Gritos desesperados

En escritos anteriores evidenciamos los obstáculos burocráticos que enfrenta este proceso y denunciamos el desempeño de funcionarios públicos, diferenciados entre revolucionarios y oficialistas. Abordamos luego los rasgos de la cultura burocrática que encuentra en la mediocridad “oficialista” sus mejores ejecutantes y en los comisarios políticos, los encargados de velar por la lealtad al “régimen”.

Usualmente la crítica se percibe como un acto de traición que demanda estigmatización y exclusión. Felizmente, en este su tercer período, el Presidente ha legitimado la crítica y la autocrítica en tanto principalísimas fuerzas motoras del proceso, que convocan la participación activa de la ciudadanía en la profundización y dirección de esta transición.

Hasta tanto la autocrítica y la eficiencia no se consoliden, seguirán surgiendo “gritos desesperados”, gritos del silencio producto de la “sordera burocrática”, de una gestión y un seguimiento deficiente y de la obstrucción de los canales de participación. No basta la cacareada madurez política alcanzada por la ciudadanía que se expresa en sus intentos de participación, reprimidos, maniatados y aplastados por un techo burocrático.

De allí la práctica desesperada de entregar papelitos directamente al Presidente de la República. Agotada esta vía se instauran otras, suerte de caminos verdes, que se cree conducen directamente a las instancias decisorias, en tanto llamadas de auxilio a comunicadores, articulistas, figuras públicas, etc.

Es así como llegan denuncias de Consejos Comunales sobre corrupción con el angustiante título: “Necesitamos su ayuda, lee todos los oficios y diligencias y remitentes a quienes hemos ido y no recibimos respuesta… Por favor te pedimos… reenviar este correo a los siguiente Camaradas…o cualquier otro… realmente revolucionario y comprometido con las comunas… Le agradecemos que nos ayuden en cumplir el mandato del comandante Chávez con la eficiencia de las Instituciones del Estado.”

O el llamado desesperado a “la reflexión y a la denuncia” que hacen 600 taxistas “que le préstamos servicios a Pdvsa en el Zulia, quienes se interrogan “¿Qué clase de socialismo es este?” que ni la más cruel de las compañías capitalistas se atrevería a arrodillar por hambre a quienes diariamente movilizan su personal…Compañero tu que me lees si tienes como hacer está denuncia ayúdanos. Esperando quizás la llamada milagrosa (justicia) de Chávez”.



Maryclens@yahoo.com


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Maryclen Stelling


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