20/08/2007. - La oposición rusa ha acusado al gobierno de Vladimir Putin de reescribir la historia soviética de Rusia a través de nuevos libros de texto, que serán publicados en el próximo año escolar, según informa el rotativo británico The Independent. El presidente ruso ha admitido su pretensión de terminar con la negativa visión de la historia reciente del país.
Las nuevas leyes adoptadas durante este verano que otorgan al Kremlin un amplio poder para decir sobre el contenido de los libros de texto serán la causa, según la oposición y un sector del profesorado de las escuelas, de que el gobierno apruebe un único libro para cada asignatura, lo que implicaría una vuelta a las prácticas soviéticas.
Para Vladimir Putin, la negativa visión de la era comunista rusa en la historia reciente de los libros escolares se debe a que las becas que reciben los autores proceden de fuentes extranjeras. Por ello, el Kremlin ha decidido invertir la situación y ha creado una comisión para escribir un nuevo libro de texto de Historia. La historia moderna de Rusia, 1945-2006 es el primer paso del proceso, un manual para profesores que sienta las bases de cómo deberá ser el libro del alumno. Sólo uno de los autores es historiador.
Stalin, una figura "contradictoria"
La nueva visión de la historia rusa incluye pasajes como la "contradictoria figura" de Joseph Stalin. Según el libro, mientras que algunas personas lo consideran el demonio, otros lo reconocen como un héroe por su papel en la Gran Guerra Patriótica (la Segunda Guerra Mundial) y la expansión territorial de la URSS.
Oficialmente, se ha prestado poca atención a los pasajes más oscuros del pasado soviético de Rusia, como las purgas stalinianas o las deportaciones de al menos tres millones de sus ciudadanos durante la Segunda Guerra Mundial, mientras que se ensalzará el poder de la URSS en la época de Stalin y la victoria sobre Alemania.
Algunos profesores como Vladislav Golovanov apoyan la iniciativa de Putin ya que considera que la enseñanza de Historia debe contribuir a unificar el país y fortalecer el patriotismo y el orgullo: "Nuestra historia no debería ser una autoflagelación". Sin embargo, en la opinión de un profesor de Historia de Moscú "esconder lo que se hizo mal y hablar sólo del poder y de las victorias militares no es la mejor manera de crear un sentimiento de pertenencia a la nación".
El pasado 5 de agosto, la Iglesia Ortodoxa celebró una ceremonia para recordar el 70 aniversario del comienzo de la Gran Purga, pero no asistió ningún miembro del Kremlin. Según Putin, aunque la fecha no debería ser olvidada, otros países han actuado mucho peor, en clara referencia a las bombas de Hiroshima y Nagasaki y la guerra de Vietnam: "No deberíamos permitir que nadie nos haga sentir culpables. Que recapaciten sobres sus propios actos", sentenció el presidente ruso.