Los rusos y los gringos ya conversaron, en Finlandia. Allí, en medio del hielo, se decidió el destino de este gobierno que no le sirve a nadie, ni siquiera a él mismo. Es así, el fin del ciclo madurista está a la vuelta de la esquina, y el destino del país es cautivo en manos imperiales. Ya la preocupación de los grandes poderes y de los revolucionarios es ¿Qué hacer?
Los gringos fanfarronean con su fuerza, los rusos retiran su piches tropas, los guaidós se preparan para servir de mampara al poder imperial. Y los chavistas, para asombro del mundo, permanecen paralizados, perplejos, mientras el gobierno del madurismo se desmorona como majarete.
La gran disputa hoy es cómo será el gobierno que sucederá al madurismo: en el escenario están dos fuerzas, ya lo hemos dicho: una esmirriada, terminal, la derecha madurista; la otra, la derecha fascista, envalentonada con el apoyo de lo peor del continente y del mundo. Con ellos el futuro para Venezuela será mil años de penuria, miseria espiritual y material, volverán los negros años del pasado que creíamos superados, la desgracia producida por maduro será sólo un abreboca, la oscuridad de la cuarta será pálida frente a la arremetida del capitalismo. Nos cobrarán como aún le cobran a Haití su osadía de alzarse frente a un imperio, el francés.
Con el agotamiento del madurismo, el país queda desprotegido en las garras del imperio en su versión gringa y la anuencia de la versión rusa y china. Es necesario construir con la urgencia del caso una Junta Revolucionaria Civil-Militar de Emergencia que sea capaz de enfrentar la amenaza gringa con guaidó o con la invasión militar.
Hay suficientes líderes civiles y militares para formar esa junta, gente que devuelva a la masa su autoestima hoy perdida en el desánimo que ha llegado a niveles de aceptar como solución la invasión gringa. Un país que no pueda resolver sus problemas no es en realidad un país, es una colonia mental, es simplemente un pedazo de tierra sin corazón.
La Patria de Bolívar, la Patria del ejército Libertador, doscientos años de Patria no puede terminar en esto, en la disolución. Es necesario que sus mejores hijos den un paso al frente y comience la resistencia al deterioro del alma venezolana.
El gobierno de maduro debía dar una postrera muestra de virilidad, tener una pizca final de orgullo, de honor, y ceder el poder a una Junta Revolucionaria Civil-Militar de Emergencia, antes que entregárselo a la fracción gringa. No es hora, no hay tiempo de andar distrayendo pidiendo opiniones, proposiciones, es hora de tomar decisiones: Salgan por la puerta grande, dejen al país preparado para resistir la embestida imperial que amenaza con borrar hasta el nombre de la Patria.
Son momentos para reivindicarse, para la gran autocrítica en la práctica: llamen a los chavistas chavistas, todos sabemos quiénes son: los exiliados, los presos, los marginados; formen la Junta, devuélvanle la esperanza a la masa, den una muestra de altruismo, que seguro los reivindicará frente a la historia. De esta manera cambiarán el paisaje de hoy donde todas las opciones son de profunda tragedia para este pueblo.
Mayo del 2019: ¿El año de la desgracia o de la redención de la Patria?