A la memoria de José Picans (panameño)

Epidemia de cinismo en Panamá


El estrecho de Panamá separa los Océanos Atlantico y Pacífico, dos de los mares más transitados. Panamá queda en el mismo centro de esta patria mayor, y en Panamá debe colocarse en los faros más altos de sus costas una bandera amarilla, para prevenir a los viajeros de que el brote de cinismo no tiene todavía vacuna que lo prevenga y puede llegar a ser contagioso.

Los últimos acontecimientos emprendidos por la presidenta Mireya Moscoso, están cerca de un record en la triste lista de actos vergonzosos que asolan nuestra época. Pensaba en algún otro que manifieste de manera tan vulgar la falta de pudor de un presidente. No sé, se me ocurría la simpática historia de la medallita de Aznar. Por cierto de manera muy, pero muy casual ambos emparentados sentimentalmente con los “luchadores anticastristas” de la Florida. Parecería que en esa región del mundo está despenalizada la desfachatez, la incultura y el servilismo con la Casa Blanca, que de blanca no debe quedarle ni la pintura.

El decreto 317 de fecha del 25 de Agosto, donde se indultan a cuatro asesinos conocidos, es un decreto sin precedentes. Todavía no me alcanza la calma para sacar conclusiones útiles a este hecho que hará de Panamá una vergüenza para Latinoamérica. Esta misma Latinoamérica, que de manera ejemplar disertó el 15 de Agosto sobre la verdadera democracia y llevó a millones de ciudadanos venezolanos a sentirse parte de un Proyecto. Sigo pensando que la figura jurídica del Referendo Revocatorio puede marcar pauta en el bendito sistema de tres poderes. Es en fin de cuenta ofrecerle oportunidad a ese cuarto poder del que nadie nunca se acuerda, y para el cual se supone que inventamos todos los esquemas de gobierno: el pueblo.

Y el pueblo de Panamá. ¿Es que está impotente ante tanta malicia? ¿A tanto han reducido a ese pueblo? No, no lo creo. La figura legendaria de Omar Torrijos puede ser una vacuna, y los panameños son tan víctimas como lo somos nosotros.

Al pueblo de Panamá lo tengo en casa: El abuelo de mi hijo José Julián fue panameño. Fue un miembro activo de la organización juvenil que se opuso en la zona del canal a la Guardia Nacional en aquella ocasión que murieron cerca de 50 estudiantes. Y no sólo luchó en Panamá, el que hubiese sido mi suegro dio la vida en la Habana durante un accidente aéreo por salvar la vida de los estudiantes de la escuela militar Camilo Cienfuegos por donde sobrevalora su nave en el momento del accidente. Enlaces del destino: Su nieto estudia exactamente en esa escuela. Rezo porque la sangre de ese valiente representante del pueblo de Panamá corra audaz por las venas de mi hijo. Rezo porque siga existiendo el espíritu de altruismo y valentía que albergó el alma de este hombre por salvar a coste de su vida la vida de miles de estudiantes.

Estudiantes en los que no pensaron todo este conjunto impúdico de delincuentes. Estudiantes al que considerarían después del magnicidio de Fidel “daños colaterales”. Estudiantes en los que tampoco la presidenta de ese país pensó al indultar a sus potenciales asesinos para recibir sonrisas, quizás algo extra, de la Mafia que ensucia a la Florida con sus prácticas. Pero veamos atrás. Posada Carriles por ejemplo fue responsable directo de la muerte en pleno vuelo del avión de cubana, que traía desde Barbados 73 personas; Gaspar Jiménez fue el asesino de un técnico cubano de la pesca; Guillermo Novo fue el que asesinó al canciller Orlando Lettelier en Washington. Y Pedro Rodríguez asesinó al diplomático cubano Félix García; otro desastroso 11 de septiembre. Esto por supuesto entre otros pequeñas irregularidades como son el tráfico de drogas y explosivos, entrenamiento a mercenarios, y sobre todo la impunidad con que la que se llamaban a sí mismos luchadores por la libertad.

Dos guerras han estremecido al mundo por capturar a Bin Laden. A estos, no menos terroristas, los liberan de la cárcel entre risas y mensajes en el gentil contestador de la Embajada norteamericana en Panamá. Nos hacen dudar mucho de las intenciones de extirpar el terrorismo.

No los extraditaron por temor a la pena de muerte. ¡Ja!. Claro, La Habana es uno de los nodos del Eje del mal internacional, un oscuro lugar del mundo. (Pues sí oscuro lugar, mientras la actual Casa Blanca sea así... blanca prefiero vivir en un oscuro lugar). Los esgrimistas cubanos en 1976 eran de seguro terroristas por haber ganado muchas medallas. Y el diplomático cubano por ir andar con su hijo, y Lettelier por servir a un gobierno legítimo. Pinochet, quien ordenó asesinar al embajador chileno es un tierno ancianito, buen abuelo sin dudas, sobre todo por desaparecer en las más atroces condiciones a decenas de miles de hermanos, robar niños , cortar manos y tratar de apagar las luces y el color de un pueblo nuevo al que asesinaron en masa otro 11 de septiembre. Mis compatriotas muertos en la aeronave no pudieron siquiera disponer de un tribunal que los condenara por asistir a un evento deportivo, ni tuvieron cárceles de lujo, ni una sonrisa ni un acto de piedad a sus restos despedazados y quemados en pleno vuelo. Por ellos y sus familias la señora Moscoso no derrama una sola lágrima, ni para el turista italiano que solicitaba un café o un mojito en el hotel Copacabana. No, para ellos no hay tribunal, ni leyes, ni condolencia, ni siquiera una mención. En Cuba existe la pena de muerte establecida en el código penal. También existe por cierto un blanco y dulce paraje en la ilegal base norteamericana de Guantánamo donde los presos y el mundo hubiesen preferido sin dudas algún código penal, con todo y la pena de muerte.

Mis cinco hermanos presos en cárceles norteamericanas bajo penas impresionantes, por luchar contra el terror y la muerte, no serán indultados por ese gobierno Es más: son víctimas de los más atroces atropellos y humillaciones. La sociedad capitalista se retuerce bajo los influjos de una anemia moral inédita. El espejo de Alicia gira y gira y seguimos caminando pata arriba.

Sino fuera desgarrador merecería un ataque de risa tanta incultura y tantas palabras incoherentes lanzadas al mundo de voz de la presidenta de un país hermano.

Hermano como son sin dudas todos los países del mundo entre sí, al margen de tanto empeño por tratar de separarnos. El pueblo español no se merecía Aznar. El pueblo de mi suegro no se merece ser representado por la Sra. Moscoso.

Dice un viejo proverbio que Dios los cría y el Diablo los junta. ¿Pero de quién es colaboradora la Moscoso? Es colaboradora del capital corrupto del sistema imperialista norteamericano. No sería serio pensar que este tipo de presidentes en nuestros países son una excepción del sistema del capitalismo internacional. La Moscoso representa la burguesía nacional manejada económicamente por el imperialismo. Tratar por separado la mafia de Miami, el departamento de estado norteamericano y las aberrantes burguesías nacionales que se mezclan el capital internacional, es una infantil aventura.

La OEA es un colaborador del Departamento de Estado. De manera inconcebible critica las elecciones en Venezuela y a la CNE. Hay una sola alternativa viable si queremos librar estas tierras de estos males. Si de algo nos sirve, el enemigo va perfilando su imagen con mucho detalle, sus conexiones, y sus métodos son cada vez más torpes.

Y ahí están los pueblos y las organizaciones sociales enseñando sus intenciones. A los dirigentes honestos la realidad los irá llevando a la disyuntiva clásica de Hamlet e irán definiendo de manera precipitada sus compromisos.

El irredento y revolucionario pueblo de México, por ejemplo, llena su ciudad con centenas de miles de personas que deciden que no olvidarán aquellos tiempos de gloria. Y ahí está su alcalde que tiene en sus manos la posibilidad de representar otro salto imprescindible para América y el mundo. De nuevo la derecha, cada vez más cómplice con los bajos instintos, trata de extirpar este destello del gigante norteño.

Moscoso sólo le ha sido fiel a sus 400 millones de dólares, los cuales sin dudas le parecen poco, ha traicionado a un pueblo hermoso, con posibilidades reales de ser próspero y útil.

Este indulto es una bofetada a la decencia humana. Una más que se suma a las fotografías dantescas de las cárceles iraquíes. Y otras que los conservadores colectan ante los ojos atónitos del mundo.

Las vanguardias políticas de izquierda, lo que deberían ser nuestros verdaderos partidos, van a tener que crecer, juntarse, y salir a las calles. Hemos perdido el habla y es hora de salir del espasmo.

“Mucho daño hace en este mundo la cobardía; mucho la indecisión; mucho la lírica gubernamental, y la política importada” apuntó Martí al referirse a los acordes reformistas e hipócritas del autonomismo en Cuba.

La revolución es el único camino para la verdadera integración, dignidad y justicia de nuestros pueblos. “Los males no se curan con linaza”, a decir de Martí.




¡NUESTROS SUEÑOS NO CABEN EN SUS URNAS!


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Celia Hart / Rebelión


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