Quito, 21 Abr. ABN.- Ecuador pone hoy a prueba un nuevo presidente, Alfredo Palacio, con el deseo de que sean cumplidos viejos y nuevos sueños de una población, cuyo 80% vive sumergida en la pobreza sin hasta ahora esperanzas de solución.
Prensa Latina reseñó que la asunción de Palacio (hasta ayer en la mañana vicepresidente) a la jefatura del Estado se registra tras ocho días de manifestaciones de los sectores populares insatisfechos con la clase política nacional que mantiene al país una crisis desde diciembre.
Las personas que salieron esos días a las calles y se enfrentaron a la policía, manifestaron su inconformidad con el entonces mandatario Lucio Gutiérrez y los diputados del Congreso por la incapacidad anular la Corte de Justicia y reformar la función judicial.
Precisamente, la propia designación de Palacio como primer mandatario se debió al procedimiento establecido dentro de la Constitución y no porque contará con el respaldo total de los protestantes.
Las miles de personas que forzaron ayer a una mayoría parlamentaria a destituir al líder del Congreso, Omar Quintana, quien se negaba a sesionar, y a aprobar la salida por abandono del cargo de Gutiérrez, querían más: qué se fueran todos.
Por ello, cuando se conoció la víspera la noticia de la caída del entonces gobernante y el anunció de la asunción de Palacio, grupos de ecuatorianos se trasladaron a la de sede del Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina.
En esa instalación se produjo una rápida ceremonia de toma de posesión, mientras en las afuera una turba de gente exigía la renuncia de todos.
Sin embargo, la desorganización de estas movilizaciones y cantidad de reclamos hicieron que el Legislativo se apurara y aplicará lo establecido por ley.
Varios llamados a dejar trabajar a Palacio bajo a una lupa popular para analizar si ocurren cambios ganó anoche espacio en esta capital, que lentamente regresa a la calma y tranquilidad.
Para el nuevo presidente, la salida de su predecesor permitió el retorno a la legalidad constitucional y el iniciado a un nuevo tipo de ciudadanía, y que se da paso a un nuevo tipo de democracia.
Palacio, quien conoce del desprestigio de la clase política, sostiene que es necesario discutir un nuevo país a través de las asambleas populares, reconstruir la patria de manera directa dentro de la ley y el respeto a la Constitución.
Entre sus propuestas figuran resolver los problemas constitucionales y legales, como contar con una Corte de Justicia y tribunales Constitucionales y Supremo Electoral transparentes.
El flamante jefe de Estado, quien dijo no pertenecer a partido político alguno, mencionó la posibilidad de plantear una Asamblea Constituyente "dentro del marco constitucional y la legalidad".
Palacio descartó convocar a elecciones anticipadas con la actual estructura caduca del Estado, pues a su juicio sería reeditar lo que hoy está pasando y ganarían los partidos tradicionales de este país.
Para los quiteños, la prueba de gobernabilidad al nuevo mandatario apenas comenzó, pero de no calificar saldrá del poder como ocurrió ayer con Gutiérrez, con Adbalá Bucaram en 1997 y Jamil Mahuad en el 2000.
