Santafé de Bogotá, 19 de julio. El desmovilizado jefe paramilitar Diego Murillo aseguró en una confesión para obtener rebaja de penas que el arzobispo católico Isaías Duarte fue uno de los seis ideólogos de los grupos de ultraderecha, declaración rechazada por la Iglesia y políticos cercanos al prelado asesinado por sicarios en 2002.
Duarte era uno de los llamados "seis notables", el grupo de personalidades que desde la clandestinidad orientaba el movimiento, afirmó Murillo ante la fiscalía, en el marco del proceso de desmovilización que concluyó en 2006 con la entrega de 32 mil combatientes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
El ex jefe paramilitar dijo que la relación de Duarte con las AUC comenzó en 1988 cuando fue nombrado obispo de Apartadó, en la conflictiva región bananera de Urabá, cuyo control disputaron por años las AUC con las guerrillas izquierdistas y en la que el prelado permaneció durante siete años.
La declaración de Murillo fue rechazada por la jerarquía católica. "Monseñor Duarte era un hombre de paz, no de guerra", expresó el obispo Fabián Marulanda, secretario de la Conferencia Episcopal Colombiana.
El ex presidente Ernesto Samper (1994-1998) consideró que la versión no es creíble, pues el obispo fue promotor de la búsqueda de una negociación tanto con las AUC como con las guerrillas de izquierda.
Duarte fue asesinado por sicarios en Cali en 2002, y en las primeras investigaciones las autoridades señalaron como responsables del crimen a milicianos al servicio de las guerrillas.
Murillo, quien es solicitado en extradición por Estados Unidos por narcotráfico, aseguró que monseñor Duarte se reunía frecuentemente en los años 90 con el comandante de las AUC Carlos Castaño, asesinado luego por sus propios hombres.
Al respecto, Samper admitió que supo de esas reuniones y señaló que estas correspondieron a gestiones de Duarte para buscar la pacificación del país de las cuales informó a miembros de su gobierno.
Mientras, el oficialista congresista Oscar Wilches se entregó a las autoridades que lo acusan de estar relacionado con la narcoparapolítica, al tiempo que el ex legislador Alfonso Campo Escobar aceptó los delitos que le imputa la Fiscalía por su colaboración con los paramilitares.
En otro orden, Colombia extraditó a Estados Unidos al confeso narcotraficante Luis Hernando Gómez, alias Rasguño, que en febrero fue deportado por Cuba. El capo involucró a políticos, guerrilleros, militares y policías con los cárteles cocaineros, y acusó al ex futbolista argentino Diego Armando Maradona de haberle "robado" 50 mil dólares que le pagó para mediar en su deportación de Cuba.