Miami (EEUU), 17 octubre 2007. - .- La periodista colombiana Virginia Vallejo, amante del narcotraficante Pablo Escobar durante casi un lustro, asegura que los medios de comunicación y los carteles de la droga de su país han "cerrado filas" en torno al presidente Álvaro Uribe.
La figura del fallecido capo del cartel de Medellín, sinónimo para los colombianos de muerte y horror, ha resurgido en las memorias escritas por Vallejo, "Amando a Pablo, odiando a Escobar" (Random House Mondadori, 2007).
"El gobierno de Uribe es el ejemplo perfecto de ese narcoestado que concibió la mente de Escobar con (el ex ministro) Alberto Santofimio (condenado a 24 años de prisión la semana pasada)", aseguró la ex presentadora de radio y televisión de 57 años en una entrevista con Efe.
Asqueada de una Colombia que "perdona todo menos que le digan la verdad", Vallejo llegó en 2006 a EE.UU. bajo protección de la DEA y, tras dar su testimonio en el caso de la familia de narcotraficantes Rodríguez Orejuela, solicitó asilo político en este país.
Vallejo opina que, "ahora más que nunca", los carteles de la droga, los medios, el gobierno colombiano y la clase política se hallan "cohesionados" y han urdido una trama que está en su "máximo esplendor" para levantar muros de protección alrededor de Uribe.
Para la presentadora, se trata de una estrategia "hábilmente" diseñada por el presidente de su país, que "ha dado el 25 por ciento de su gabinete a la editorial colombiana "El Tiempo".
Juan Manuel Santos y Francisco Santos, miembros de la familia propietaria de "El Tiempo", el principal diario colombiano, son ministro de Defensa y vicepresidente de Colombia, respectivamente.
Con esta trama, según Vallejo, Uribe persigue "asegurarse el apoyo incondicional del principal medio del país" y "silenciar su pasado imperfecto".
La presentadora de televisión, que se enamoró de Pablo Escobar cuando este era conocido como el "Robin Hood" de Medellín por sus proyectos sociales, apuntó a dos personas del entorno de Uribe como los puntales de la "protección férrea" que rodea a Uribe.
Se trata de Carlos Holguín, ministro de Justicia de Colombia, y José Obdulio Gaviria, principal asesor del presidente colombiano.
Según Vallejo, Holguín es la "cuota" en el Gobierno de los narcotraficantes Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, encarcelados en EE.UU. y representantes del cartel de Cali, el máximo rival de Escobar, y Gaviria es "primo de Pablo Escobar, ideólogo del régimen y mano derecha de Álvaro Uribe".
Uribe ha negado reiteradamente los nexos con Pablo Escobar que Virginia Vallejo le atribuye en el libro.
"No solamente era amigo (de Escobar), eran primos y parientes", asegura la autora de "Amando a Pablo, odiando a Escobar", quien reiteró que cuando Uribe era director de Aeronáutica Civil concedió licencias para pistas de aterrizaje a narcos, algo que el presidente ha negado de manera contundente.
Vallejo desgrana en el libro las confidencias que Escobar supuestamente le hizo sobre Uribe: "sin ese muchacho bendito no tendríamos pistas para aviones y estaríamos trayendo todavía la mercancía de Bolivia en llantas de Renault-4 y llevándola a nado hasta Miami".
Vallejo se refirió al ex ministro Alberto Santofimio, que acaba de ser condenado por instigar en 1989 a Pablo Escobar para que matase a Luis Carlos Galán, candidato presidencial.
Santofimio, dijo Vallejo, "odiaba a Galán porque era intachable, empezó a alimentar un odio visceral" hacia él y planeó su muerte con el propósito de poder alcanzar la presidencia de la República. "Al final -explicó- la motivación fue la venganza".
Vallejo opina que el ex ministro fue el enlace de Escobar con el Partido Liberal y los presidentes Ernesto Samper y Alfonso López Michelsen para, posteriormente, convertirse también en "el enlace del cartel de Cali".
En cuanto a la reunión que mantuvo Uribe en 1992 con María Victoria Henao, esposa de Escobar, para que lo convenciera de que se entregase a las autoridades, Vallejo dijo que son "pretextos" del mandatario colombiano y una "prueba más de la amistad que existía entre las (dos) familias".
Vallejo, que está aquejada de una grave dolencia de los ojos (degeneración macular), confió a Efe que no teme a las amenazas de muerte que ha recibido tras la publicación de sus explosivas memorias.
"La semana pasada me enviaron una "campanera" (emisaria) del cartel de Cali. Esa mujer quería dejarme saber que ya saben donde vivo y que me prepare", señaló Vallejo.