Actualmente no puede haber excusas, con las estruendosas victorias obtenidas el 15 de Agosto y el 31 de Octubre de 2.004, el 7 de Agosto y el reciente 4 de Diciembre de 2.005, el proceso de cambios que lideriza el Presidente Chávez Frías tiene el mayor poder popular, político y administrativo que se haya visto en Venezuela, por lo que no puede dejar de aceptar el delicado y fatigoso reto que significa el disminuir o acabar con el latrocinio que se hace de la cosa pública. Vencer la corrupción administrativa es el fundamento moral para poder tener una patria digna en donde la honestidad de los funcionarios públicos sea una norma y no una excepción, y ésto solo se logra si no hay contemplación con ninguna persona, sin importar su rango, que actúe fuera del marco legal. Los venezolanos tenemos cifradas esperanzas que para el año 2.011, bicentenario de la declaración de nuestra independencia, en este país este vigente un sistema de vida donde impere la decencia y no la denigrante fechoría.

Para combatir la corrupción a de crearse un organismo central dotado de amplias facultades de acción e integrado por personas de reconocida probidad, dispuestas y comprometidas a luchar de forma inclemente contra ese flagelo; tanto en el nivel nacional, regional y local. El Presidente de la República expone, en una reunión con los gobernadores, alcaldes, diputados, ministros, el vicepresidente ejecutivo, militares etc., y resumido en el folleto editado por Marta Harnecker denominado TALLER DE ALTO NIVEL “EL NUEVO MAPA ESTRATEGICO” 12 Y 13 DE NOVIEMBRE DE 2004. EN EL OBJETIVO Nº 5: ACTIVAR UNA ESTRATEGIA INTEGRAL CONTRA LA CORRUPCION. EN EL PUNTO 6) HAY QUE DEMOLER LAS VIEJAS ESTRUCTURAS ANTES QUE ELLAS ACABEN CON NOSOTROS. “Vuelvo con el viejo revolucionario francés: hay que demoler las viejas costumbres porque sino ellas nos van a demoler a nosotros. Eso tiene que ver con todos los ámbitos, con todos los actores, con los sindicatos, con los fondos de pensión, todo, todo, todo. He estado adelantado consultas acerca de la manera de activar eficazmente una oficina contra la corrupción, para que no se nos quede en mera declaración, no como aquella oficina ridícula que tenía Caldera en Miraflores para luchar contra la corrupción. Se trata de una oficina contra la corrupción que sea eficaz. Eso incluye la creación de una policía anticorrupción”. (Página Nº 47)

De manera tal que el procedimiento a seguir por este órgano de control debería ser: hacer un seguimiento exhaustivo de las transacciones financieras que hizo o haga el funcionario desde su misma incorporación al ejercicio de un cargo público, determinar si hubo o hay un cambio en su modo de vida no cónsono con las entradas económicas que lícitamente pudo él y su entorno familiar obtener, investigar sobre las adquisiciones privadas hechas directamente o por interpuestas personas; en fin, buscar pruebas contundentes sobre las apropiaciones indebidas en que estuviere involucrado y con esos recaudos abrir un proceso judicial que termine en una fuerte sanción. Es digno de considerar que con la sola creación de un ente similar al propuesto se estaría actuando de un modo persuasivo, evitando se dé el caso que en algún momento los funcionarios en función o futuros, que se consideren honestos a carta cabal, terminen por caer en las muchas y sustanciosas provocaciones que se encuentren en el camino que les toca emprender en el cumplimiento de sus funciones.

Una Oficina Nacional Contra el Dolo del Funcionario Público sería la obra culminante de la revolución bolivariana y su creación no debería pasar más allá del mes de junio de este año 2.006, para así evitar se produzca otro escándalo como el reciente caso del central azucarero Ezequiel Zamora en el estado Barinas. El establecimiento de esa institución sería como asumir y llevar a la práctica el más grande sentimiento expresado por nuestro padre Libertador, cuando en 1828 escribe: “Yo nada deseo en el mundo tanto como hacer a Venezuela todo el bien que dependa de mis facultades “