Si sobre el Guri cayera agua como en Aporrea han “caído” quejas por la salida de Samán del Ministerio de Industria y Comercio, la crisis energética que vivimos, se solucionaría en un abrir y cerrar de ojos.
No es nuestra intención el cuestionar la decisión del Comandante Presidente, él tendrá sus razones. Lo que si haremos es expresar nuestro agradecimiento y solidaridad con un camarada que ha dado ejemplo de lo que significa ser un empleado público.
Es precisamente sobre el ejemplo de Samán, sobre el cual pretendemos hacer una reflexión en esta oportunidad.
¿Por qué el pueblo venezolano se expresa del ex ministro de la forma que lo hace? ¿Por qué tantas demostraciones de afecto y solidaridad? ¿Por qué tanta frustrachera por su salida? ¿Por qué con tantos cambios en el gabinete, a lo largo de estos 11 años, éste ha generado la reacción que conocemos entre los chavistas?
Las manifestaciones del pueblo son una clara demostración de reconocimiento a la labor del ahora ex ministro. Si cada vez que el Presidente cambiara un ministro, se produjera la reacción que se ha producido con la salida de Samán, ya la revolución estría consolidada; pues ello significaría que el funcionario removido cumplió a satisfacción del pueblo con sus responsabilidades.
Ministros van y ministros vienen y el pueblo pareciera ni enterarse ¿Por qué será?
Samán se metió en el corazón del pueblo a punta de trabajo, eficiencia, transparencia, humildad y acción revolucionaria. Si cada ministro fuera un Samán muchos serían los tragos amargos que como pueblo nos habríamos ahorrado.
No pretendemos aquí cuestionar las acciones de ningún ministro, pero si invitarlos a que se vean en el espejo que dejó Samán. Si quieren ayudar al Comandante y quieren apurar el paso en esta revolución; allí tienen el ejemplo a seguir. Métanse en el alma del pueblo; gánense el cariño de la gente; consigan el respaldo de la masa; sean ejemplo revolucionario, pero háganlo usando el método que en esta revolución patentó Eduardo Samán.
ALEXIS.ARELLANO@pequiven.com