Y uno que otro grito destemplado y uno que otro comentario escrito y en la máxima tribuna de la nación en la Asamblea Nacional nadie dice pio y ningún diputado demanda de manera pública que se “haga justicia” o por lo menos se cumpla con la ley.
Solo alguna cantora o una exministra que lo hace ahora que ya no lo es. La discusión, el derecho a disentir se ve frenado por la “acerada disciplina Psuvista” se puede cacarear de derechos humanos pero Sabino para el gobierno no lo era se le censuró, se le apresó, se le injurió, se le asesinó. Se habla de congruencia revolucionaria pero al que enfrentó al oportunismo como es el caso de Numa Rojas va preso y mal recomendado, se le aplicará algo así como una aquella conocida ley de vagos y maleantes y ay! de aquel que lo apoye muy pocos serán los que se atrevan a gritar exigiendo su libertad .
La existencia no coloca en encrucijadas y nos hace entender que si bien el gobierno se autocalifica de revolucionario y más de una vez como el partido no solo hegemónico del proceso a veces desearía ser el partido monopólico del proceso, la experiencia nos indica que los procesos de cambios crean también sus propios medios y métodos de control casi nunca controlados por nadie.
El último acto el de detener y hacer preso a Numa rojas es parte de la fórmula de detener la voz de la disidencia revolucionaria, formula que se practica de una y cien maneras desde la grosera censura aplicada por las “Cortinas de Vanessa” o la insinuación de que el periodista Becerra es “terrorista” o las acciones que se desarrollaron como especie de plan instrumentado hasta en sus últimos aspectos para anular físicamente al Cacique Sabino Romero.
La ecuación es la misma en todo momento y lo dramático es que la indignación, la palabra justa pocas veces encuentra eco y los medios que se atreven y no hablo de los algunos medios comunitarios que parecen corifeos del alcalde o gobernador de turno para bailar al son que ponga el ejecutivo municipal o estatal.
Lo cierto es que posibilidad de disentir se sigue viendo impregnada de obediencia, de temores y de acciones tímidas la injusticia sigue hay sin perdernos de vista y la palabra revolución es solo un conjunto de letras que van perdiendo contenido claro a menos que sea la “canaimita y los útiles escolares” cosas que ya en las conocidas en las sociedades de bienestar europeas se conocían.
Empezamos por cosas terribles que van creciendo y aquellos que no protestaron por la censura impuesta a más de un comunicador social hoy son víctimas y no encuentra una catapulta comunicacional que los defienda.
A lo que vamos el caso de Numa Rojas es consecuencia de muchos silencios incluyendo el de él mismo acerca de casos terribles y tenebrosos que se aplican con rigor al que opine distinto al buró, a la dirección, al mascaron de proa del proceso.
La batalla por la posibilidad de crear o recuperar parte del proceso, de un proceso gallardo, hidalgo y ante todo donde las diferencias sean posibles aun no llega. ¿ A ver cuando se inicia ? En eso andamos y el 27 de febrero no se olvida y fue la sangre de civiles la que muestra la vereda a recorrer. Lo demás es desfile y charreteras.