Al fin se enteran

Desde que se inició el sabotaje económico contra el pueblo, en busca de una implosión social, comenzamos a denunciar que las colas son reflejos inducidos, para molestar a la población y ponerla en contra del gobierno bolivariano y al mismo tiempo alimentar a la canalla mediática para vender al mundo la imagen de Venezuela, como un país en quiebra que se está cayendo a pedazos.

Un país. donde la gente no encuentra que comer, porque no hay producción, ni el estado tiene políticas alimentarias y las políticas económicas en vigencia lo han aislado de la economía mundial, porque hay un grupo de dirigentes que se empeña en mantener un proyecto fracasado, como el socialismo del Siglo XXI.

Es una buena manera de desacreditar al país que acaba de ser reconocido por la FAO, como de los pocos que cumplió con creces las metas del milenio, al vencer la pobreza extrema y lanzar uno de los programas educativos mas novedosos del planeta, como el de las Canaimitas. Con la segunda posición en el continente en cuanto a matrícula universitaria, detrás de Cuba y la quinta en el universo, por encima incluso de los llamados países desarrollados.

Los “líderes del teclado”, de la izquierda trasnochada, escribidores de gamelote, que nos ocupamos de observar y de oír al pueblo en sus quehaceres y sus reclamos, inmediatamente detectamos que las colas en los supermercados y demás establecimientos que expenden alimentos, no son producto del fenómeno del desabastecimiento sino inducidas. Denunciamos que en la jugada están incluso personas que ejercen funciones gerenciales al frente de los supermercados bolivarianos, que aplican el cierre de cajas. En el caso del Bicentenario de Ciudad Bolívar, es normal, ver como de siete cajas registradoras que tiene solo dos o máximo tres trabajan, con lo cual propician las colas.

En los privados, que están de frente en la jugada de Fedecámaras, Consecomercio, Industria Polar y sus socios, de fabricar el desabastecimiento para chantajear al gobierno bolivariano, para que les abra más de lo que está el chorro de dólares, el abuso es descarado. Allí mantienen la red con la mafia de los informales que dejaron de ser trabajadores para engrosar las filas de la delincuencia organizada, a quienes avisan de antemano cuando viene el surtido, para que copen las colas incluso con personal pagado, ya que esta práctica tomó tanto auge, que ya los “coleros” se ofertan en las redes con tarifa y todo.

Menos mal, que en el alto gobierno se prendió el bombillito y decidieron nombrar al frente la Superintendencia de Precios Justos a alguien, que como el abogado y parlamentario falconiano, Andrés Eloy Méndez, puso el oído y el ojo en el fenómeno y está atacando la perversa modalidad de las colas, que se irán acabando poco a poco en la medida que se apliquen las medidas correspondientes. Claro que luego de un año de alimentación y desarrollo de una criatura perversa como las colas inducidas no va a ser fácil erradicarlas, pero con decisión y oyendo al pueblo el triunfo está asegurado.

Sinceramente creemos que algunos camaradas en funciones de gobierno les hace falta “un poco de ignorancia”, para que se enteren, que no se las saben todas y en consecuencia despreciar la opinión de quienes a veces dicen verdades lapidarias, solo conduce a repetir los errores y a hacer más vulnerable el proceso revolucionario, que requiere del concurso de todos y donde todos tenemos algo que aportar sin que ello implique estar en alguna estructura partidista.

Para dar aportes a la revolución sobran espacios y herramientas, entre esos espacios están las bibliotecas, las oficinas y el hogar de cada cual y, entre las herramientas, la computadora con su teclado, los medios de comunicación y las redes sociales para ser utilizados en la batalla de las ideas. Para eso no se necesita estar bajo la égida de un jefe político, sino simple y llanamente tener claridad en cuanto al legado del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, que no es el ABC de un partido político, sino la interpretación fiel del ideario de nuestro Libertador Simón Bolívar.

La lucha de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana, que cumple sus funciones en la frontera, tiene que ser reforzada con acciones, como la que está impulsando ahora la Superintendencia de Precios Justos, conjuntamente con los demás organismos a quienes compete la problemática presentada. Junto a estos organismos también tiene que ponerse a bailar pegado la administración de justicia. Para contrabandistas y especuladores no puede haber beneficio. Son criminales y como tal tienen que ser tratados. Mientras eso no ocurra los mafiosos de las cadenas de distribución, seguirán en la jugada, con sus cadenas de buhoneros”. Las empaquetadoras, tienen que ser nacionalizadas y entregadas a los trabajadores para que bajo estricta vigilancia del Poder Popular, no desvíen los bienes importados o producidos en el país, hacía el contrabando. Lo que tenemos que celebrar, es que de tanta denuncia, sobre los chanchullos que tienen en práctica los que manejan las cadenas de distribución de alimentos, Fedecámaras, Consecomercio y demás mafias; en el alto gobierno, al fin se enteran.



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Cástor Díaz

Periodista CNP 2414

 cd2620@gmail.com

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