El 19 de diciembre de 1824 gana la batalla de Ayacucho, con 5.780 hombres, contra 9.310 de los españoles, la cual se efectuó en las cercanías del pueblo de Quinua (Perú), al mando del Ejército Unido
3 Feb. 2011 - El 03 de febrero de 1795 nace en Cumańa, Antonio José de Sucre, quien conquistaría el título de Gran Mariscal de Ayacucho, luego de dirigir al Ejército Libertador en la culminación de la Campaña del Sur, que coronó la independencia de Suramérica.
Estudió matemáticas y fortificaciones en la escuela de Ingenieros de Caracas en 1808. Al caer la primera república emigró a Trinidad, de donde regresa en 1813, bajo las órdenes de Mariño.
Con tan solo 13 años de edad, Sucre tomó la carrera de las armas para sumarse a la revolución iniciada en 1810 y en apenas un año, en 1811 Francisco de Miranda lo designa miembro de su Estado Mayor, tenía 16 años.
En 1825, ocupa el territorio del Alto Perú, que se independiza del gobierno de Buenos Aires, adaptando el nombre de Bolivia. El congreso del recién fundado país, encarga a Bolívar la elaboración de su constitución.
Después de la capitulación, se unió a Santiago Mariño, Manuel Piar y José Francisco Bermúdez en la expedición de Chacachacare (Trinidad y Tobago), que desembarcó en Guiria (Sucre). Sirvió en el Estado Mayor de Bermúdez durante la campaña de 1813.
Es nombrado coronel en 1817, por el mismo Simón Bolívar. En 1821, también asume la jefatura del Ejército del Sur de Colombia, en donde logra la independencia de las provincias de Ecuador en las batallas de Río Bamba y Pichincha.
Triunfador en Pichincha al lado de Bolívar, está en Junín (Perú) en 1824 y el 19 de diciembre gana la batalla de Ayacucho, con 5.780 hombres, contra 9.310 de los españoles, la cual se efectuó en las cercanías del pueblo de Quinua (Perú), al mando del Ejército Unido. Con este triunfo logra el título de Gran Mariscal de Ayacucho.
En 1825 proclama la fundación de la República de Bolivia y es designado como primer Presidente.
Sucre gobernó con talento, honradez, justicia y sabiduría. Sin embargo, su gloria y lealtad a Bolívar provocaron el odio de los grupos que ambicionaban el poder. Este prócer, con espada en mano acudió a sofocar el alzamiento del cuartel de Chuquisaca y venció, no sin que antes una descarga a quemarropa destrozara su brazo derecho.
También destaca que fue nombrado jefe del Ejército de Colombia, derrocando así a las tropas invasoras del Perú, dirigidas por el mariscal José de Lamar. Presidió a su vez en Bogotá (Colombia) el Congreso Admirable y realizó numerosas gestiones para evitar la disgregación de la Gran Colombia. Traicionado por las viles intrigas contra la unión de los pueblos de América Latina, decidió retirarse a la vida privada y emprendió viaje a Quito (Ecuador), en junio de 1830.
Enemigos preparan su asesinato
Los enemigos del Libertador, que consideraban al Gran mariscal de Ayacucho un obstáculo para sus planes, prepararon en Bogotá su asesinato. Se internó confiado en la ciudad de Pasto en Colombia y a la entrada de un desfiladero, a 15 kilómetros de una población llamada Barruecos, fue emboscado por una pandilla de asesinos, lo llamaron por su nombre y dispararon sus armas hacia la cabeza y el pecho.
Apenas pudo exclamar “¡Ay, brazo!”. Su cadáver permaneció más de 24 horas tendido en la soledad de la montaña. Cuando Bolívar supo de su asesinato, exclamó: “¡Dios, han matado al Abel de Colombia!”.