Nuevo gobierno de Ecuador toma distancia de EE.UU y organismos financieros

Quito, 24 de abril. En la despedida de Lucio Gutiérrez, que este día comienza su exilio en Brasil, el nuevo gobierno busca deslindarse del caído y marcar su raya de las políticas del ex coronel. Unos botones: fin del fondo petrolero para pagar la deuda externa (y renegociación de ésta), distanciamiento del Plan Colombia, recursos del petróleo a inversión social y rechazo a la inmunidad penal para militares estadunidenses que actúan en territorio ecuatoriano.

Habrá que ver cuáles de estas y otras medidas son puestas en práctica por el nuevo gobierno, pues algunas requieren el respaldo del Congreso. Pero por lo pronto, un alto funcionario dice a La Jornada que el fin de la era del "mejor aliado" de Estados Unidos ha comenzado con la cancelación de un aeropuerto proyectado por Gutiérrez en la Amazonia, con un costo de 60 millones de dólares. Muchos aquí sospechaban, claro, que dicho aeropuerto se inscribía en el Plan Colombia y que, por tanto, terminaría siendo usado con fines militares (El Tena, la población cercana a la proyectada instalación tiene apenas 10 mil habitantes).

En otras palabras, Ecuador quiere dejar de ser el "portaviones" del Plan Colombia, según define el ministro de Gobierno Mauricio Gándara, en entrevista con La Jornada.

El ministro no quiere hablar del cancelado aeropuerto, en la provincia de donde es originario el depuesto Gutiérrez, pero otra fuente del gobierno de Alfredo Palacio confirma la información, que se suma a las medidas que anuncian una ruptura con las políticas de un mandatario que apenas llegado al poder declaró que sería el "mejor aliado" de Estados Unidos.

A cambio, Gándara, agobiado tras cinco días vertiginosos, coloca sus pies sobre un taburete en la sala de su casa y cuenta que uno de sus primeros visitantes en su despacho de ministro (secretario de Gobernación) fue un enviado de la embajadora estadunidense Kristie Kenney: "Usted vino por lana pero va a salir trasquilado", cuenta que le dijo.

Gándara no es de izquierdas ("soy cartesiano") y su carrera política comenzó al lado de Antonio Velasco Ibarra, presidente en cinco ocasiones. Pero su nombramiento como ministro de Gobierno ha causado inquietud dentro y fuera de su país, en especial en los círculos proestadunidenses, debido a su abierta oposición al Plan Colombia.

El ministro dice que lo suyo no es sino congruencia. "Yo comencé mi crítica cuando Gutiérrez, apenas presidente electo, se fue a entregar a la política de Estados Unidos y a la política de (el mandatario colombiano Alvaro) Uribe. Y Uribe quiere simplemente aplicar la política del señor Bush".

El hoy ministro relata que la embajadora Kinsey lo convocó hace un año a una reunión con John Bolton, hoy nombrado representante de Estados Unidos en la Organización de Naciones Unidas: "Le dije que coincidimos en los fines, es decir, la lucha contra la droga, el lavado de dinero y el terrorismo, pero que no siempre coincidimos en los medios para combatirlos".

En tres frases, el ministro Gándara salta al tema colombiano. Muy resumidamente, dice que los campesinos desplazados se convirtieron en guerrilleros, y los guardias privados de los finqueros, "entre ellos la familia del presidente Alvaro Uribe", en paramilitares.

Es en el contexto del conflicto colombiano, dice, "que a Ecuador lo requieren para ser el portaviones en el combate a la droga".

Tras los ataques terroristas del 11 de septiembre, sigue Gándara, el gobierno estadunidense mete a las organizaciones guerrilleras en el saco terrorista con el fin de "producir una escalada".

El territorio ecuatoriano alberga desde finales de 1999 una base con presencia permanente de 400 efectivos militares estadunidenses, además de empleados civiles. Esa presencia, autorizada por el entonces presidente Jamil Mahuad, nunca fue ratificada por el Congreso ecuatoriano, como prevé la Constitución. Esa falta, añade Gándara, "podría ser" una vía para cuestionar la base de Manta, originalmente aprobada exclusivamente para el combate al narcotráfico, aunque "la están usando para mucho más".

Una de esas funciones, que el ministro no menciona, sería la lucha contrainsurgente.

Sin necesidad del aval extranjero

En la víspera de la llegada de una delegación de alto nivel de la Organización de Estados Americanos, el ministro Gándara insiste en que al nuevo gobierno ecuatoriano "no le hace falta el reconocimiento formal" de ese organismo ni de ningún otro gobierno.

Lo que ocurrió en Ecuador, machaca, fue un relevo constitucional. "El presidente que ofreció morir en el intento y no nos cumplió simplemente abandonó el cargo", dice entre risas.

Gándara niega que el nuevo gobierno se haya resistido a entregar el salvoconducto requerido para que Lucio Gutiérrez abandonara el país, como ocurrió esta lluviosa madrugada, cuando apenas unos cuantos manifestantes permanecían a las afueras de la embajada de Brasil.

Dice que la decisión de facilitar la salida del ex mandatario se tomó desde las primeras horas del jueves, en una reunión que sostuvieron el presidente Alfredo Palacio, el canciller Antonio Parra Gil y él mismo.

Un economista católico

La otra pieza clave en el rostro que el nuevo gobierno busca dar a los forajidos que tumbaron al ex coronel, es Rafael Correa, ministro de Economía.

Su primera frase de ministro fue que la dolarización había sido el "peor error" financiero en la historia del país. Crítico del Fondo Monetario Internacional y de las políticas de sus antecesores ("no tuvimos finanzas públicas, sino contabilidad", dice), Correa ha prometido acabar con un fondo petrolero que actualmente se distribuye así: 70 por ciento a recompra de deuda, 20 por ciento a estabilizar ingresos y sólo 10 por ciento a gasto social.

Igualmente, ha planteado que buscará una "renegociación política" de la deuda (16 mil millones de dólares) y que buscará someter el Tratado de Libre Comercio -que actualmente negocian los países de la región con Estados Unidos- a una consulta popular.

Una fuente del gobierno asegura que el nuevo Ministerio de Economía buscará que bajen al mínimo los bonos de deuda, pues sólo han enriquecido a un puñado de especuladores.

El perfil de Rafael Correa, curiosamente, no es el de un enemigo radical del FMI. Educado en Bélgica y en Estados Unidos, Correa era una de las figuras de la universidad católica -y más cara- "San Francisco de Quito". Católico ferviente, en su primera juventud pasó dos años en una apartada región indígena, trabajando en proyectos sociales. "Ha sido mi mejor posgrado", ha referido. Dicen que habla quechua.

El forajido número 1

Esta mañana, el ministro Gándara participa en un popular programa de televisión donde es duramente cuestionado, especialmente por los jóvenes clasemedieros protagonistas de la rebelión. En entrevista, repite algo de lo que les dijo: "Yo soy el forajido número 1, y aún así casi me descuartizan, aunque yo creí que me iban a respetar por mi trayectoria".

El ministro se refiere a los hechos del miércoles 20, cuando los forajidos se lanzaron contra todos los políticos, sin importar banderías, y retuvieron durante horas al nuevo presidente, los diputados y muchos funcionarios.

El nuevo gobierno prepara una consulta popular que encaminaría a Ecuador a una Asamblea Constituyente. El ministro Gándara adelanta propuestas esperadas, como el referéndum revocatorio, y otras sorprendentes, como eliminar la segunda vuelta electoral y establecer que la mitad de los diputados sean menores de 35 años.

Todavía falta, claro, que los partidos tradicionales den luces sobre si entendieron el mensaje de la rebelión. O si el próximo martes, día en que sesiona el Congreso, repiten que no harán caso de "anarquistas".



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