Este lejano recuerdo vino a mi mente cuando el gobierno decidió expropiar Conferry que al igual que un sinnúmero de empresas privadas es ineficiente. La razón es simple. Mínima inversión y máxima ganancia. El neoliberalismo nos hizo creer que había que privatizar las empresas para que funcionaran. Pero sobran ejemplos de empresas privadas desesperadamente ineficientes.
No hay nada más privado que un banco. Y vaya que los bancos son ineficientes. ¿Cuál es la única forma que usted haga una diligencia bancaria rápido? Hacerla por internet. De resto le salen raíces. Si hay “línea” no hay personal suficiente y si hay personal suficiente no hay “línea”. Los “promotores” sólo promueven cansancio en la gente. El dinero tiene esas contradicciones. En sus templos no hay quien los venere.
Los privadísimos hoteles no son distintos. Sea a través de un paquete turístico o no, usted siempre encontrará algún “detalle”. Donde decía que había televisión hay una caja que a duras penas se puede oír, donde decía que hay agua caliente sale agua helada como la de una quebrada del parque Guatopo, donde decía desayuno y cena gratis, usted consigue una arepa fría y unas caraotas masaclotúas, donde decía aire acondicionado usted encuentra una locomotora soltando humo caliente.
¿Y qué dicen de los restaurantes? ¿Cuántas veces usted ha tenido ganas de “nacionalizar” a un mesonero? ¿Cuántas veces ha pedido hablar con el dueño de un restaurante porque después de una hora le traen el plato equivocado? ¿Cuántas veces ha devuelto la cuenta porque le agregaron un par de jugos, una ensalada, una sopa o una cervecita de más?
Este país está hasta los teque teques de empresas, de “iniciativas” privadas ineficientes. Conferry no es una excepción que confirme nada. Sólo las privadas aerolíneas con sus retrasos en los vuelos hacen que los ferris sean una quimera. Ni hablemos de empresas constructoras u otras “menudencias” que últimamente se han encontrado con dos “infortunios”: gente organizada reclamando derechos y un gobierno protegiéndolos.
Pensé ingenuamente que nadie se opondría a la expropiación de Conferry. ¿Con base en qué argumento alguien puede defender ese bodrio navegante? (que nada tiene que ver el mejor equipo de beisbol de Venezuela). Les diré: no saben cómo se conjuga el “verbo” dignidad. Conferry privado, una rabia de margariteñas y margariteños que se ahogó en el mar.
mechacin@gmail.com
@mercedeschacin