27 de junio de 2009.- Intervención de Vladimir Lazo en el encuentro "Intelectuales, Democracia y Socialismo":
Bien. Buenas noches. Agradezco mucho la invitación a esta reunión que me parece todo lo importante que muchos han dicho que es, justamente porque es una manera de nosotros, de algunos de nosotros, reunirnos y hablar sobre cosas de las que queríamos hablar desde hacía mucho tiempo, y las hablamos entre amigos o las hablamos en los batallones. Pero también este es un espacio que puede prestar grandes posibilidades de desarrollo. Yo veo en el programa, digamos, tres temas, tres grandes escenarios:
En primer lugar clarificar
el papel de la intelectualidad en el desenmascaramiento de la cuarta república, y así, en el alumbramiento de la Venezuela Bolivariana.
Yo respondería algo parecido a lo que respondió Luís Britto García,
sin embargo, agregaría algo que me parece pertinente, y es que no
fue solamente el desenmascaramiento hecho a través del arte, a través
de la literatura, y a través de tantas formas en las que los intelectuales
hablan y escriben y se expresan, sino también que la guerra revolucionaria
que emprendimos aquí en los años sesenta, y que terminó en los años
setenta, contó también con un pensamiento revolucionario que se instauró
como pensamiento revolucionario, producido por nuestros intelectuales,
a diferencia de lo que otros políticos anteriores y otros revolucionarios
venezolanos habían hecho antes. Seguramente la última vez fue en 1928
cuando se formó aquella generación de 28 que terminó siendo básicamente
ADECA a pesar de algunos representantes, que fueron honrosas excepciones.
En segundo lugar, hacer
un balance de los diez años de gobierno revolucionario, con sus luces
y sus sombras, sus logros, sus esperanzas cumplidas y los anhelos que
aún esperan. Yo pienso que se ha hablado tanto que me parecería redundante
repetir lo que otros han dicho; yo solamente agregaría algo que consiste
en lo siguiente: creo que uno de los logros esenciales, sin los cuales
este proceso perdería una buena parte de su identidad, es una idea
y una estrategia, que a mi me pareció genial, y todavía me sigue pareciendo.
Este proceso, con Chávez, que por supuesto es el que lo dirige en
este sentido especifico, además en todos los demás, Chávez, ha transformado
PDVSA, y está haciendo con ella, lo que Bolívar hizo con el ejercito
libertador venezolano en aquellos tiempos, cuando Venezuela fue algo
así como el pueblo que salió por toda Latinoamérica a unir los pueblos
y a liberarlos, y llegó hasta Bolivia y sobre todo lo que hizo... todos
sabemos lo que Venezuela hizo y, en haciéndolo, perdió la mitad de
su población y la mitad de sus ciudades que quedaron destruidas. Así
que Venezuela se destruyó a medias, y se despobló a medias,
precisamente por esa sangría de la guerra; de tal manera que realmente
el mayor esfuerzo de la guerra de independencia nos pusimos nosotros,
los venezolanos, porque perdimos la mitad de todo nuestro pueblo en
esa guerra, heroica, y muchas veces ni siquiera hoy muy valorada en
lo que valía y lo que sigue valorando.
Y el tercer tema, de
estos escenarios futuros, donde se establezcan posibles vías para el
socialismo del siglo XXI en Venezuela con su contexto latinoamericano,
que alumbren soluciones a la crisis estructural del capitalismo y también
se señalan los obstáculos que encuentran los proyectos o el proyecto
socialista derivado de la herencia política venezolana y de errores
propios recurrentes en la izquierda política. Es una cosa, creo yo,
tan larga que es un poco difícil, realmente, referirse a ella sin,
simplemente, coger algo con una pinza y decir algo. Es tan grande que
es un poco imposible, sin embargo hay cosas que me parecen importantes
y precisamente la herencia política venezolana. Nosotros tenemos una
herencia política realmente brillante me parece a mi, tanto herencia
de lo que hizo este pueblo como lo que se escribió y lo que se hizo
en otros sentidos que no fue solamente en la política, en la guerra,
en el sacrificio y sí en muchas otras cosas. Yo pienso que esto es
perfectamente reactualizable, recordable y al mismo tiempo recuperable
y forma parte de las cosas que debemos tener como nuestro patrimonio
básico y además de alguna manera de nuestras mejores tradiciones.
Sin embargo, pero rápidamente porque yo realmente no quisiera abusar
de la paciencia de Uds. porque creo que la cosa ya es tan un poco exagerada,
digamos, tenemos muchas horas aquí. Yo solo quiero decir dos o tres
cosas que me parecen que son importantes.
Nosotros realmente estamos
en una transición y transición significa un movimiento de un lugar
a otro. Entonces esta transición significa también la posibilidad,
o la realidad, de que la realidad se nos desaparezca permanentemente,
porque estamos construyendo la nueva realidad que queremos construir,
justamente como un mundo socialista que todavía no es, pero precisamente
esa es la finalidad de este proceso. Y como es la finalidad de este
proceso, entonces nosotros estamos embarcado en el, y por lo tanto,
estamos en ese movimiento que es una transición. Este no es un gobierno
socialista pues no estamos en situación de socialismo, entre otras
razones por aquellas dos naciones que existen aquí, que Venezuela financia
a dos grupos en la sociedad venezolana; financia una parte de la población
venezolana con todas las misiones, con todas las cosas, que no abundaré
porque todos ya las dijeron—pero también PDVSA financia igualmente
con la misma o mayor intensidad la acumulación de capital de la burguesía
nacional. De tal manera entonces, que aquí nosotros tenemos una situación
un poco esquizoide, que justamente es el resultado de que estamos en
una transición, porque el socialismo se construye o por la vía drástica,
como Lenin o como Mao Tse Tung o como Fidel Castro, o por la vía de
transición.
Creo que Venezuela es
el primer país que inaugura una proceso de esta naturaleza en donde
la transición significa, bueno, esto que hemos visto; se da un paso,
se da un golpe, nos dan dos pero damos después tres golpes entonces
después empezamos a gritar… Pero hay una cosa que nos falta
y que no hemos articulado de tal manera que dé realmente fruto.
Yo pensé hace dos o
tres años que nuestra transición era arrinconar permanentemente la
burguesía nacional. Es decir, haciendo una agricultura industrial del
estado y de las comunidades con la cual minimizaríamos el papel de
la industria alimentaría venezolana, empezando por la Polar y todas
las demás porque la Polar no es sino un fracción de este mercado capitalista
pero es bastante más grande. Entonces arrinconar esa, arrinconar la
industria metal mecánica, arrinconar una serie de industrias nacionales
–yo pensaba que la transición era eso-, y creo que debería seguir
siendo si es que estamos en una transición. Lo que quiero decir es
que nosotras podemos transformar la transición en un golpe, es decir
en algo más rápido y más drástico que una transición, que uno lo
sabe, que es una cosa que tiene toda transición, que es lo siguiente:
en el camino se puede perder el objetivo. Y si se pierde el objetivo
entra la derecha, a diferencia de nosotros, la derecha es asesina y
no perdona. Es decir nos mataran a todos. Yo creo que o nosotros enseriamos
este proceso, quiero decir lo profundizamos, y creo que el año 2008
fue un año de perdida de esa profundización porque se, se… la primera
cosa que se hizo era perdonar a 400 bandidos que fueron ellos que dieron
el golpe de estado, de ahí en adelante 2008 fue decepciones. Yo creo
que este año, 2009, que afortunadamente el presidente Chávez ha elaborado,
como alguien lo dijo, un discurso, una radicalidad, nos toca a nosotros,
pero también al gobierno, profundizarlo en su radicalidad, llevarla
adelante a esa radicalidad y profundizar el proceso. Porque efectivamente
un proceso de este tipo tiene tantos enemigos, por una razón básica
– es que vendemos petróleo, Venezuela es un botín de guerra, es
una guerra que se está realizando, que se esta librando en este momento
y aquí no se dan los tiros, no, porque están sonando en Irak. No suenan
los tiros porque ahora están en Pakistán y Ceilán --o Sri Lanka--
y en Afganistán pero si dejan de sonar los tiros allá, empezarán
a sonar los tiros aquí. De tal manera que nosotros somos un botín
de guerra, un botín de guerra porque el objeto de esta guerra es el
petróleo y ya está dicho en este recinto lo que significa el petróleo
y la situación nuestra.
Y para terminar, porque
debo terminar porque estoy abusando. Sin embargo, quiero decir una cosa
que es lo siguiente: nosotros también -y es otra configuración, me
parece, del presente: nosotros vivimos en un mundo que – yo voy a
decir algo que ciertamente provocaría ciertas molestias en algunos
amigos míos-, que es lo siguiente: a finales del siglo XVIIII hubo
un filosofo en Alemania que se llamaba Friedrich Nietzsche, quien descubrió
un jeroglífico, creyendo… descubrió un jeroglífico, pero creyendo
que había descubierto una forma de ser de la realidad.
Descubrió que la civilización
occidental había retransformado, había transformado, había procesado
todo el patrimonio cultural, político, ideológico, literario y artístico
sobre el cual se asentó, y lo retransformó en clave de egoísmo, de
valor de cambio. Lo cual, entonces, terminó, al final del siglo XVIIII,
en lo que Nietzsche creyó que era la configuración, el contenido de
la realidad: una realidad sin contenido porque, bueno, dijo que se entronizó
la nada en el occidente. Entonces terminó Occidente.
Yo solamente diré sobre esto lo siguiente -porque ya no tengo tiempo: y es que cuando Nietzsche pretendió decir que Occidente había terminado, a Nietzsche le huyeron dos detalles básicos. El primero es que aquello que, según Nietzsche, que era y fue el heraldo de tal fin., es que la entronización de la nada, la nada, es algo que tiene contenido y el contenido de la nada es lo negado por ella, aquello de lo cual ha resultado. Y esa nada es precisamente ese proceso que comenzó hace cinco siglos y que transformó todo Occidente en una cultura sin contenido, sin contenido y eso lo vimos en el siglo XX.
Si nosotros recordamos
a Proust; Proust no encuentra nada de donde reconstruir su identidad
salvo la pura sensación, la pura vida estética, la pura vida estética
fundada precisamente en el mundo de las sensaciones.
Pero nosotros encontramos
también a Musil, encontramos a toda una literatura en el siglo XX
en donde vemos justamente la destrucción de una cultura que hasta un
siglo antes presentaba valores y que ya no tenía.
Yo solamente diré lo
siguiente, cuando Nietzsche piensa y expone que la nada se entronizó
porque terminó, no entendió que la nada es precisamente un jeroglífico.
Y como tal hieroglífico es una forma social que tiene su génesis,
que tiene su origen y este origen es precisamente algo que occidente
nunca realizó. Occidente comenzó su viaje por 2800 años, o un poco
menos, hace 2400, con Aristóteles, diciendo que todos seres humanos
son racionales, iguales en razón, iguales en emociones, en sentimientos,
en pasiones y todo eso, pero esa igualdad fue lo único que occidente
no realizó. Realizó todo lo que Grecia quiso realizar en su tiempo,
la ciencia, la tecnología, la política, o sea, todas las formas culturales
se realizaron salvo la igualdad humana. Eso es lo único que no realizó
occidente porque siempre fue una civilización despótica.
Pero solamente, no haber realizado Occidente esto: la igualdad humana, es lo que puede vincularse con el engaño, o autoengaño que se hizo Nietzsche, cuando pensó que la nada era lo que existía, porque había dejado de existir la civilización occidental, no descodificó la nada que encontró; la descodificación de la nada es el capitalismo y Nietzsche, creo yo, no entendió lo que dijo.