Oligarquía antipatriota quiso destruir en 2002 a Venezuela y el pueblo se rebeló

Credito: Patria Grande

19 mayo 2010 - Un presidente electo constitucionalmente por el pueblo soberano, no puede ser expulsado de sus labores por malcriadeces de poderes irreverentes y mucho menos, bajo las faldas de sectores manipulados.

Aquel 11 de abril de 2002, un grupo de personas lideradas por falsos mesías, caminaron a lo que a horas más tarde sería un fracaso de quienes los condujeron con premeditación y alevosía hacia una emboscada mortal.

Jefes de la oposición gritaban consignas y llamaban al pueblo a la rebelión. Los motivaban a través de pitos, cantos y pancartas a que se enfilaran hacia el Palacio de Miraflores a exigir la renuncia del Comandante Hugo Chávez Frías, pero lo que no sabían, era que muchos de ellos ese día no regresarían a sus hogares.

Mientras balas, piedras y objetos contundentes caían sobre el pueblo, los supuestos dirigentes no se veían en la escena, o acaso ¿existen fotos de ellos en las cercanías de Miraflores a esa hora?

La Policía Metropolitana atada a la antidemocrática oligarquía y dirigida por Lázaro Forero, Henry Vivas e Iván Simonovic disparó a mansalva. Ellos ya habían recibido instrucciones de generar al caos, para lograr la salida obligada de Hugo Chávez del poder.

A ocho años de la desilusión de un pueblo la pregunta resurge: ¿En dónde están muchos de los culpables de los sucesos de abril de 2002?

¿Quién recuerda el nombre de los cabecillas de la masacre del 11 de abril y de los días subsiguientes? Actualmente 3 políticos plantean que están presos sin saber el por qué. ¿La respuesta? 29 decesos y muchos heridos.

Funcionarios del Gobierno de Carmona que han huido del país y de la justicia venezolana:

* Ministro de Relaciones Interiores: General Rafael Damiani Bustillos.

* Ministro de Relaciones Exteriores: José Rodríguez Iturbe.

* Ministro de Finanzas: Leopoldo Martínez. Diputado por Primero Justicia

* Ministro del Trabajo: César Carvallo, Abogado de la UCAB ex Vice ministro de Rafael Caldera.

* Ministro de Planificación: León Arismendi.

* Ministro de la Defensa: Vicealmirante Héctor Ramírez Pérez.

* Ministro de Salud: Rafael Arreaza. Formó parte de la Comisión de Salud de la Alcaldía de Baruta (1999-2001)

* Ministro de Secretaría de la Presidencia: Vicealmirante Jesús E. Briceño.

* Ministro de Agricultura: Raúl de Armas: Empresario ganadero, Directivo de Fedecámaras.

* Procurador general de la República: Daniel Romero

* Presidente de PDVSA: Guaicaipuro Lameda.

En dónde están algunos de los culpables de la masacre de abril de 2002:

Del General Rafael Damiani Bustillos se supo que entró a República Dominicana el 29 de septiembre de 2006, donde fue solicitada su orden de captura y aprehensión por los delitos de Rebelión Civil, según el contenido de la Orden de Aprehensión No. 012-06, firmada por el señor Juez Juan Carlos Villegas. Logró huir de las leyes y se fugó a Puerto Rico.

Ese mismo año pero en meses anteriores la Misión diplomática venezolana en Dominicana, solicitó la captura en territorio del abogado Allan Brewer Carías, quien también es requerido por la justicia venezolana, pero este logró salir apresuradamente de la República Dominicana sin que INTERPOL lograra capturarlo. Actualmente sólo Dios sabe donde estará metido, pues para el 2006 se había refugiado en los brazos del Imperio, los Estados Unidos.

José Rodríguez Iturbe (Miembro del Opus Dai de Copei) sufre la dura vida del exilio de Miami, junto con otros sacrificados luchadores por la democracia, como Isaac Pérez Recao.

Imputados

Ex comisarios de la Policía Metropolitana, y otros ex agentes de este cuerpo policial caraqueño, fueron acusados por fiscalía y la parte acusadora privada por los delitos de homicidio calificado consumado, homicidio calificado frustrado, lesiones gravísimas, lesiones graves, lesiones menos graves, lesiones leves, uso indebido de arma de fuego y de guerra.

Los funcionarios de la PM de menor jerarquía implicados en los hechos, las sentencias fueron a Luis Molina Serrada, Erasmo Bolívar y Julio Rodríguez quienes fueron sentenciados con una pena de 30 años de presidio, por la comisión de los delitos de homicidio calificado, frustrado, lesiones graves, gravísimas.

Al comisario Aruber Salazar, por la comisión de homicidio calificado consumado, la sanción fue de 17 años y 10 meses de presidio.

Para el comisario Marcos Hurtado se estableció una pena de 16 años, por complicidad necesaria en la comisión de los delitos de homicidio calificado consumado, frustrado, lesiones graves, gravísimas y otros delitos.

Sobre el ciudadano Rafael Luis Alfredo López, a quien el tribunal, en su mayoría, de forma unánime determinó que no tenía ninguna responsabilidad y se declaró su absolución.

El funcionario Ramón Humberto Zapata fue condenado a la pena de tres años por la comisión del delito de encubrimiento, toda vez que quedó demostrado que el 11 de abril de 2002, si bien no participó disparando, estaba presenciando los hechos que perpetraban sus compañeros. Sin embargo, por medio de la investigación y en el respectivo juicio, este ciudadano hizo silencio y nunca denunció estos hechos.

Aclaró que se dictaminó la libertad para López y Zapata, porque en el caso de éste último el tiempo cumplido privado de su libertad daba lugar para que se decretara su libertad desde la sala.

Fin mandato de Carmona “El Breve”

Carmona, que guardó silencio a lo largo de buena parte de la reunión, abrió la boca para despedirse: “Estoy muy cansando, me voy para el hotel Four Seasons, me ducho y me cambio”, advirtió. Pero no fue propiamente la pijama lo que se puso a las 2:30 de la madrugada, en la suite 452 del hotel, este empresario petroquímico de 61 años. Se cambió el traje y salió hacia Fuerte Tiuna a las últimas conversaciones con el general Efraín Vásquez Velasco y el contralmirante Carlos Molina Tamayo (uno de los oficiales que se sublevó contra Chávez en los últimos meses), que junto a un grupo de 10 altos mandos militares venían organizándose desde julio del año pasado para presionar al presidente Chávez, según los informes de inteligencia de la Dirección de Seguridad e Inteligencia de Presidencia (DISIP). “Creo que llegó el momento. Tenemos el número necesario de descontentos en las Fuerzas Armadas para pedirle a Chávez que renuncie y asuma usted como presidente provisional”, le dijo Vásquez, a sabiendas de que en las calles los muertos eran los suficientes. Carmona parte a Fuerte Tiuna a dejar el poder que se había auto otorgado. El pueblo jamás lo había elegido.

Amigos del 11- A
Earle Herrera

Ocho años se cumplen del golpe de Estado conocido como la Carmonada. Aquel 11 de abril de 2002 se registró un episodio cruento que duró 48 horas. En ese breve lapso fueron disueltos todos los poderes de la república. El jefe gremial de los empresarios se hizo jefe del país y mandó durante dos días. Este fenómeno histórico todavía no ha sido explicado por la historia porque los historiadores estaban de un lado o del otro. Tiempo al tiempo.

Aquel golpe, sin embargo, poco a poco va siendo caracterizado. Uno de sus rasgos, después de ser develado, fue la negación de muchos de los que en el mismo participaron. El “yo no fui” tomó la dimensión de política defensiva de los protagonistas, empezando por el más alto jerarca de la Iglesia católica, el fallecido cardenal Ignacio Velasco. El famoso decreto de Carmona, firmado por tantas personalidades, es negado por casi todos los firmantes.

Frente a tantos Pedro negando a su señor antes del canto del gallo, el propio Pedro Carmona Estanga, a la sazón brevísimo Presidente de facto, decidió echar el cuento y escribió un libro titulado Mi testimonio ante la historia. El texto desapareció rápidamente de las librerías y todo hace suponer que, más que a un éxito de venta, se debió a la compra de todos los ejemplares por los mencionados en el volumen. No hubo segunda edición.

A los amigos de Pedro Carmona el libro se les antojó inamistoso. El autor no quiso cargar él solo con el peso histórico del 11-A. Da su versión de los hechos y se construye una historia auto heroica. Resiente de gente como Teodoro Petkoff por criticar el decreto de lo que, para Carmona, era un “vacío de poder”. Le recuerda que lo puso en contacto con empresarios cuando andaba buscando ayuda (martillando, pues) para sacar su periódico Tal Cual.

Le revienta que a quienes designó ministros, lo negaran después. Es el caso de Leonardo Carvajal, a quien nombró titular de Educación. Carmona recuerda detalles como que Carvajal no sólo aceptó, sino que pidió un lápiz para integrar su equipo. El presidente de facto, devenido “escritor” por las circunstancias, destila un dejo de amargura frente a las inconsecuencias. A la doctora Cecilia Sosa la incluye entre los redactores del famoso Decreto Presidencial. La ex presidenta de la extinta Corte Suprema de Justicia lo niega y juró demandarlo, “verle el hueso”.

Pedro Carmona quiso nombrar a Patricia Poleo jefa de la Oficina Central de Información, pero los dueños de los medios no lo dejaron. La Poleo echó el cuento en su periódico y Carmona se la descarga en el libro. Le calentó tanto el desencuentro con esta periodista que titula un aparte del volumen: “El penoso pasquín de Patricia Poleo”.

Carmona da los nombres de los que intervinieron en la “confección” del Decreto, luego negado como la peste. “Se escuchó a juristas y militares –precisa-, entre ellos a los doctores Allan Brewer-Carías, Carlos Ayala Corao, Cecilia Sosa, Daniel Romero, Juan Raffalli, Gustavo Linares Benzo, José Gregorio Vásquez, al coronel Julio Rodríguez Salas…”.

En este abril se arriba al octavo aniversario de la Carmonada o el Carmonazo. También de la victoria popular del 13 de abril de 2002. Los entonces amigos de Pedro Carmona Estanga hoy niegan esa amistad. Por eso Carmona escribió un libro del que sus compañeros de aventura no quieren saber nada. El empresario conspirador aprendió que los amigos de golpe, igual dejan de serlo… de golpe


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