En algún artículo anterior me refería a todo robo como un acto de clase burgués. A los explotadores como los legítimos ladrones dentro de la sociedad capitalista y a los ladrones no burgueses como unos reproductores de esa nefasta práctica que caracteriza a quienes han robado y roban todo a las clases trabajadoras, de explotados, a las y los proletarios.
Si bien la corrupción no es solo robo, lo que sí es cierto es que esta práctica también tiene un origen de clase y se expresa, fundamentalmente, en el ámbito del desempeño burocrático del Estado. Bueno, digo que no es solo robo, pero sin dudas que también lo es.
La corrupción es, por extensión todo acto de engaño, de distracción, de negligencia, por medio del cual se afecta al pueblo a quien se debe servir desde las responsabilidades burocráticas (uso la palabra aquí sin ningún tono peyorativo) pero se le abandona.
Las colas injustificadas, los espéreme ahí que ya le atiendo pero la persona está pajareando en cualquier otra cosa de tipo personal, hablando por teléfono o mandando mensajitos que nada tiene que ver con las responsabilidades para las que se le contrató. Son actos de corrupción.
Corrupción es tener tareas que cumplir en horarios puntuales y la mayoría de estos pasarlos echando carro, matando otros tigres u ocupando ese tiempo entre desayunos, almuerzos prolongados,meriendas varias y otras trampitas mientras se apura el horario de salida con todo listo para huir en veloz carrera a la hora en punto,
Corrupción es, a fin de cuentas, no servir a nuestro pueblo cuando el compromiso central es ese. Corrupción es, aunque parezca contrastante y contradictorio, irse a una marcha, a la que se asiste para que los jefes le vean y huye lo antes posible del escenario, dejando además sus tareas fundamentales de lado, sin importarle.
El tema de la corrupción es una cultura, putrefacta, distorsionada, burguesa, que no siempre está asociada a l robo directo de los bienes públicos, porque hay corruptos que a veces no manejan dinero directamente, pero son igualmente corruptos.
Por estos detalles, es que vencer la corrupción es una tarea cotidiana. Es la tarea diaria de vencer la cultura de los dominadores que se reproduce en actos aparentemente imperceptibles pero que hacen mella, frenan, hacen lentos los impostergables avances de la revolución para liberar conciencias y generar eficiencias.
Gobierno de la eficiencia. Sin corrupción, Sin trabas. Sin efectismos que obnubilen pero no resuelvan. Este tema es complejo. Necesario es atacarlo a fondo, en su raíz. Atacarlo venciendo toda impunidad y sancionando a sus responsables, Al tiempo que se trabaja para revolucionar la conciencia y darle paso a los valores humanistas de la solidaridad y el servicio en toda función pública en la que nos corresponda desempeñarnos. ¡Es la única posibilidad de alcanzar la Patria socialista!