En su habitual columna dominguera, “Pare de Sufrir”, para Últimas Noticias”, este del 11 de agosto, como decir ayer, pues hoy es lunes, con el título de “Admirable”, Luis Britto García hace unas reflexiones, basándose en primer lugar en “El Manifiesto de Cartagena”, notable documento de Bolívar del año 1812, sobre la caída de la República, la primera, nacida con la declaración de la independencia y promulgación de nuestra inicial constitución y sigue con la Campaña Admirable. Para ser más precisos y objetivos, deberíamos decir que el escritor cita largamente frases de aquel documento para que el lector entienda, en el juicio de Bolívar, por qué se perdió aquella república o primer intento por “tener patria”. Pero también lo hace de parte del “Decreto de Guerra a Muerte”, a manera de dejar constancia de cómo El Libertador, llegó a posiciones muy duras para alcanzar la unidad del movimiento patriótico, dejar constancia de su firmeza y disposición a llegar hasta dónde fuese necesario y hacerse respetar.
En mi parecer, es una magistral forma de Luis Britto de hacer crítica sobre lo inmediato, aconteceres de ahora, sin que los criticados se vean afectados, no señalados y ni siquiera reflejados con precisión en ese espejo. Esa manera de criticar, puede que logre su propósito -¡quién quita!- y al mismo tiempo dejar la ventana abierta. El criticado, al no verse allí expuesto, puede que se haga solidario con la crítica, quién crítica y hasta predispuesto a seguirle una y otra vez y, por qué no, hasta hacerle caso.
Cita al Libertador en el primero de los documentos mencionados. ”El soldado bisoño lo cree todo perdido, desde que es derrotado una vez; porque la experiencia no le ha probado que el valor, la habilidad y la constancia corrigen la mala fortuna”. A todo bisoño se dirige Luis Britto para advertirle que nunca hay que tirar la toalla ante los primeros golpes habilidosos del adversario. No cambiarle ritmo y dirección a la marcha por simples amagos de los enemigos.
Pero quiere Britto dejar claro su criterio al respecto y por eso explica qué es habilidad. Dice al respecto, “habilidad es extraer enseñanzas de la derrota y aplicarlas”. Pero de inmediato se pregunta: “¿Por qué cayó esa Primera República, la Patria Boba?”.
Britto, pudiera haber escrito sólo por lo de la Campaña Admirable, explicarle a sus lectores por qué perdimos la república de 1811 y dejar constancia como Bolívar, en documento de Cartagena, explicó los motivos y hasta dejó constancia de lo que debería hacerse en el futuro para no volver a fracasar. Pero no creo que haya sido sólo ese su propósito, pues en cierto ámbito, ese que le lee con asiduidad, es un tema conocido y el escritor del cual hablamos suele ser pródigo en imaginación y creatividad.
Pero está claro, que al hacer a su manera el balance de las 12 causas que señaló Bolívar, como la impunidad, “la adopción del sistema tolerante” donde a “cada conspiración sucedía un perdón y a cada perdón sucedía otra conspiración”, Luis Britto García, en un sutil esfuerzo hace un llamado a lo que ahora sucede en Venezuela.
Su sutileza es tal que, por boca del Libertador o mejor la “pluma” de éste, sugiere necesariamente al lector sobre lo que ahora pasa en Venezuela, donde justamente cierta oposición se ha convencido que puede hacer cuánto le venga en gana sin que deba pagar por eso. Eso evoca en uno los muertos de abril, delitos derivados de un discurso político opositor agresivo, azuzador y repetitivo. Ante lo cual, por lo menos hasta ahora, los autores intelectuales parecen intocables. Se repiten pues aquellos comportamientos que envalentonaron a los monárquicos por la excesiva tolerancia.
En la “Republica Boba”, la oposición generó inflación, escasez, corrupción y hasta curas que utilizaron los púlpitos para tratar de ganar adeptos contra la república y el interés de España. Mientras y después del terremoto de 1812 que asoló a Caracas, sacerdotes monárquicos, como decir ahora de la derecha, calificaron aquello como un castigo de Dios, porque en esta naciente patria se había roto con la monarquía y el monarca era un “enviado de Dios”; pero no quedaron en el calificativo, sino que recorrieron la ciudad difundiendo aquella blasfemia y gesto subversivo. A tanto llegó el atrevimiento que aquel desafío de los enemigos de la independencia, fue respondido por Bolívar con aquella aún retumbante frase “Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”.
Luis Britto pues, no elude la crítica, sólo que ha aprendido –intelectual de alto vuelo al fin- el arte de criticar sin morir en el intento. En verdad, no le conviene a la revolución que hombres diáfanos como él, en un momento cuando se requiere su participación, y la gente que conduce el proceso bloqueen sus canales. Es bueno hacer la crítica en el momento oportuno y en estilo adecuado para no crear barreras, pero también es bueno que a quienes se critica, porque es obligatorio hacerlo, escuchen y sobre todo extraigan de ellas lo pertinente y lo sano que siempre habrá.
En gran medida comparto y admiro esa sutileza de Britto, que deja de serlo un poco, cuando al final emite un severo juicio contra el TSJ, pero me queda la duda si quiénes se dirige aquel mensaje fino, nada subliminal, se dan por enterado, lo que significa en esencia, decidirse a “recoger las experiencias” para corregir entuertos y dejar sentado que tenemos patria a quien se le debe respeto.
Es posible que sí. Ojalá, porque le otorgaría mayor valor al estilo de Britto y evitaría tanta “tiquiña” entre chavistas. Pero es posible, por razones culturales del venezolano y asuntos de la comunicación, que el destinatario no se dé por enterado. Lo que si es cierto, que por esos procederes “la sangre no llegará al río”.
Pero los del TSJ, tratados con relativa dureza por Luis Britto, pese el intento de provocar una sonrisa con aquella ironía de “gracias por el favor concedido” puede que en lo adelante corrijan, lo que no es seguro. Lo cierto es, debe haberles subido la temperatura.