América Latina, Venezuela: Ahora el zorro corporativo está cuidando nuestros pollitos electorales democráticos

Ahora, después de la "Batalla de Santa Inés" en Venezuela, como paradigma
emancipatorio para el mundo, estamos celebrando el internacionalismo y el
proletarianismo internacional, la práxis-teoría revolucionaria de las clases
obreras del mundo, de la Revolución Bolivariana a escala global, especialmente
en América Latina.

Sin embargo, ahora vale más que nunca: “¡La Lutta continúa!” ¡Tenemos que saber
qué es la Revolución, nuestra Revolución!

Desde las Revoluciones (Norte)Americana y Francesa, y desde la Revolución
Industrial Británica, muchos estudiosos hicieron serios intentos científicos
para explicar esos cambios sociales históricos momentáneos, que tuvieron lugar
en Europa y Norteamérica durante los siglos 18 y 19, y en Asia, Africa y América
Latina en el siglo 20.

En otros de nuestros ensayos tratábamos de explicar el concepto de “revolución”
en general, y la “Revolución Bolivariana” en Venezuela y América Latina en
particular. Aquí otra vez un resumen de los conceptos fundamentales.

El Concepto de “Revolución”

Para las tareas emancipatorias, después de la victoria electoral Bolivariana del
15 de agosto de 2004, es obligatorio saber lo que se tiene que hacer en el
futuro inmediato, saber de lo que se trata con la revolución social, con el
proletarianismo internacional y la emancipación de los trabajadores a escala
mundial.

Ahora, aquí un breve resumen del origen histórico de la revolución.
Enfatizaremos las ideas y los eventos históricos pertinentes, bajo cuya
influencia y guía ideológica Bolívar, Miranda, Rodríguez y Zamora estaban
luchando para iniciar la revolución, la liberación de América Latina.

Agustín Thierry (1795-1856), el historiador y escritor romántico Francés, vio el
desarrollo nacional como una lucha entre dos “razas” principales, los invasores
y los invadidos; Francois Pierre Guillaume Guizot (1787-1874), otro historiador
Francés, quien, entre 1829 y 1832 escribió la obra de 6 volúmenes “Historia
General de la Civilización en la Europa Moderna”, igual que Thierry, interpretó
las revoluciones sociales Europeas como luchas de clases sociales. Louis Adolphe
Thiers (1797-1877), Primer Ministro de Francia entre 1836 y 1840 y Presidente de
la Tercera República Francesa entre 1871 y 1873, un historiador Europeo
prominente de su tiempo, igual que Thierry y Guizot, formó parte de los
intelectuales respetados que inspiraron a Carlos Marx y Federico Engels en
desarrollar su teoría de la lucha de clases en la mitad del siglo 19.

Desde la “Reflexión sobre la Revolución Francesa” de Edmund Burke (1729-1797)
hasta los autores contemporáneos de la “teoría sobre el sistema” o "teoría
sistémica", “teoría de la modernización” o “teoría de la independencia” hay una
conexión histórica directa de intelectuales que habían intentado de explicar la
esencia y las leyes del desarrollo del “cambio social” o la “revolución social”.

Obviamente tenemos que estudiar este “proceso de la revolución mundial”, tenemos
que entender las raíces históricas metropolitanas de la Revolución Bolivariana.
De la manera contraria nos volvemos clavados a lo inmediato, al "carpe diem" de
la ideología y la reacción, por ejemplo, olvidamos que Jimmy Carter era un
presidente de los EE.UU. que participaba en todo tipo de conspiraciones y
sabotaje de posibles revoluciones en Haití, Nicaragua, etc. Ahora irónicamente,
el zorro corporativo está cuidando nuestros pollitos electorales democráticos
contra las intrigas golpistas de la "Coordinadora Democrática".

Los diferentes autores mencionados anteriormente, independientemente de su
ideología política específica, trataron de captar las múltiples causas,
pre-condiciones, estrategias, tácticas y consecuencias del “cambio social”
dentro de un tejido sofisticado de conceptos teóricos y categorías de la cátedra
de las “Ciencias Sociales”.

Especialmente desde el fracaso de la Comuna de París de 1871, muchas obras
radicales revolucionario-teóricas aparecieron a escala mundial. El fracaso de la
Primera Revolución Rusa de 1905 y el éxito de la Segunda Revolución Rusa de 1917
y luego el colapso de todos los “países socialistas real existentes”, había
elevado la problemática de la revolución a un lugar central dentro del campo de
la sociología política. Las diferentes revoluciones coloniales de los años 60
habían amplificado este problema y se formularon numerosas “teorías del cambio
social” por parte de los intelectuales no marxistas. Esto no quiere ser
sofistería acadámica sobre el concepto de la revolución, sino es una necesidad
práxico-teórica en función de evitar tergiverzaciones de la revolución social
real en Venezuela y América Latina.

Bien conocida es la “teoría de la revolución” de Chalmers Johnson (Revolutionary
Change, 1966) que se convirtió en el prototipo del modelo revolucionario para la
teoría “sistémica”. Intelectuales contemporáneos Marxistas como Ernest Mandel en
sus últimas obras criticaron estos modelos “burgueses”, que al fin y al cabo
intentan de mantener el status quo capitalista a escala mundial.

No obstante, la ciencia social “oficial” contemporánea igual no ayuda para
explicar los cambios sociales actuales o la Revolución en Venezuela, como
tampoco da esperanza para analizar las “nuevas guerras” de Bush, el “terrorismo”
y el evento de las “Torres Gemelas”. Aún ambas fuerzas, las revoluciones y las
guerras, pertenecen a los fenómenos históricos principales de los siglos 20 y 21.

Actualmente, como podemos testimoniar en Afganistán, Irak y Venezuela, las
guerras, revoluciones y contrarrevoluciones sacuden al mundo contemporáneo y aún
todavía no son sujetos definidos de una cátedra específica como la es la Ciencia
Política en nuestras universidades. Así que urgentemente hay que incluir la
cátedra “Revoluciones Sociales del Siglo 21” en todas las Universidades
Bolivarianas de Venezuela y de América Latina.

Actualmente esos son tratados como subordinados de varias materias “importantes”
como lo son “Relaciones Internacionales”, “Historia del Pensamiento Político” o
“Sistemas Políticos Contemporáneos”. Muchas veces, estudios en esta dirección,
por ejemplo un curso en “Práxis-Teoría Revolucionaria” serán descartados en la
mayoría de las universidades nacionales de la misma manera, que la Teología
declaró tabú a las Ciencias Naturales durante la Edad Media en Europa.

Sin embargo, conceptos como “ideología”, “práctica”, “revolución”,
“contrarrevolución”, "emancipación" y "creación", científicamente son muy
difíciles de determinar, especialmente cuando se utiliza el método de la lógica
formal, que ha dominado al mundo desde Aristóteles. Esos fenómenos poseen la
característica esencial de ser incompletos, dependientes de un proceso y
anticipatorios, siendo estos características que no son compatibles con la norma
de conceptos generalmente fijadores, asignándoles significados absolutos de
manera A = A, un árbol es un árbol para siempre, no importa los cambios que
ocurrirán. En nuestras instituciones de la educación mayor aquí en Venezuela,
tenemos que desarrollar nuevos métodos, una Nueva Lógica, para entender a
nuestra Nueva Revolución Bolivariana, una Ciencia y Filosofía que transcienden a
la Lógica Formal y la Dialéctica.

Cuando la verdadera teoría científica trata de explicar procesos mundiales como
las revoluciones, una y otra vez verifica las agudas deficiencias de las
visiones idealistas y religiosas de la historia y la vida humana en general.
Aún, a pesar de que ya al comienzo del siglo 19, hace 150 años, el filósofo
objetivo idealista alemán Georg Friedrich Hegel (1770-1831) había descubierto el
método dialéctico del razonamiento lógico, la mayoría de los académicos de la
ciencia social moderna, todavía hoy, separan la práxis científica de la teoría
filosófica, de la misma manera que lo hizo Aristóteles (384-322 A.C.)
lógico-formalmente.

La Revolución Bolivariana no necesita ideologías y prácticas obsoletas; en la
post-Batalla de Santa Inés tiene que generar su propia Ciencia y Filosofía, su
propia Práxis y Teoría, sus propios Actos y Pensamientos. Ya se hizo bastante en
esta dirección, pero todavía falta tanto por hacer, tan poco se ha hecho (esto
es una verdad fluyente, formulada por el archi-imperialista, Cesil John Rhodes,
del siglo 20).

La Génesis del Concepto de “Revolución”

Así que en Venezuela, igual que en otras partes, existen suficientes razones
sociales para re-considerar, re-evaluar y re-definir el concepto de re-volución.
Esto no es un empeño científico fácil. Recientemente la revolución es tema
central de fenómenos que conocimos como “socialismo”, “comunismo” o
“Marxismo-Leninismo”, y esos asuntos no son muy queridos en el mundo Occidental
capitalista. Han sido dibujados como Dráculas o Frankensteins. Los intelectuales
burgueses de la mitad del siglo 18 Rousseau, Voltaire o Montesquieu estaban muy
bien familiarizados con el feudalismo y el Catolicismo Romano, los entonces
archi-enemigos del capitalismo en su lucha de poder política e ideológica. Esto
es la razón del por qué la clase burguesa era revolucionaria y históricamente
podía tener éxito.

Las dos llamadas revoluciones “clásicas”, la Revolución Francesa de 1789 y la
Revolución de Octubre de 1917, ambas han introducido los primeros niveles de
nuevos modos de producción intra-sistémicos antagónicos, el capitalismo y el
socialismo respectivamente. Hoy sólo pueden explicar limitadamente las raíces de
las causas, las dinámicas sociales, las latencias históricas y las tendencias de
la revolución mundial social actual, cuya vanguardia se forma en América Latina,
en Cuba y Venezuela y por las luchas obreras heróicas en Bolivia, Argentina,
Brasil, Ecuador, etc.

Los conceptos y las categorías obtenidos de los análisis críticos de las
sociedades industrializadas modernas altamente desarrolladas no se pueden
aplicar directamente a los países en “desarrollo”; de manera similar, cum grano
salis, para nada se pueden usar conceptos clásicos Marxistas de explotación,
clase o imperialismo para explicar eficientemente las realidades “tercer
mundistas” actuales.

Esto fue demostrado mejor en el conflicto entre los autores Marxistas
latinoamericanos de la “dependencia” y los intelectuales “neo-Marxistas” de los
años 60 y 70. También la aplicación de las tácticas y estrategias de la guerra
de guerrillas obtenidas en China, Vietnam o Cuba a las condiciones
revolucionarias metropolitanas por la “Facción del Ejército Rojo” en Europa
Occidental, había resultado en situaciones emancipatorias desastrosas. Tambien
el "pez en el agua" oriental del siglo 20 no es necesariamente la misma
"merlusa" actual en las costas de Venezuela.

Desde los años 60 existe una discusión internacional apasionada, especialmente
introducida por Herbert Marcuse, en cuanto a la localidad del presente sujeto
revolucionario en la lucha mundial emancipatoria. El problema es tanto más
serio, porque – al menos durante las últimas décadas – el proletariado de países
altamente industrializados, como Alemania o los EE.UU. no había cumplido con su
tarea revolucionaria histórica, como fue originalmente anticipada y
esperanzadamente especificada por la teoría revolucionaria Marxista; tiene más
que perder que sólo sus “cadenas”, por lo menos esto lo “cree”.

Aquí en Venezuela, los Bolivarianos tienen todo que perder, en caso de que el
fascismo global intervendría y tendría éxito en instalar el cenagal beligerante
de Afganistán o Irak. La “Revolución” igual que la “Democracia” es un invento
burgués capitalista y un arma de destrucción masiva global. La emancipación, el
éxodo del modo de producción capitalista, es una necesidad proletaria global,
una conditio sine qua non para la Revolución Bolivariana.

Ahora, investigaremos la génesis de la “revolución” mundial misma. En la Edad
Media tardía, la palabra “revolución” apareció en Europa. Era la formación del
sustantivo proveniente del verbo latín, revolvere, significando “revolver”, por
ejemplo para explicar la rotación de la luna en su órbita circular. San Agustín
lo utilizaba en el sentido de “reencarnación”, en su batalla religiosa contra
los paganos que creían que el alma “rota” repetidamente a través de diferentes
“cuerpos” hasta que ésta se purifíque. Para Dante, “revolutio” es el movimiento
cambiante del sol, de las estrellas y los planetas. Así que hasta el siglo 15,
el concepto “revolutio” era en su esencia todavía un concepto pre-político
astronómico.

Después vino el descubrimiento burgués-capitalista de los científicos naturales
Copernicus (1473-1543), Galileo Galilei (1564-1642) y Sir Isaac Newton
(1642-1727), quienes dieron al concepto una connotación físico-política. Los
astrólogos del siglo 17 creían que a través de las posiciones de los cuerpos
celestes - del horóscopo - podrían predecir el destino de los príncipes
feudales, que les pidieron consejos antes de ir a una guerra. Este método
pre-científico se usa todavía en nuestro tiempo en nuestros medios masivos
nacionales e internacionales y en los horóscopos, para determinar los patrones
de conducta de los trabajadores asalariados en el capitalismo moderno.

No obstante, desde el siglo 17, la gente creía que los eventos políticos
dependían de fenómenos físicos. Pensaron que las acciones políticas estaban
encerradas dentro del campo magnético de las fuerzas de la naturaleza. Esto
claramente era un paso revolucionario burgués, fuera de la noción idealista,
religiosa, donde la Providencia determina la conducta humana.

Galileo hasta creía que las rotaciones de la tierra causan accidentes y
contingencias en la vida humana. Desde entonces, el prefijo “re-“ no sólo
significaba una simple repetición, sino también contenía la idea de la
destrucción. Actualmente, los EE.UU. nos muestran lo que es la “destrucción
masiva revolucionaria corporativa”. La revolución ahora incluyó este nuevo
elemento, que se encontró fuera del alcance de la arbitrariedad, del cálculo y
la planificación humana.

La palabra “revolución” recibió su connotación política en la génesis del
capitalismo mismo. Originó en los ciudades-estados septentrionales de Italia,
donde el capitalismo se desarrolló en forma embriónica. Palabras tales como
“rivoltura” y “rivoluzzione” fueron usadas para describir serias revueltas
sociales o descontento popular. Lo que esas palabras significaban exactamente,
se puede comparar con el entender político presente del “alboroto social” o los
“eventos turbulentos” en asuntos de carácter doméstico o extranjero. Claro, los
actuales intentos de golpe político, el sabotaje económico y la conspiración
constitucional en Venezuela involucran a la contrarrevolución global.

La Teoría Revolucionaria Marxiana

Expondremos brevemente la esencia de la teoría revolucionaria obrera marxiana,
para entender, por qué la Revolución Bolivariana no es Marxista ni es anti-Marxista.

Marx evolucionó su teoría de la revolución en los años 1840-1844 y ésta tenía la
intención de ser un programa para la revolución burgués-democrática, entonces
retrasada en Alemania. El retraso histórico alemán, comparado con sus vecinos
Occidentales burgueses (Inglaterra y Francia), le ofreció un chance histórico
único a la revolución social Alemana, no sólo para completar la “emancipación
política” que se había producido por la revolución jacobiniana en Francia, sino
hasta para sobrepasarla en una “emancipación humana”, que llegaría tan lejos
como para superar la contradicción entre citoyen y burgués. Para razones
históricas esta superación emancipatoria también vale para la Revolución
Bolivariana.

En clarificar la pregunta por el sujeto de tal revolución, Marx no sólo pasó la
línea del ideólogo burgués radical al teórico proletario de la revolución
socialista, sino también del socialismo utópico al socialismo científico, hecho
que para sí sólo es susceptible de cruzar el puente de la práxis que
necesariamente tiene que vincular la crítica del presente con la utopía concreta
del futuro, y de actuar la “alianza de los hombres pensantes y sufridos”, que
liberará la sociedad humana de las cadenas del modo de producción burgués y por
lo tanto del sistema de clases a escala mundial.

Dos partes están unidos para encontrarse en una alianza temporal impulsada por
la revolución, aunque difieren en su actitud política básica hacia esta
revolución: “una de tipo pequeño-burgués que apunta a lograr y terminarla, y una
proletaria que la empuja hacia adelante hasta que todas las clases que más o
menos poseen propiedad privada, han sido exprimidas de la autoridad, el poder
ejecutivo ha sido arrebatado por el proletariado, y las asociaciones de los
proletarios no sólo en un país sino en todos los países líderes del mundo serían
tan adelantados (...) que al menos las fuerzas de producción decisivas
estuvieran concentradas en las manos del proletariado” (Véase: Marx y Engels,
“Discurso de la Autoridad Central a la Liga”, marzo 1850).

Esta postulación de permanencia para la revolución proletaria (una idea que
luego fue profundizada por León Trotski en su “Teoría de la Revolución
Permanente”), fue al mismo tiempo la plataforma política común de la “Liga de
los Comunistas” y de los “Blanquistas”. Aquí es relevante, que la Revolución
Bolivariana históricamente está continuando esta tradición de la Revolución
Mundial Permanente.

El “Manifiesto Comunista”, Marx y Engels

En el “Manifiesto Comunista”, Marx y Engels se dirigieron al “proletariado” en
la tercera persona, por lo tanto un poquito distanciado. También, dirigiéndose a
los “comunistas” mismos, utilizaron la apelación de la conclusión del
“manifiesto”: “¡Trabajadores del Mundo, Uníos!” El Manifiesto de Marx y Engels
de 1848 no se dirigió directamente a los proletarios a escala mundial, sino fue
formulado para el proletariado Europeo. No obstante, aplicado a las condiciones
capiatlistas globales actuales del llamado "Tercer Mundo", tiene plena vigencia
revolucionaria.

Cabe destacar, que para ellos, revolución no tenía nada que ver con
conspiración, con activismo ciego o Blanquismo. Fue una transformación social
que hizo época y que se convirtió en algo históricamente necesario a nivel
mundial, y cuya tarea fue erradicar las relaciones explotadoras basadas en la
economía de las clases burguesas. La posibilidad de una revolución social
primero tiene que ser teóricamente derivada de las condiciones objetivas de la
ley de acumulación de capital, luego probada científicamente, sólo así se podían
formular correctamente las ideas en cuanto a la organización y la defensa de la
revolución. Esto significa que una teoría revolucionaria primero tiene que ser
desarrollada desde las condiciones específicas, luego tiene que ser probada
científicamente en la práxis revolucionaria a través de la organización activa
de las clases obreras. Ciertamente nosotros, los Bolivarianos, tenemos que
estudiar la lección mencionada anteriormente muy cuidadosamente.

Los Cinco Postulados Principales de la Teoría Revolucionaria Marxiana

Revoluciones Sociales sólo son posibles, cuando existe un sujeto histórico,
cuyas necesidades concretas son articuladas tan claramente, que la teoría
revolucionaria parece como la expresión más adecuada de esas necesidades. Las
revoluciones sociales son “reales” y “totales” y tienen que tener un carácter
internacional. Por eso, este sujeto histórico tiene que ser la vanguardia de la
Revolución Bolivariana actual en Venezuela.

En cuanto a la revolución social alemana de la mitad del siglo 19, sólo tendría
éxito si la “burguesía”, en alianza con el Estado, llevaría a cabo la revolución
política; esto, por un lado, haría posible la continuación de la concentración
del capital y por otro lado la pauperización del proletariado en desarrollo; por
eso el conflicto central entre las fuerzas de producción y las relaciones
productivas alemanas al fin alcanzará un nivel agudo y crítico, creando las
condiciones históricas reales para la revolución social proletaria alemana. Aquí
se ve el secreto de la lucha de clase global actual en Venezuela.

Revoluciones sociales sólo pueden ocurrir frente a una crisis económica
universal, en la cual la estructura antagónica de una sociedad de clase burguesa
se vuelve clara como el sol para cada obrero consciente. Esto fue el caso en
Venezuela después de la masacre de 27 de febrero de 1989 (El Caracaso) y
continua con la Batalla de Santa Inés. En situaciones como esta, las dos (o más)
clases principales de la sociedad capitalista se confrontan una a la otra
abiertamente. La crisis mundial de 1847, para Marx y Engels fue la verdadera
base económica de las revoluciones Europeas de “Febrero” y “Marzo” de 1848;
también el periodo de relativa prosperidad económica de 1849-50 fue la base
económica de la reacción política Europea a comienzos de los años 1850.

Una pre-condición para revoluciones sociales, es un nivel altamente desarrollado
de la revolución industrial. Esto crea un proletariado altamente organizado y
experimentado, que puede rebelarse de manera unida y disciplinada, como una
“clase para sí misma” que es capaz de superar la sociedad de clases capitalista.
Obviamente, esta tarea de la Revolución Francesa, la industrialización, es parte
del proyecto de la Revolución Bolivariana, en la cual la clase obrera petrolera
está jugando un papel revolucionario central.

En conclusión, este concepto Marxista de revolución no sólo tiene validez en
sociedades industrializadas capitalistas altamente desarrolladas. Un
prerrequisito es una teoría comprensiva del desarrollo social. Este concepto
mantiene que la revolución proletaria social es inevitable a escala mundial
histórica, y la manera cómo, cuándo o dónde ocurren las revoluciones sociales no
se puede determinar abstractamente, sino en base de unas condiciones específicas
históricas, económicas, políticas, sociales y culturales.

Ciertamente nosotros, como revolucionarios Bolivarianos, deberíamos disfrutar el
alimento emancipatorio para el pensar y la acción mencionado anteriormente.
Definitivamente, Marx era el primer pensador que describió la esencia de los
cambios sociales fundamentales como el resultado de la contradicción entre las
fuerzas de producción en desarrollo y las relaciones productivas obsoletas. En
una cierta fase del desarrollo, las fuerzas sociales materiales de producción
contradicen las existentes relaciones productivas, es decir, las relaciones de
propiedad dentro de las cuales se desarrollaron hasta entonces. Siendo
originalmente formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones
productivas ahora se convierten en las cadenas de las mismas. El resultado es
que empieza una época de revolución social. Por lo tanto se entiende que no es
posible una revolución emancipatoria proletaria dentro del sistema capitalista
burgués democrático corporativo.

Marx explicaba que un modo de producción nunca desaparece antes de que todas sus
fuerzas productivas estén desarrolladas. Nuevas y más altas relaciones
productivas nunca aparecen antes de que las condiciones materiales de
existencia, necesarias para su llegar a ser, todavía no estén presentes ya en
forma embriónica dentro del viejo modo de producción. Esto quiere decir que el
modo de producción capitalista mismo está desvaneciendo y por consiguiente ubica
al ALBA y MERCOSUR en una nueva perspectiva contemporánea global.

Revolución es caracterizada como un proceso, como una época. Generalmente se
necesita la "violencia emancipatoria", la autodefensa legítima, para romper la
vieja cáscara del huevo, en función de dar a luz a las nuevas fuerzas
productivas o creativas. Pero la violencia no es necesariamente un sine qua non
para la revolución social. Correctamente los Bolivarianos hablan del “proceso”
revolucionario hacia la "paz social" en Venezuela.

El concepto de revolución como proceso está confrontado con el concepto acción,
con la revolución política. Este acto político, en el pasado, prácticamente no
ha ocurrido exactamente en el punto, donde la concentración de las nuevas
fuerzas productivas entró en contradicción con la cáscara del huevo de las
relaciones productivas obsoletas. En este sentido, la Revolución de Octubre era
prematura y la revolución en los Estados Unidos está demasiado retrasada. En
Venezuela, la revolución política tiene que captar su revolución económica, su
base material, PdVSA.

Marx y Engels opinaban que la revolución socialista tendrá lugar simultáneamente
en todos los países “civilizados” altamente industrializados, por lo menos en
Inglaterra, EE.UU., Francia y Alemania. El mundo “no civilizado” automáticamente
será obligado a aceptar el modo de producción socialista. Sin embargo, la
Revolución Mundial, que comenzó en octubre de 1917 y que colapsó con la “caída
del muro de Berlín”, no ha tomado el rumbo pronosticado por Marx y Engels. Es
evidente que dentro de la “teoría de la revolución” Marxiana no puede haber un
modelo de revolución generalmente válido y pragmático. Tampoco existen
revoluciones “clásicas”.

Un factor común de todas las revoluciones es que las condiciones sociales
explotadoras se han vuelto tan insoportables para las masas de la gente
trabajadora, que la mayoría de ellos están dispuestos de poner en juego sus
vidas, en rebeldía contra los gobernantes, que ya no son capaces de resolver los
ardientes problemas sociales. Precisamente esto pasó en Venezuela: la lucha
obrera contra el puntofijismo y el “neo-liberalismo”, es decir, contra el
Fascismo Mundial.

El único factor claro es, que con la Revolución Bolshevique de 1917 comenzó la
época de la revolución social entre el capitalismo y el socialismo, en otras
palabras, comenzó el proceso de la revolución mundial, y que ahora este continúa
con la Revolución Bolivariana.

Esta Revolución Mundial que se refleja en la severa crisis internacional actual
del capitalismo corporativo a escala global, tiene como elementos importantes la
revolución tecnológica científica, el desarrollo rápido de los medios de
producción y de las fuerzas productivas y la lucha emancipatoria de las naciones
a escala global, las cuales han llegado a ser socialmente conscientes de los
peligros inminentes del capitalismo-imperialismo para su propia existencia y la
sobrevivencia de la humanidad.

La relevancia de lo anteriormente dicho para la Revolución Bolivariana dentro
del contexto de la Revolución Mundial, ya la había enfatizado Lenin cuando dijo:
sin teoría revolucionaria no hay revolución social. Y no dijo sin ideología, a
pesar de la temprana confusión sobre ideología “socialista” o “proletaria”. La
corrupción del mejor siempre es la peor corrupción, por eso son muy necesarios
la precisión de los conceptos científicos Marxianos y nuestra propia cosmovisión
en nuestro tiempo. Lo mismo vale para conceptos diarios como “socialismo”,
“democracia” y “revolución”.

Sin embargo hay una contradicción principal, que muchas veces se olvida con el
calor político y el polvo revolucionario de la lucha de clases, la contradicción
entre la Naturaleza y la Sociedad. Ya el “joven” Marx enfatizó la necesidad de
la verdadera naturalización del Hombre y la Humanización de la naturaleza. Si no
alcanzamos esto - que tiene que ser uno de los objetivos principales de la
Revolución Bolivariana - entonces nunca lograremos el salto dialéctico, la
transcendencia cualitativa del “reino de la necesidad” al “reino de la
libertad”, donde el homo sapiens sapiens puede volver a sí mismo, es decir, al
dios en realidad, que para tantos miles de años había sido proyectado hacia los
cielos, como una simple fantasía humana sagrada y un sueño diurno utópico.

Después del 15 de agosto de 2004, en Venezuela, la Revolución significa la
Práxis-Teoría, significa: “¡La Lutta continúa!”.


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Franz J.T. Lee


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