Es lamentable oír la autocrítica que hace nuestro presidente Nicolás Maduro, sobre el relajo que había en la entrega de divisas a empresarios y particulares. Estamos en presencia, quiérase o no aceptar, de la réplica ampliada RECADI en la IV República. “Tenemos que decir hoy autocríticamente que se utilizó un mecanismo sin controles previos y posteriores, se daba en base a la solicitud”.
Y me pregunto, así como se preguntará el resto de los venezolanos: ¿Dónde están los responsables de la administración y la entrega de las divisas, proveniente del petróleo, cuyo dueño somos los venezolanos? Que yo sepa no hay nadie preso. Y es en la cárcel donde debieran estar quienes firmaron esas entregas, sin siquiera preguntar en qué se iban a utilizar. Allí cabe perfectamente el viejo dicho: “No tiene la culpa el ciego, sino quién le da el garrote”.
Las señales las había dado el profesor Jorge Giordani, hace cosa de unos cuatro meses, cuando aceptó que habían entregado más de 20 mil millones de dólares a empresas de de maletín, siendo, en esos momentos, el propio Giordani el gran piache de la economía. Pero la cosa no pasó de allí. Removieron a Edmeé Betancourt y Maduro nombró a Nelson Merentes como presidente del BCV. Luego fue removido a Finanzas, y su lugar lo ocupa Eudomar Tovar, quien había sustituido a Manuel Barroso en CADIVI y ahora es José “chino” Khan el encargado de administrar las divisas.
Pero el relajo continuó. Siguió la guachafita, al mejor estilo de la IV República. No se investigó que, se sepa públicamente, a quienes presidieron a CADIVI, desde su creación. No se dijo ni “ñe” hasta ahora que el señor Presidente se refiere al relajo en la entrega de divisas. Ahh, pero para el venezolano de a pie, que necesita viajar al exterior a vacacionar, o a otras gestiones de índole personal, a ese sí le aprietan las tuercas. Para el pendejo sí hay el máximo control, so pena de suspensión de su asignación de cupos.
Esa falla, ese error, esa barbaridad no puede permitirse, en un gobierno revolucionario. Ahora mismo deberían estar presos los culpables, sean quienes sean. Pero al pueblo venezolano chavista o no chavista, necesita saber los nombres de los culpables directos en esta cosa tan desastrosa para la economía del Estado, y para la moralidad, la honestidad y el decoro que deben guardar los funcionarios administradores del dinero de todos los venezolanos. No es aventurado afirmar que la verdadera guerra económica se inició con esta locura, con este relajo de entregar millones y millones de dólares sin saber cuál era su destino.
¿Quiénes firmaron? ¿Quién autorizó? ¿Quién revisó? Estas cosas molestan a cualquiera. Esto da arrechera de la buena. Presidente, por favor, haga lo que tenga que hacer en este caso, pero ordene llegar hasta el fondo, hasta el hueso de tan semejante hecho, que supera al famoso caso RECADI. Esta vaina no debe quedarse en bla, bla, bla, o en la detención de algún pendejo, como sucedió con el chinito de RECADI. En esto hay muchos “chinos” metidos. Y todos, toditos, deben ir con ganchos a la cárcel. ¡Se cansa uno! ¡Volveré!
¡Chávez vive, la lucha sigue! ¡Cárcel para las manos sueltas de CADIVI!