La Seguridad de Estado no se discute

Las políticas de Seguridad de Estado n o son sujetos de discusión y mucho menos con los grupos de presión que los únicos conceptos de patria que tienen; son la chequera y los dígitos de sus cuentas en dolares. Entendemos que la seguridad alimentaria está incluida dentro de ese concepto y en consecuencia las medidas que tome el gobierno nacional, para asegurarla y preservarla, son de su exclusiva pertinencia y no tiene porque negociarlas con nadie.

La decisión de instalar capta huellas en los establecimientos comerciales, que tienen que ver con la distribución de insumos de primera necesidad para el colectivo venezolano, no puede quedar al garete, a voluntad de los dueños de dicho negocios, o a las condiciones que ellos y sus gremios impongan. Esa es una decisión del Ejecutivo Nacional y por ende tiene carácter de obligatoriedad, porque exigir que el Estado les proporcione, los equipos es poco menos que una grosera desobediencia y provocación a un gobierno que ha venido dándoles todas las garantías que requieren para sus actividades, incluso en muchos casos perdonándoles sus abusos en contra del consumidor.

La guerra contra los hambreadores del pueblo tiene que ser con todo. Así como ellos no cambian la receta para desestabilizar y conspirar,tampoco el Estado debe cambiar las armas con las que históricamente han sido combatidos. El libreto es el mismo que aplicaron a los bolcheviques al surgir la revolución de octubre, cuando los grandes productores y mercaderes se pusieron de acuerdo para poner de rodillas a Lenín y su gente, escondiendo el trigo, la leche y demás alimentos. Claro allí hubo una ventaja, quien era pillado en esos menesteres, no reincidía, porque de su negocio salía para el tribunal y de allí a cumplir un castigo ejemplar.

Aquí en nuestro país hay más flexibilidad y por eso los señores de Fedecámaras y demás amos de la distribución de alimentos y de otros insumos indispensables para la vida del país, se dan el tupé de pedir explicaciones al gobierno y además de asegurar que con todas las medidas que pongan en vigor, la escasez o desabastecimiento no acaba hasta que no haya la liberación de precios y más dólares para el sector sanguijuela, que se autodenomina así mismo productivo.

Los grupos de presión siguen haciendo su trabajo al lado de los “asesores” que responden a los intereses del Fondo Monetario Internacional, para ver como pasan el strike, al gobierno bolivariano de los llamados “Ajustes macroeconómicos”, lo cual agudizaría la depauperación de la clase trabajadora, estudiantil y de menores recursos que ha visto reducirse de manera acelerada su poder adquisitivo, desde la devaluación de octubre de 2012. La espiral generada desde entonces es tal que los aumentos salariales
decretados por el gobierno se los devora la especulación, alimentada por el contrabando de extracción y la manipulación de las mafias que controlan el mercado de alimentos y demás rubros de primera necesidad para la buena marcha del país.

La situación no es nada fácil y los sectores de la derecha están jugando al desgaste de cara a las elecciones parlamentarias, en las cuales pretenden atraparnos con la imagen deteriorada, con el elector decepcionado por la ausencia de respuestas eficaces y acertadas, lo cual hipotéticamente les daría una importante ventaja en cuanto a la conquista de escaños y desde la Asamblea Nacional impulsar el golpe parlamentario, como hicieron en Paraguay, con Fernando Lugo.

El golpe continúa su marcha y frente a esta amenaza, al gobierno le corresponde profundizar el proceso revolucionario, darle un viraje a la política económica, romper definitivamente con la estructura capitalista que pretende atraparlo en su trampa, valiéndose del escenario generado con el acaparamiento y desviación de dólares otorgados para el abastecimiento del país.

La salida no puede ser sobre la base de ajustes macroeconómicos, o política de shock. como los que llevaron a Carlos Andrés Pérez al estercolero de la historia después de su fastuosa coronación, como el presidente que había consagrado la reelección . Es urgente fortalecer la coraza ideológica de la revolución para hacerla impermeable frente a los ataques de la derecha que viene con misiles disfrazados de caramelos.

El acercamiento y el diálogo tiene que ser con el pueblo, no con los sectores sanguijuela, que solo buscan el chorro de los papeles verdes para hacer de la revolución una piñata. Definitivamente, la economía tiene que ser estremecida por un giro revolucionario, que acabe de destronar a los sectores mafiosos que juegan con el hambre del pueblo, pero que están acusando el duro golpe dado a sus proyectos, con la guerra declarada al contrabando.

No hay que perder de vista que la oligarquía parasitaria y la burguesía lacaya y explotadora del pueblo, están acusando los golpes que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, el pueblo organizado y el gobierno nacional, les han asestado en la frontera y en todo el país, con los decomisos y las ventas supervisadas de mercancía por eso están recurriendo al paramilitarismo brazo armado de sus proyectos desestabilizadores asociados al narcotráfico. No nos caigamos a coba, narcotráfico, paramilitarismo y contrabando, forman un solo equipo. Por eso camaradas, La s Seguridad de Estado no se discute


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Cástor Díaz

Periodista CNP 2414

 cd2620@gmail.com

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