Una de las estrategias que subyacen en la guerra económica emprendida contra nuestro país, acompañada de matices terroristas y que se mantienen a pesar de la acción efectiva emprendida contra el contrabando por el gobierno del Presidente Nicolás Maduro y la FANB para combatirla, es la del acaparamiento en el mercado interno.
Está se aplica para justificar el alza desmedida de los precios de la cesta básica y de otros productos de consumo y para provocar desabastecimiento y desagrado en la gran mayoría de la población venezolana.
Hemos notado la constancia de los representantes del Estado venezolano para enfrentar este fenómeno, que no había llegado a los niveles alcanzados en los últimos meses; sobre todo, por la magnitud del volumen y las cifras en toneladas involucradas.
En este sentido cobra importancia el balance presentado por el jefe del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, el mayor general Vladimir Padrino López y las declaraciones del Superintendente de Precios Justos, diputado Andrés Eloy Méndez.
Para el alto oficial de la FANB Padrino López, los procedimientos en la “Operación Choque al Contrabando” se han mantenido en los estados fronterizos del país como Táchira, Zulia, Apure, Barinas y Amazonas con mucha efectividad con la detención de más de 596 personas, muchos de ellos privados de libertad y la incautación de rubros alimenticios y la de miles de litros de combustible que fluyen hacia Colombia y el mar Caribe.
El esfuerzo del Gobierno Socialista y de nuestra FANB, reflejado en las cifras de su balance de incautación de alimentos y combustibles, es por demás alarmante. Las cifras oficiales podrían girar, en un total de lo recaudado, en los estados fronterizos en 3.879,10 toneladas de alimentos para el consumo humano; 1.068,10 toneladas de alimento para animales y 1.307,9 toneladas de lo calificado como material estratégico.
La lucha ha superado las expectativas y ha demostrado la poderosa logística y la verdadera intención que subyace en esta estrategia, que va más allá del contrabando y que asoma la verdadera intención de los enemigos de la Patria; la misma encuentra aliados en el vecino país, que buscan socavar la estabilidad del Estado venezolano.
Según declaraciones de altos oficiales colombianos, la lucha contra el contrabando “es de una dimensión transnacional” y se ha centrado en los últimos meses en renglones como combustibles (gasolina, diesel y lubricantes), fármacos y carne de ganado en canal.
Más allá del contrabando está directamente involucrada una estrategia política de debilitamiento a las instituciones del Estado y un ataque a nuestra soberanía por parte de la misma oposición con sus aliados de Colombia. Esto ha sido entendido por el Gobierno del Presidente Nicolás Maduro y se acentúa la investigación en las redes terroristas como las detectadas en los últimos días; caso Loren Saleh.
La acción debe ser conjunta entre el pueblo y la Fuerza Armada para frenar el contrabando y defender así la soberanía. Según el Superintendente de Precios Justos Andrés Eloy Méndez la lucha se encamina ahora contra el contrabando interno, el cual alimenta el comercio informal o lo que se conoce popularmente como el “mercado negro”.
Las medidas que se esperan en los próximos días podrían servir para regular los precios justos y se anuncia la creación del PVJ (Precio de Venta Justo) que sustituye al tradicional PVP al que estábamos acostumbrados los venezolanos en el pasado.
En esta guerra contra el contrabando existe otra red paralela a la internacional (transnacionales del contrabando) y su principal recurso son sistemas de transporte y grandes almacenamientos los cuales deben ser detectados en diferentes regiones del país con la participación del pueblo organizado y las UBCH, como la descubierta en el estado Aragua por la FANB y el gobernador Tareck Aissami.
Uno de los renglones que deben ser investigados por la Superintendencia de Precios Justos es precisamente lo que está ocurriendo con el café. Este producto ha desaparecido de los anaqueles, sobretodo en la región oriental, como una estrategia de especulación la cual busca el alza de los precios; ya que para Colombia, los vecinos prefieren su propio café y no es un producto de alta demanda para el contrabando de extracción…
¡Amanecerá y veremos!