Uno no puede menos que indignarse cuando oye los partes de la guerra contra el contrabando, donde no todos están jugando para el mismo equipo. Se nota que en esta guerra se juegan muchos intereses, que actúan, unos solapados y otros amparados en las grietas que siempre deja la Ley, para que quien al servicio del delito encuentre formulas sabias de generar impunidad, con eufemismos fabricados desde la semántica legal.
Saca de quicio, cuando se ve el esfuerzo que hace la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, en la lucha contra el crimen en la frontera; donde desde Generales en Jefe, hasta soldados de tropa, sacrifican las comodidades de la casa o del cuartel, pierden sueño y hasta arriesgan sus vidas confrontando a los criminales que al servicio de las mafias del contrabando, del secuestro y del narcotráfico han hecho del territorio fronterizo su frente de operaciones.
Mientras esto ocurre, desde una muelle oficina con aire acondicionado y demás comodidades, un “administrador de justicia”, cuando les llega un capo pesado capturado por la FANB, con la cooperación de la comunidad organizada y de todo un pueblo, que quiere poner orden en esta pea, valiéndose de esos vericuetos leguleyos, le da beneficios, que seguramente no se los daría al pendejo, que bajo una borrachera hurtó una gallina para hacer un sancocho, sin poner en peligro la vida de ningún ciudadano, excepto, la de la noble ave, que fue a mitigar el hambre provocada por el consumo de frías espumosas.
Pero a parte de eso, en todo el territorio nacional y hasta en los abastos bicentenarios, las gerencias de estos establecimientos propician las colas, que forman parte de la guerra económica, habilitando solo un veinte por ciento de las cajas registradoras, con la finalidad de crear malestar en el consumidor. Paralelamente a eso desde lo interno de estos establecimientos hay el contacto interesado, que no es gratis, con las mafias de la buhonería para ponerles sobre aviso, cuando viene mercancía y , hasta que sus socios no copan las colas, no ponen a la venta el producto, que nunca alcanza para el público en general, que luego tiene que morir a manos del revendedor informal, que lo expende a precios que están mas allá de lo imaginable, como en el caso de la leche en polvo, que un kilo ya lo tienen hasta en 400 bolívares. Lo peor, es que para estos delincuentes no hay castigo, porque cometen sus asaltos a la vista de todos y nadie toma medidas. Eliminando esas colas, que nos es imposible, se acaba la guachafa.
Otro tanto ocurre con el MERCAL y el PDVAL, cuando hacen las jornadas de venta, nunca hay pollo, carne, aceite, margarina y mucho menos leche. Ah, pero en las llamadas “polleras” y negocios de carne, el de a píe se entera a donde fue a parar el pollo que no encontró durante la venta. Se preguntaran como lo detecta. Sencillo, el tamaño de los pollos que venden en el mercado nacional, no es comparable con el mollejúo de los importados por el Estado desde Argentina, Brasil y el resto de los países con quienes tiene alianzas estratégicas.
Los mismo ocurre con la leche y la harina que va a parar a las pastelerías y a las manos de los buhoneros y eso lo vemos, al menos en el Estado Bolívar, sin mucho empeño, pues las mesas llenas de productos, son exhibidas y muchos hasta pregonan: “Venga que si tenemos a precios justos, lo que la revolución esconde”.
Por eso decimos que la lucha tiene que acentuarse en la frontera, pero a lo interno meter lupa a quienes manejan las cadenas de distribución alimentarias del Estado, los supermercados y los mayoristas, que por supuesto cuentan con el apoyo de la oligarquía que maneja los medios de producción. De lo contario como se explica que: gandolas cargadas de “Harina Pan”, de aceite y otros, vayan a parar a Colombia o a manos de los vendedores informales. ¿Será que empresas Polar y sus socios están fuera de la jugada? ¿Hasta cuando vamos a seguir creyendo, que esta gente está interesada en romper con el contrabando? ¿Porque el Estado en vez de estar entregando dólares a “importadores” intermediarios, no arbitra estrategias para como Estado; importar y luego distribuir de manera transparente, sin estar alimentando el buche de los buitres criollos?
¿Será muy difícil que los técnicos del Estado Venezolano, estudien formulas para cambiar las políticas económicas y monetarias que nos zafen de la órbita del especulativo dolar ? ¿No hay manera de defender nuestra moneda frente a las políticas monetarias capitalistas y así evitar alimentar las mafias del contrabando y del mercado monetario paralelo? En la red hemos visto propuestas serias, como es la del Bolívar Petrolero, que sin pretender meternos a cura si saber el padre nuestro, nos parece digna de tomar en cuenta, porque pudiera ser una alternativa, de acuerdo a las explicaciones que los expertos han dado a cerca de esta propuesta que tiene años rondando en la red.
De lo contrario habrá desgaste y todo un conjunto de asuntos adversos, si a ese esfuerzo de la FANB, el pueblo organizado y las instancias de gobierno establecidas, no se le apoyan con otras medidas que vayan a la raiz de la mata que colma el patio de frutas podridas, sin darle reposo al personal de mantenimiento. Cambios en las políticas económicas y monetarias que nos saquen de la maquinaria estranguladora del capitalismo, que se engulle nuestros salarios, con los aumentos que vengan, y la aplicación de la Ley sin contemplaciones, son caminos inexorables para acabar con la crisis actual. Sobre todo la aplicación de la Ley, el contrabandista y el especulador, tiene que ir preso y sin beneficios.