Nuestra constitución, con sus defectos y virtudes, tiene todos los elementos necesarios para que Venezuela sea un país próspero y seguro, solamente falta aplicar su texto en el día a día, hacemos énfasis en su texto ¡el que se lee claramente! mismo que refrendó el pueblo, no interpretaciones escudriñadas, oscuras, furtivas. La democracia se basa en la institucionalidad, en el cumplimiento de la ley, es lo único que puede proveer bienestar colectivo por medio de la igualdad de todos, igualdad ante las instituciones públicas, ante la ley, no en una pretendida prehistórica y aberrante igualdad material, que obliga al pueblo depender de las “políticas sociales” de los gobiernos, mientras quienes lo dirigen gozan de lujos y todo tipo de privilegios.
Existe una malsana creencia cultural explotada principalmente por los gobernantes que hace creer que son ellos quienes provocan los cambios, las grandes transformaciones, ello no es más que un ardid, un anzuelo, un subterfugio que solo busca justificar la permanencia de estos en el poder, muchas veces, a cualquier costo.
En ese sentido, recalcamos que no son los gobernantes quienes producen estos cambios, sino el pueblo, el mismo Bolívar (quien nos dio nada más y nada menos que la independencia) lo recalcó dentro de su basto legado, legado que es por igual extremadamente claro y destaca la siguiente premisa “Sí un hombre fuese necesario para sostener el Estado, ese Estado no debería existir; y al fin no existiría".
Al respecto señalamos que las malas gestiones públicas, las que desmejoran las condiciones de vida, son más responsabilidad de los gobernados que de sus alcaldes, gobernadores o presidentes, porque la corrupción y el desatino de las políticas públicas son aceptadas ¡así de simple! Venezuela posee una carta magna con derechos y garantías sociales que de ser respetadas conforme a su letra depararían una calidad de vida de ensueño, así mismo, Venezuela posee todas las riquezas materiales necesarias (y mucho más) para que la instrumentación de los sistemas de educación y salud descritos en la constitución existan en la realidad, entonces ¿qué pasa? pasa que es el pueblo quien ha perdido el rumbo, quien se ha desorientado, desesperanzado y ha hecho de la política un entretenimiento en vez de una herramienta para la consagración de los fines del Estado
¡Venezuela no necesita ni otro modelo de Estado ni otra constitución! Lo que sí necesita es otro pueblo, entiéndase por otro pueblo venezolanas y venezolanos exigentes, que vea en sus gobernantes empleados públicos obligados a solucionar los problemas y desarrollar nuestras potencialidades, sin aceptar excusas a sus fracasos, exigentes de transparencia en el manejo de los recursos de la nación y de instituciones públicas y del poder popular respetuosas de la ley, no de mandamientos partidistas… ¡solo eso!
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