Carlos Andrés Pérez tuvo al menos dos hijas con doña Blanca: una de nombre Carolina y otra llamada Sonia. Carolina hace unas confesiones terribles contra su padre en el libro de Mirtha Ríos “La rebelión de los náufragos” (editorial Alfa, colección Hogueras, 2010, Venezuela). Indudablemente que Mirtha trata de defender a CAP, pero como se dice, la obra se le va de las manos.
Me parece que este trabajo de Mirtha lo deben leer tanto escuálidos como chavistas, un buen retrato de los estertores de la IV república.
Aparecen en “La Rebelión de los náufragos entrevistas a varios protagonistas de la caída de Pérez, y comienza con la internacionalista Carolina Pérez de Rodríguez.
La entrevista a Carolina se la hace Mirtha Ríos el 25 julio 2008. Hay que recordar que durante el segundo mandato de Carlos Andrés Pérez las reservas internacionales se encontraban en 300 millones. La inflación era del 80%, y entonces el gobierno para buscar plata comenzó a privatizar empresas del Estado: a la compañía nacional de teléfonos, CANTV, a VIASA, al Banco de Venezuela, etc.
Cuando se le pregunta a Carolina sí su padre era corrupto, Carolina calla por un rato. Luego afirma: “En entorno de Pérez era corrupto, eso es un hecho. Pero el entorno cercano a él. Ese fue otro problema que él tuvo. No se dio cuenta que el entorno que él tenía le estaba creando problemas”[1]. Entonces Mirtha le pregunta si se está refiriendo a Cecilia Matos, entonces Carolina contesta: “-Ella fue como su talón de Aquiles. Su punto Vulnerable. Porque por donde usted metía el ojo aparecía ella… Cecilia aparecía como el poder detrás del trono”[2].
Mirtha un tanto sorprendida insiste: “¿En verdad era tanto su poder? ¿Pérez se lo daba? ¿O es que él no se daba cuenta?”
Carolina responde: “-Yo no sé. La verdad que esa es otra cosa que no entiendo. No, no entiendo. Creo que ahí hubo un problema serio porque él tenía que haberse dado cuenta de qué estaba pasando”.
Y viene la parte más insólita de Carolina cuando añade: “Nosotros somos una familia muy moralista ¿y quién nos inculcó esa moral? Él y mamá. Mi papá nos creó con preceptos muy claros. A mí y a mis hermanos…[3]”
Y el lector queda confundido, ¿qué será lo que quiere decir esta señora, en el momento en que le están preguntando por la barragana de su padre? ¿Será que ella entiende por moralista pacato?
Entonces ante el lío que se forma, Carolina se desvía del tema y comienza hablar de que a su padre no le gustaba que nadie les prestara plata, y dice que ella fue criada como clase media y vivía hasta donde la cobija la arropaba porque su papá nunca le dio dinero para que fuera a Disneyworld[4].
Qué arrecho. Esta era la categoría de gente que nos gobernaba.
Mirtha Ríos viendo que se le va por las ramas y no concreta el punto, insiste y le repregunta: “¿Entonces, para usted, Pérez no es corrupto?”, y vean lo que contersta la hija de CAP:
“- No será el corrupto per se. No es que él se robó el dinero, PERO SI NO ES CORRUPTO POR LO MENOS ES CÓMPLICE. Y LO ESTOY DICIENDO COMO VENEZOLANA. COMO HIJA, ME PARECE QUE MI PAPÁ SE HIZO MUCHO DAÑO CON ESA RELACIÓN. Él la pudo haber sacado a ella para el exterior, la pudo haber mantenido afuera. Si él sabía de esto tenía que haberse dado cuenta de qué estaba pasando. Lo digo como hija, porque como venezolana ¡me parece el colmo! Porque nosotros lo elegimos a él para defender nuestros derechos y defender a nuestro país; POR TANTO ÉL ES EL RESPONSABLE DE TODA LA GENTE QUE NOMBRÓ, DE LA GENTE QUE ESTABA A SU ALREDEDOR…[5]”
Y completa con estas barbaridades: “Ahora bien, quítese a Cecilia Matos de todo esto ¿y qué ministro está preso? Ninguno. ¿Qué ministro fue juzgado? Ninguno. Es decir, lo del gobierno corrupto fue una matriz creada… ¿pero de dónde sacaba Cecilia Matos la plata para vivir donde vivía? ¿Quién se la daba? ¿Por qué se la daban? De verdad que no lo sé…[6]”
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