Los marginados de todas las categorías son hoy en Venezuela quienes dirigen la empresa de la liberación total de la burguesía. Los movimientos de jóvenes, de mujeres, de militares del pueblo, de grupos étnicos oprimidos, las mayorías reprimidas, pues.
Sí, son los excluidos, los marginados de toda índole, los réprobos y los olvidados de nuestra sociedad quienes se han convertido en la vanguardia de la Revolución Bolivariana, que tiene como líder indiscutible del proceso, a un hombre nacido del pueblo pobre, el Comandante Hugo Chávez Frías.
Ahora bien, un buen número de venezolanos palpa que la revolución que está en marcha tiene sus contradicciones internas, lo cual, después de todo, es un hecho normal en cualquier proceso de cambios.
En ese sentido, el pueblo está claro en que el oportunismo enquistado en el proceso bolivariano es una de las principales contradicciones que ponen en peligro la revolución. Y está consciente, además, de que una nueva burguesía ha brotado desde adentro de la propia revolución y cuyo pensamiento tiende a ser dominante en los actuales momentos; por cierto, que ya en Venezuela y en el resto del continente latinoamericano ha comenzado a desmenuzarse una interrogante: ¿Se está descarrilando la locomotora bolivariana del camino popular de la revolución?
En ese sentido, el pueblo entiende que no va a esperar mucho tiempo a que le den poder, sino que va a ir por lo suyo y saldrá a conquistarlo a cualquier precio (hay experiencia acumulada), por eso está en sintonía con la tesis de la revolución dentro de la revolución. Entonces la tarea inmediata de los revolucionarios será resolver esa y otras contradicciones para hacer triunfante su revolución.
¡Es la hora de la crítica y la autocrítica! Se le oye decir a los sectores de izquierda más radical que hacen vida en el proceso bolivariano. Sin embargo, este método clásico de la dialéctica marxista vivió un fuerte trauma cuando se le ahogó en los días de la nominación de los candidatos a gobernaciones, a alcaldías y a legislaturas regionales para las próximas elecciones de octubre: "Él que no esté de acuerdo con los candidatos "escogidos" que se vaya con la oposición". Una frase que a la luz del día de hoy no ha sido tragada del todo.
Y en medio de ese cuadro político nos corresponde a quienes creemos que las contradicciones de clase deben ser resueltas con una revolución autentica, solucionar y trazar urgentemente de manera despejada y transparente el problema de la construcción del Poder Popular.
Esto significa construir el poder político, el poder social, el poder de las masas y el poder militar mismo de la revolución. Y cuando hablamos del Poder Popular hablamos de un contrapoder de clase que va madurando desde una situación desfavorable hasta hacer posible la construcción plena de su poder.
El Poder Popular no es un concepto que pueda definirse con pocas palabras, es todo un complejo de acciones, ideas, actitudes individuales, que se proyectan a los colectivos y que impactan a la sociedad en función de la estructura económica y de la superestructura política, jurídica, social, filosófica y militar; pero también en su contraparte: lo cotidiano, la actitud diaria en la familia, las relaciones sociales individuales, la escuela, el trabajo, el pueblo, la comunidad, el barrio... El Poder Popular debe expresarse en todos los aspectos de la vida social, económica, política, moral y psicológica de los individuos y de la sociedad venezolana.
El Poder Popular debe ser la estrategia; de hecho, es una parte sustancial de ella, es una herramienta viva, dinámica, en constante proceso de ajuste, crítica y autocrítica, dialéctica, sin esquemas ni clichés y flexible desde el punto de vista del desarrollo político y económico (sobre todo el económico) tanto de la sociedad como del movimiento social mismo, los cuales son muy desiguales en nuestro país.
De allí que el pueblo sienta que las ruedas de negocios articuladas con empresarios argentinos, brasileños, colombianos y venezolanos no son para él. Ir a la Isla de Margarita para participar de esta dinámica económica tiene un costo superior a los 300$; y quién de nuestro pueblo pobre posee esa cantidad de dinero.
La estrategia que proponemos debe ser capaz de enfrentar a la estrategia integral de los imperialistas y derrotarla (porque nadie pone en duda que la estrategia de los capitalistas oligarcas en Venezuela ha sido diseñada en los más altos niveles militares de la capital estadounidense). Por eso la flexibilidad en cuanto a la utilización de todas las formas de lucha posibles, en pocas palabras, el Poder Popular como estrategia del pueblo, debe ser integral.
Es indispensable que en el capitalismo vayamos construyendo un proceso de organización independiente, con ideología clasista, que el pueblo venezolano poco a poco se apropie de la autonomía para producir, administrar, planificar la producción, distribuir y comercializar los productos de la tierra y de la fábrica. Este proceso en toda su complejidad es la base material sobre la cual se podrá levantar la economía de la nueva sociedad una vez destruido el capitalismo.
Pero en sí mismo el Poder Popular es una revolución, es un proceso de cambio que se origina en la ideología de los individuos, en su manera de pensar y de actuar en los aspectos más simples de su vida hasta en aquellos que tienen que ver con su comportamiento en el conjunto de la sociedad.
El Poder Popular es una revolución en cuanto a que forma relaciones productivas y comunitarias diferentes, contrapuestas al capitalismo. Pero no nos engañemos (como lo hicieron los chilenos) por muy desarrolladas que éstas formas productivas y comunitarias estén en su conjunto no se destruye la forma de propiedad de la sociedad capitalista; en este sentido el Poder Popular tiene un límite, y no debe rebasar este límite sino a condición de estar preparado para el siguiente paso; así la revolución se profundiza, el Poder Popular se hace más completo y varía la correlación de fuerzas a su favor.
Revolución y Poder Popular van juntos y finalmente la revolución en su momento de insurrección de masas será posible si unimos las condiciones de ascenso del movimiento revolucionario, de consolidación del Poder Popular con una crisis económica, política, social y militar de la clase dominante. Dicho en palabras de Lenin: "Para tomar el poder no basta con que los de abajo quieran, sino también con que los de arriba no puedan. Pero a la inversa, puede ser que los de arriba no puedan y los de abajo no quieran, porque su proceso organizativo no es suficiente para tomar el poder".
El Poder Popular es un concepto que rebasa los límites de un Partido porque seguramente en esa construcción del Poder Popular deben incluirse militantes de otras organizaciones revolucionarias e individuos sin partido. La condición básica del Poder Popular es que tenga una orientación clasista, porque de lo contrario puede suceder que la nueva burguesía o el oportunismo hegemonicen ese poder, tal cual lo está percibiendo el soberano.
El Poder Popular es capaz de hacer actos de gobierno o de Estado contrapuestas al de la burguesía. El problema central es que en la Dualidad de Poder que se va a ir constituyendo, el Poder Popular debe contar con un gran consenso social, organización territorial y una fuerza militar propia, consistente, con experiencia y con una moral en ascenso.
El Poder Popular debe ser capaz de combinar acertadamente el papel de la política, con su crecimiento orgánico y su actividad militar, dependiendo de las propias condiciones del momento.
Repetimos lo dicho anteriormente, en términos estrictos, nuestra estrategia debe ser integral en su conjunto, flexible, creativa, sin esquematismos ni dogmatismos, creadora y sumamente sensible para observar los cambios de la política.
Otro aspecto básico tiene qué ver con la estructura económica. En el proceso de construcción de zonas autónomas e independientes, la producción toma un rasgo fundamental. En nuestro país también hay algunas experiencias donde el pueblo organizado en cooperativas ha tomado espacios para producir. Desgraciadamente, la mayoría de estas experiencias han sido abortadas por una u otra razón, pero la acción ha quedado allí.
El Poder Popular en sus territorios debe tener la capacidad de fomentar la inversión y construcción de fábricas, talleres, centros comerciales y hacer producir la tierra. Sus objetivos, entre otros son: generar recursos suficientes para su propio desarrollo; construir su propia experiencia de planificación, producción, administración, intercambio, distribución y realización para ser la base económica de la nueva sociedad; distribuir el ingreso de manera equitativa entre los diversos trabajadores y la comunidad y hacer posible el equilibrio y unión entre los productores y la producción del campo y la ciudad.
No obstante en algún momento de su desarrollo el Poder Popular debe disputar las fábricas y la tierra a los capitalistas, esta posibilidad tiene que ver con ciertas condiciones pero seguramente será en el tiempo donde los capitalistas estén en una defensiva estratégica (en este caso la experiencia chilena es sumamente ilustrativa).
Finalmente, otro aspecto de relevancia fundamental es que todas estas transformaciones económicas, políticas, sociales e ideológicas, deben manifestarse en la cotidianidad de los individuos, en su manera de actuar, en su forma de ser. El interés colectivo debe prevalecer sobre el interés individual, el egoísmo debe ser erradicado, la solidaridad debe ser el factor esencial de unión y convivencia, la crítica y la autocrítica fraterna debe ser el mecanismo esencial para resolver las contradicciones al seno del Poder Popular, etc.
Los puntos que abordaremos no son la totalidad, seguramente harán falta algunos otros que se incorporarán en la medida que los vayamos probando en la práctica, en definitiva es necesario decir que estas ideas no son la verdad absoluta, pues, tienen probablemente una visión muy particular, pero que pueden ser un buen punto de partida para la discusión sobre lo que es el Poder Popular, la manera en que lo estamos construyendo y cómo lo debemos construir.
A desalambrar...
El Poder Popular es el ejercicio de la autoridad y el dominio de las clases explotadas bajo la dirección ideológica y política del pueblo. La base del Poder Popular es la más amplia y detallada autogestión popular del proceso de producción, distribución y consumo; es decir, se afinca en la organización del pueblo (con todas las capas y clases explotadas que en él se concentran) para crear una basta red de relaciones económicas, políticas, sociales, ideológicas y militares contrapuestas a las de la sociedad capitalista.
Sin la participación popular en la toma de decisiones, en la planeación, organización y gestión de los diversos espacios comunitarios, productivos y educativos no existirá realmente el Poder Popular.
¿Cómo se construye el Poder Popular?
Organización:
En primer termino el Poder Popular presupone un alto grado de unión y organización permanente de la población (no se incluye una organización en particular, sino de la población en general), organizarse para aprender a transformar la realidad adversa del país, organizarse para hacer el trabajo colectivo, la faena; organizarse para hacer una cooperativa de producción (carpintería, herrería, serigrafía, jugos, costura, zapatería etc.) o de servicios (reparación de aparatos domésticos, mantenimiento de viviendas, etc.) o de comercio (venta de comida, de zapatos, muebles, ropa, tienda popular, etc.); organizarse para vigilar nuestros territorios, para tomar en asambleas nuestras propias decisiones, etc.
El punto fundamental del deber organizarse es que el Poder Popular llegue hasta el último rincón de nuestras vidas, de nuestra cotidianidad, es decir de lo que hacemos a diario desde cómo nos vestimos, qué música escuchamos, qué libros leemos, cómo educamos a nuestros hijos hasta como enfrentarnos a la vida y a los problemas que ella acarrea. Organizarnos para transformar positivamente lo que está nuestro alrededor.
2. Dirección:
El Poder Popular que construyamos requiere de muchas voluntades; incluso de individuos que tienen militancia política diferente a la nuestra, sin embargo, la organización partidaria de cualquiera de nosotros debe contribuir a dotar a ese Poder Popular de un contenido de clase, pero a su vez debe generar las condiciones adecuadas para que sea la propia población (con una orientación revolucionaria) quien tome sus propias decisiones.
3. Ideología:
El Poder Popular debe ser ante todo un espacio de lucha de ideas, porque en nuestra República Bolivariana de Venezuela, a diferencia de lo que se piensa, la burguesía nos sigue oprimiendo y dominando a través de sus poderosas usinas con la transmisión de su cultura y de su educación, de sus prácticas religiosas y la familiares.
4 El territorio:
El Poder Popular presupone para su existencia y formas de organización un espacio o porción geográfica bien delimitada y siempre en proceso de expansión. Este territorio y puede ser desde un local sindical, una calle, un cerro, una comunidad completa, hasta un municipio o todo un estado. El territorio es toda aquella posición geográfica que permite la aplicación de un poder contrario al de la burguesía y al de los oportunistas.
El problema central es que no es fácil aplicar un poder distinto al que rige en la sociedad, bien porque los pobladores no estén convencidos de ello o bien porque quienes dirigen el Estado (los oportunistas) se den cuenta y utilicen diversos mecanismos para sabotearlo.
5. La economía:
Este asunto resulta particularmente difícil de abordar, porque en sí necesitamos construir las bases económicas de la nueva sociedad. ¿Cómo producir con una mentalidad revolucionaria en el capitalismo? La respuesta no es fácil pero pudiera responderse de manera general desde el punto de vista de que necesitamos la actividad productiva no para acrecentar capital y convertirnos en empresarios capitalistas, tampoco para beneficiar a la población pobre al estilo de los utopistas franceses del siglo XIX.
La actividad productiva debe ser por medio de fuertes redes de planificación, de mercado, de producción, administración, intercambio, distribución y comercialización, rescatando las formas comunitarias ancestrales de mercadeo que se puedan adecuar a esas condiciones.
6. Educación y Cultura:
Estos dos aspectos de la vida social son fundamentales para que el capitalismo se pueda reproducir. Por esta "simple" razón la Revolución Bolivariana tiene que poner especial cuidado en la elaboración de los planes y programas de estudio de todos los niveles escolares y de todas las manifestaciones de la cultura (pintura, literatura, poesía, canto, música, cine, noticias, historia, etc., etc.).
En la educación y la cultura de la burguesía transmitida por los medios de comunicación masiva se nos inculca el germen del individualismo, de la desunión, de la resignación, del conformismo, del egoísmo, y aunque parezca una contradicción la propia educación trae consigo mismo el nacimiento de la ignorancia al tratar de negar la transformación radical de las sociedades.
En la educación el objetivo central no es dotarnos de un conjunto de conocimientos para que enfrentemos de mejor manera a todos los aspectos de la vida y transformar la naturaleza en un sentido creativo y renovable, sino que tiene como objetivo prepararnos para hacer frente a las nuevas necesidades del mercado de trabajo.
En la cultura pasa algo similar sólo que en ésta se transmiten los valores y las formas de vida de la burguesía: la vanidad, el exceso de valoración (amor, dirían algunos compañeros) a los bienes materiales y al dinero; y tal vez lo más sustancial es que nos llevan a un pensamiento lleno de trivialidades y de conceptos superficiales.
La educación y la cultura de los neoliberales tienen como objetivo central moldear la conciencia de la población para que acepte a la sociedad capitalista tal y como está; por ello influye esencialmente en las IDEAS que nos formamos en el cerebro, en nuestra FORMA DE PENSAR Y DE SER.
CONCLUSIÓN
El Poder Popular pleno es resultante de la revolución, de la insurrección de las masas, pero la construcción de ese Poder Popular hará realizable esa revolución, son dos aspectos complementarios que estarán interactuando de manera permanente, dialéctica, en la materialización de las tareas que van a hacer posible la realización de todos nuestros sueños: una sociedad con libertad, igualdad, justicia y democracia, donde no haya opresión ni explotación entre los seres humanos.
Se trata, pues, de la construcción colectiva de un destino que comienza en pequeñito con la instauración de los Micro poderes, como los llamó Michell Focault, el último maestro de la filosofía francesa, los cuales operan también en el avance del pueblo hacia su liberación del sistema capitalista en su etapa más agresiva, el Neoliberalismo.
Estos Micro poderes tienen que atravesar todo el campo de lo social sobre el que hay que actuar para procesar cambios reales.
Aquí les estamos proponiendo construir juntos un saber colectivo, otro modo de hacer política; en todo caso, construir una cultura de la resistencia opuesta a la ideología capitalista y sus constantes metanorfosis.
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Bibliografía utilizada
Dieterich, Heinz. Venezuela entre vanguardia popular y avanzada burguesa. Diario veA. 28/09/2004.-
Fougeyrollas, Pierre. Ciencias Sociales y Marxismo. Fondo de Cultura Económica. México, DF, 1984.-
Rauber, Isabel. Construyendo Poder Desde Abajo .COPADEBA. Santo Domingo, RD, 1995.-
Documento del Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo. Consejo Nacional del Poder Popular. CODEP – CNPODER POPULAR. El poder Popular. México, agosto 2003.-
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Isrrael Sotillo. Abogado y periodista