A mi no me vengan a echar cuentos de apagones y totumas. Se, desde chamo, lo que es dormir con calor y zancudos, sin un bendito vatio para mover las tarabas del abanico, y levantarse luego de madrugada, picado y sudoroso, a llenar un baldecito de agua salobre para sacarse un poco la mala noche.
Así nos criamos los oriundos del municipio Mara y medio país, por no decir todo.
Puede que este Gobierno, mi Gobierno, haya cometido alguna falla en el asunto eléctrico. De lo que no se le puede culpar es de esconder información. Nuestro Gobierno ha informado al pueblo de la situación de dificultades que se aproximaban con el abastecimiento de electricidad, por lo menos desde hace un año.
Han desfilado por VTV y otros medios, voceros autorizados hablando de las consecuencias del fenómeno de “El Niño”; así como se ha mantenido una constante información sobre los niveles de los embalses y represas.
Como nunca antes en este país, la ciudadanía ha sido informada sobre la situación de estos importantísimos servicios.
¿Quién nos avisaba antes que se iría la luz o el agua? En mi pueblo natal, la electricidad fallaba siempre; más bien tendríamos que decir que la luz venía a veces. ¿Y el agua? Nunca había agua. Mis pobres coterráneos hasta hace apenas un par de años se batían a juros con un tal “chupacabras” que sacaba buenos bíceps como tecnología popular a falta de bombas hidroneumáticas.
Ahora provoca echarse un baño sabroso en los ardientes medio días de El Moján, gracias a Winka, proyecto bolivariano que nos ha hecho justicia tras largas décadas de sed, a nosotros, los que le damos nuestra agua a la ciudad y las industrias.
Tampoco nos echen cuentos de la des-inversión eléctrica. Que me desmientan los trabajadores, técnicos y gerentes eléctricos si miento al decir que cuando Caldera llegó al poder por segunda nefasta vez en 1994, ya nuestra industria acumulaba casi veinte años sin invertir en tecnología y reposición de los bienes depreciados. Mucho menos en proyectos alternativos de generación.
Como parlamentario zuliano de la calle y la lucha viví muy de cerca esta problemática en esos años cuando se intentó imponernos un impuesto al lujo sobre el consumo eléctrico y casi se nos llevó al umbral de la privatización del servicio.
El Gobierno Bolivariano, claro y transparente ante su pueblo, nos ha alertado sobre la situación climática desfavorable y nos ha llamado a colaborar responsablemente, en un conjunto de medidas que garanticen la preservación y recuperación de los niveles hidráulicos del sistema nacional de generación eléctrica y abastecimiento de agua. Antes nadie nos hubiese avisado siquiera, porque antes éramos algo menos que un voto quinquenal manipulable.
Ahora el ahorro y las restricciones las repartimos a conciencia, tomando en cuenta prioridades sociales. Antes los pobres pasábamos años sin agua ni luz, y no lo notábamos, acostumbrados al camión cisterna y la pipa, la toma ilegal y las velas.
Así que de apagones y totumas a mi no me echen cuentos, con ellos crecimos, con ellos despertamos al calor de la lucha. Por eso sabemos diferenciar entre los que nos abren los ojos y la conciencia, y los que nos quieren quitar la luz de la esperanza, para volvernos a imponer la vieja sed de la mentira.
Constituyente de 1999
"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..."
Simón Bolívar, El Libertador.
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