26 de junio de 2009.- Quería compartir con ustedes algunas reflexiones pero antes… Cuando recibí la invitación del Centro Internacional Miranda y que nos pide hacer un balance de los 10 años de Gobierno Revolucionario, con sus luces, sus sombras, sus logros, sus esperanzas cumplidas y los anhelos que aún esperan, me recordó un poema de Mario Benedetti y yo creo que ese el espacio donde estamos. Me permito hacer la lectura, se llama Pausa:
De vez en cuando hay que hacer una pausa
contemplarse a sí mismo
sin fruición cotidiana
examinar el pasado
rubro por rubro
etapa por etapa
baldosa por baldosa
y no llorarse a las mentiras
sino cantarse las verdades
Entonces se trata precisamente de que nos cantemos las verdades, y así lo observé en el ciclo estuve en la mañana cuando oía al primer bloque. Lamentablemente tuve que retirarme por compromisos que tenía, pero he podido disfrutar los bloques de esta tarde. Entonces, en ese sentido, he preparado algunas reflexiones, las cuales me voy a permitir leer y voy a comenzar por Gramsci, me permite Vladimir Lazo, que sé que es un estudioso extraordinario de Gramsci: “Fuera de mí la inmensidad del cielo, en mí el imperativo de la conciencia”.
La sociedad venezolana ha sufrido cambios que nos permiten analizar un presente que avizora más de estos cambios complejos y de indudables dimensiones, en los cuales no sólo estamos revisando hechos circunstanciales, sino también realidades que vienen concatenadas con un desarrollo sostenido del Proceso Bolivariano iniciado desde hace más de una década, todo ello con el ánimo de luchar incansablemente y hacerle frente a una sociedad capitalista atrapada en ese modelo depredador.
Nuestra República Bolivariana de Venezuela alzó su voz y su accionar de protesta en febrero de 1989 con el recordado Caracazo, producto del colapso de un sistema político pervertido por el neoliberalismo, por pactos, clientelismo, amiguismo, comadrazgo, donde predominaba el bipartidismo y no tenían cabida otras voces, lo que originó un proceso de entropía en nuestro país que significó para la población hambre, miseria, apatía por el hecho político.
Frente a este panorama, para el año de 1999, fecha en que triunfa la Revolución Bolivariana contra un desgaste notorio del puntofijismo, la comunidad internacional no mostraba una realidad nada satisfactoria para el modelo socialista, así como para las corrientes progresista.
Ante esta situación surgen los vientos de transformación y cambio para la región, me permito plantearlo así por cuanto estos últimos diez años lo han demostrado. Hemos devenido un proceso creciente, con sus deficiencias y adversidades, pero innegable y a la luz de toda América Latina y El Caribe, queda en evidencia para el mundo entero el pensamiento del Libertador Simón Bolívar, que giró siempre en torno a la libertad, independencia y el legado filosófico. De Simón Rodríguez, que quiso poblar la República de republicanos, la mirada universal de Miranda quien soñó con una sola patria. Zamora y la lucha por la igualdad constituyen el mejor legado para edificar el Socialismo del siglo XXI y en ese sentido coincido con el planteamiento realizado esta mañana Santiago Arconada. Comencemos a asumirlo como nuestra verdad, la verdad del Banco de Venezuela, teníamos que ejercitar l a ruta hacia el proceso correspondiente radicado indefectiblemente en el poder originario del pueblo. Es esta la única vía para hacer revolución, para hacer patria, para ejercer la dignidad bolivariana transformando las estructuras del Estado.
Se trata de refundar la República, el pueblo así lo he entendido y en la actualidad podemos afirmar, con humildad, que tenemos un colectivo empeñado a construir el poder popular, ejercer su soberanía y la democracia participativa y protagónica.
Esta década revolucionaria ha mostrado en lo interno de este país y fuera de él acontecimientos trascendentales que marcan una diferencia notoria con los gobiernos de la Cuarta República, a saber, el golpe a los intereses de la burguesía capitalista con el Decreto 1011 y las Leyes Habilitantes de 2001, entre las que destacan la Ley de Pesca, Ley de Hidrocarburos y la Ley de Tierra. El compromiso asumido por el Gobierno Bolivariano para saldar la deuda social de grandes magnitudes acumuladas durante tantos años de exclusión y desigualdad.
Si me permiten una digresión, quiero manifestarles que ha sido este mismo escenario testigo de las cumbres sociales pro unión latinoamericana y caribeña para proponer alternativa y frente a esa deuda social que este año, del 14 al 19 de julio, volverá a reencontrarlo en su octava edición abordando el tema “Crisis Mundial y las Respuestas del Sur”, ese es una cuña del programa que tenemos previsto para julio.
Retomando las ideas, la oligarquía venezolana ha encontrado en la división y en la polarización sus mayores aliados, cultivado en nuestras generaciones más jóvenes y la población en general el odio expresado en la lucha de clases. Debo expresar que ha sido tarea titánica de esta Revolución ir frente a esta práctica de la ultra derecha sembrando la paz, la igualdad y la solidaridad.
Entre los años 2001 y 2003 el mundo fue testigo de la más grande confrontación política de la historia venezolana caracterizada por la actitud ya descrita de la fuerza conspiradora, no obstante una vez más pudo el pueblo que la contrarrevolución. Hoy más que nunca debemos hablar del socialismo, de nuestro socialismo, lo hizo el Comandante Chávez el 27 de febrero del año 2005 en la instalación de la IV Cumbre de la Deuda Social y de allí hasta nuestros días, hemos venido incansablemente hablando de socialismo, pero siempre es poco para el que debe significar para nosotros el socialismo. Cabe destacar que en el año 2006 la reelección presidencial, obteniendo poco más que el 60% de la votación, estuvo signada por el camino hacia el Socialismo del siglo XXI, nuestro pueblo así lo entendió y lo asumió.
En la Revolución contra el capital Gramsci nos propone lo siguiente:
“La predicación socialista permite vivir dramáticamente en un instante la historia del proletariado, sus luchas contra el capitalismo, la larga serie de los esfuerzos que ha de realizar para emanciparse idealmente de los vínculos del servilismo que hacían de él algo abyecto. Para convertirse así en conciencia nueva, en testimonio actual de un mundo por venir”.
Ese es en el texto de Gramsci un escrito sobre la Revolución contra el Capital de 1918.
Nuestro socialismo no está construido ni acabado, esa es nuestra tarea, construirlo. Entre los logros del proceso se encuentran:
- La transformación de la tierra, una transformación verdadera para hacer revolución y la posibilidad cierta para avanzar hacia una economía productiva.
- Construcción del poder popular, materializada en consejos locales de planificación pública, consejos comunales, mesas técnicas
- Consolidación de un esquema geopolítico proclive a un mundo multipolar y a la unión de los pueblos latinoamericanos y caribeños: La Alternativa Bolivariana para las Américas.
La mañana de hoy Juan Carlos hablaba de las asignaturas pendientes y Vladimir Acosta planteaba el problema de la construcción del instrumento del partido, quiero hablar sobre ello. No debemos olvidar que la Revolución Bolivariana tomó el gobierno sin las bases de un partido político revolucionario suficientemente establecido. En la actualidad, nuestro Partido Socialista Unido de Venezuela debe necesariamente fomentar la voluntad política en función de las transformaciones sociales, incidir directa e indirectamente en la construcción de constructos teóricos en nuestra educación y la formación socialista.
Debemos internalizar la importancia del partido político de la Revolución, con la Revolución, para la Revolución y para la Revolución, esto es fundamental. En ese sentido, quiero citar al amigo, compañero, compatriota, camarada Amilcor Figueroa, en un escrito que hizo sobre Reforma y Revolución:
“Cuando las circunstancias histórica empujan a la edificación de socialismo, surge como una necesidad inaplazable la conformación de un instrumento capaz de liderar una tarea de tal magnitud. La pervivencia del reformismo, el oportunismo, el grupalismo, el burocratismo y el amiguismo, sumada al electoralismo configura un cuadro peligroso para su desenvolvimiento futuro. La existencia además de concepciones que en el fondo no visualizan la importancia del partido político revolucionario y que en su defecto se pueden conformar otro tipo de aparatos, es tal vez la traba más seria para su desarrollo”
Por ello quiero concluir con Gramsci cuando nos dice:
“La burocracia es la peligrosa fuerza consetudinaria y conservadora. Si logra constituir un cuerpo sólido que existe en sí y que se siente independiente de la masa, el partido acaba por convertirse en anacrónico y en los momentos de crisis aguda se ve vaciado de su contenido social y permanece como suspendido en el aire”.