El escenario en el cual se desarrolla la nueva ofensiva de la derecha fascista contra la revolución bolivariana, con su guerra psicológica incluida,¬ está caracterizado por el desabastecimiento derivado del acaparamiento, la sobredemanda ocasionada por las compras nerviosas inducidas mediáticamente y un contrabando masivo principalmente hacia Colombia de gasolina, azúcar, harina de maíz, aceite, arroz, carne, pollo y demás productos subsidiados y regulados por el control de precios e importados con divisas preferenciales. A ello se suma una escalada especulativa que tiene lugar en un clima de escases, que proyecta la inflación anual por encima del 40 % anual impulsada por el dólar paralelo, al operar éste como un referente de hecho en la formación de los precios.
En este contexto, el INDEPABIS y la SUNDECOP lucen rebasados por un fenómeno especulativo fuera de control, habiendo quedado la ley de ilícitos cambiarios como letra muerta. Está claro que la oposición cuartorepublicana con el apoyo de los gringos, no descansará en su afán de derrocar la revolución para implantar el modelo neoliberal. Sin embargo, si se quiere construir una estrategia para derrotar esta nueva intentona desestabilizadora, hay que tener muy en cuenta que esa oposición golpista está aprovechando el viento a su favor que le ofrecen los desequilibrios macroeconómicos realmente existentes, resultantes del desgaste de la política económica del gobierno.
La profundización del modelo rentista petrolero, la desaceleración del desarrollo productivo a expensas del incremento del comercio importador, la perforación del actual control de cambio facilitado por la debilidad institucional combinada con una corrupción que tiene como caldo de cultivo la especulación cambiaria, las tendencias estanflacionaria –estancamiento con inflación- de la economía y, al fortalecimiento de la de economía capitalista respecto de de la economía social y estatal, son señales inequívocas de la necesidad de alinear la política económica con el rumbo que señala el Programa de la Patria, hacia la construcción de una economía productiva, diversificada, endógeno y sustentable, que privilegie la economía social. La estrategia para enfrentar y ganar la guerra económica pasa por una revisión integral y afondo de la política económica, por un “golpe de timón”.