Miles de instituciones donde no se hace un carajo

La peor maldición es condenar a la gente a la vagancia, a la indigencia moral en el “trabajo” que actualmente se hace en muchas dependencias del Estado.

Y consta que no se trata de una vagancia creativa, en la que uno puede ponerse a ver la nubes y caminar, y no tener que darle cuenta a nadie del tiempo que uno desperdicia en no hacer nada, que a fin de cuentas podría ser hasta maravilloso.

Pero tener que cumplir un horario, de ocho horas diarias, en el que se te vigila como a un preso, en donde no se hace un carajo y la gente acaba desesperándose, es el suplicio más horrible que quepa imaginar.

Terminan siendo estos pobres empleados unos miserables seres enclaustrados, aherrojados y jodidos, dedicados al chisme, a la intriga, envidia, calumnia y a cuanta miseria humana haya parido el universo de los malvivientes.

Y así se encuentran más del 80% de las entidades públicas en este país, porque así las hicieron los adecos y copeyanos, y así continúan intactas, envilecidas y envilecedoras como siempre.

A qué se dedican: a mirarse en espejos, a echar cuentos, a vender baratijas, a promover rifas, a hacerse la manicure, a buscarle defectos a los compañeros de trabajo, a mirar revistas del corazón, a leer bazofias amarillistas y a suspirar por bonos extras, aumentos de sueldo y a mil bagatelas más.

Cómo carajo podría hacerse socialismo con tal sistema que agobia y degrada tanto al ser humano. Díganme, cómo!!!!!!!!!!!!

Más concretamente, contamos con ministerios (no prefecturas que es donde uno cree que pasan estas cosas), que han quedado para sostener las nóminas de toda esta gente pues contratos, por ejemplo, de obras que ahora han absorbido las gobernaciones, ya no se ejecutan y los presupuestos asignados quedan sólo para pagar a todos estos “empleados-becados” ocasionando esto es un gasto tremendo al estado.

Los presupuestos en estos casos se consumen en gastos de papelería, artículos de limpieza repuestos para vehículos que ni son utilizados en inspecciones; ¿y quiénes son los que se benefician?, pues los comerciantes (escuálidos en su inmensa mayoría) proveedores, así que fácil es cotizarle a estos ministerios pues ni las cooperativas se benefician ya que internamente son tantos los requisitos que se les exigen…

Arrecheras que pasa uno, viendo estas insolentes realidades.


jsantroz@gmail.com


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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