo del barco, porque el timón se va de lado y pretende naufragar por deseos de vende patrias que no quieren que llegue a buen puerto... A Miraflores…
Llegarán puñados de carajitos con corazones sanados en nuestro Cardiológico Infantil...
Tomados de la mano de abuelas y abuelos que hoy pueden ver sin nubarrones en sus ojos, gracias a una misión que llaman Milagro...
Vendrán acompañados de las matronas de los barrios para decirle a nuestro comandante que ellas jamás olvidan...
Cada uno llegara con orquídeas en las manos, para que nunca desista de amar a su pueblo...
Gentilicio de seres humanos que no conocen de abrir ventanas para que lleguen Navidades Foráneas...
Son los portadores de alpargatas que le saldrían al paso a cualquier joropo...
Son los de sombreros llaneros lanzados al cielo cuando den las 12, como pidiéndole al Nazareno que no los olvide...
Ríos de niños desbordarán el palacio y llegarán también a Barinas, para inundarlas de aguinaldos y parrandas...
Abuelos que pondrán todo su empeño, preparando los ponches de crema con recetas centenarias...
Mágicas hallacas elaboradas con las manos de las doñas que agradecen al que les espantó el sufrimiento...
Llegarán todos a Miraflores.........
Cargando unos agradecimientos infinitos, pero a la vez acompañados de miedos que esta revolución se pierda………..
(...) Cuentan que en palacio en el día de hoy, un caballo blanco amaneció amarrado de una palmera...
Que al paso de un soldado al hacer remembranzas de un tal Palomo, el corcel se paró en dos patas desafiando al viento...
En la misma redomita otro caballo flaco y maltrecho acompañado de un burro...
Que al grito de un niño que visitaba Miraflores “¡Mamá!, parecen Rocinante y Rucio”, voltearon para mirarlo...
Los acompañaba una moto vieja y maltrecha de los años cincuenta que cargaba en su parte trasera a la vista de todos, dos habanos cubanos y un libro cubierto de polvo que estampado en su tapa apenas se podía leer: “Mi diario”, como queriendo dar señales de su dueño...
Uno de los oficiales encargados de la seguridad, cuando a punto estaba de dar la orden de retirarlos del lugar...
¡Capitán!... venga a ver este caballo, le dijo un subordinado...
Al arrimarse el oficial pudo observar a otro cuadrúpedo espectacular amarrado casi al lado de los antes mencionados, que llevaba bordado en sus alforjas un nombre que erizaba al hombre más pintado...
Pedro Pérez Delgado “Maisanta”...
¡Soldado!, ordenó el oficial...
Veinte hombres que rodeen esta redomita, para que nadie toque nada...
¡Llamaré a mi comandante!.......
Comentarán en su guardia de honor, que en Navidad un hombre de baja estatura y mirada profunda, logrará burlar a la misma y frente a nuestro comandante le dirá en ese momento: “Le contaré de mi juramento en Monte Sacro, con la condición de que usted me cuente del el Samán de Güere”...
(Por los lados de la cocina, una anciana pretendía darles órdenes a las cocineras, de cómo preparar las hallacas: “Así no mija, así no, les diré cuales son sus preferidas”...
Mientras les enseñaba como agregar los condimentos para esa sazón tan especial, acompañado de ese modo de amasar semejante a una caricia…
Ante la pregunta de una de ellas por su nombre... Con cara de picara y sonriendo, la abuela respondió:
“Rosa Inés, muchacha, mi nombre es Rosa Inés”)...
jovarela33@cantv.net