Decíamos el año pasado que llegamos al llegadero, pero hacían falta algunas constataciones fácticas pero demostrar lo afirmado. En un balance que hacíamos del año pasado, afirmábamos que la asunción de un tercer interés en este pleito histórico que partió el país nacional en dos en el año 89 (“nosotros y los hijos de puta”) efectivamente había dado como consecuencia la asunción de una nueva burguesía dineraria (miles de millones de dólares en sus manos) producto del esquema de desarrollo que fecundó el proceso bolivariano desde el año 2004, luego del referendum presidencial, y la imposición de una burocracia partidaria por encima del protagonismo de las clases pobres y desposeídas que en esos primeros 5 años fue realmente fabuloso. Un modelo rentista, distributivo, corporativo-burocrático, que a la final iba a dejar en manos de una cúpula de poder tal cantidad de riqueza, que se iba en engendrar desde ella no solo una nueva burguesía (cívico-militar), sino que ella es la que tomaría en sus manos las riendas de gobierno, imponiendo sus intereses acumulativos en nombre del “socialismo”.
Y así ha sido hasta llegar al desastre que hoy vivimos. La alianza fáctica, negada entre los insultos y estupideces que se dicen el uno contra el otro, pero que en realidad se da todos días a la hora de saquear este país desde las 8 de mañana hasta las 6 de la tarde donde cada quien se ha atesorado mediante los mecanismos del “control de cambio” varias decenas de millones de dólares ( es decir, miles de horas de trabajo de nuestra clase trabajadora petrolera y afines), a la final les va a decir a ellos mismos que “ya no hay real que robarse”, al menos como dice Maduro “me quito de mi propio sueldo” y por extensión del sueldo de más tres millones de funcionarios públicos. Pero así mismo ya no hay real.
Los precios petroleros directamente a la baja sin horizonte distinto dada la correlación de fuerzas pro-imperialista que se ha dado en la misma OPEP, ratifican que el año que viene después de haberse comido más de 20 mil millones dólares a sus bolsillos y estando más de 200 mil millones dólares (millones de horas de trabajo de la clase trabajadora venezolana) en manos de las cuentas de cuando mucho un 5% de la población venezolana en cuentas dolarizadas en el extranjero, dada la fuga de divisas que el esquema de control de cambio y venta de bonos de la república ha garantizado. Estamos hablando de un desfalco total de la república a nombre de “la democracia (oposición) y el “socialismo (gobierno). Millones y millones de dolares que hoy han debido ser la plataforma de todo un programa de soberanía y liberación de las fuerzas productivas (miles de millones de horas de trabajo de la clase trabajadora venezolana) que terminaron en manos de ese 5 % y cuidado si no menos. Chávez en su momento no quiso oír nada al respecto y le otorgó el poder a esta nueva burguesía, ya se hablará de sus responsabilidades.
Lo cierto es que cada bolívar de más que pagamos todos los días por comprar cualquier cosa, que hoy costaba uno y mañana dos, no es más que el pago que cada trabajador hace en resarcir las deudas que este robo fantástico, alucinante, que luego de la revolución mundial quedará entre los anales de los grandes fraudes que se cometieron históricamente a nombre del socialismo. El año que viene si siguen las cosas como están con estos esquemas hechos a la medida del saqueo nacional diario, tendremos una hiperinflación segura (no menos del 150%) y todo el campo político creado para la violencia fascista de toda índole que sin duda penetrará las FFAA, dada su composición de clase.
Eso a su vez arraigará todavía más la autocracia chavista condensada en el la cúpula del PSUV y todo tipo de autoritarismos que en su despliegue facilitan la multiplicación de bandas armadas y sicarias en todo el país que poco a poco van tomando el control territorial sobre vasta zonas del país, favorecidas por la presencia militar aliada a ellas y de instituciones de Estado que le facilitan su pequeño despotismo, todas ellas encargadas de hacerle el puente a la economía mafiosa y de contrabando que el esquema corporativo-burocrático ha permitido que se multipliquen.
Frente a esto claro que hay muchas respuestas y propuestas. Hasta los momentos, deambulan frentes de opinión mas estatistas o liberales por el lado de la izquierda y la derecha, con proyectos electorales propios cada uno en su bando. Pero ya nada de esto funcionará en la medida en que se alarga la arruga sin hacer nada tendrá posibilidades de triunfo. La situación es realmente desastrosa, dada la hegemonía material que nunca han perdido de la burguesía bancaria y la nueva burguesía dineraria rentista de gobierno. La única salida es la revolución de las bases. Desde aquellas que engendran las protestas obreras, campesinas, cuidadas, que todos los días produce la misma miseria que esta situación produce, hasta elementos más de vanguardia que desde el movimiento popular saben perfectamente que solo la actitud humilde pero insurrecta puede enfrentar una situación así sin caer de nuevo en las ilusiones del golpismo y cualquier tipo de conspirativismo.
Necesitamos a como de lugar de un congreso de bases fuera de toda esta maldición del Polo Patriótico-PSUV, para generar una “otra política” que así sea con armas en mano, se imponga con la posibilidad de reordenar el país y ver que posibilidad tenemos en estos momentos desde el movimiento obrero, minero, campesino y movimientos sociales que los acompañen, de promover una política de autogobierno del pueblo con capacidad de producir lo necesario al menos para que en los próximos años podamos cambiar radicalmente la situación de este país y darnos lo que necesitamos sin hacernos cada día más pobres y dependientes sino al contrario, más libres y soberanos.
Hay por supuesto que poner al gobierno contra la pared, hay que atreverse a ello. Corredores territoriales de producción y autogobierno integrados, deben asumir el poder en Venezuela, de lo contrario y el gobierno no lo acepta, preparar el contexto de una huelga general promovida desde el movimiento popular de base chavista. Estas palabras parecen de puro alarmismo fuera de los intereses tácticos en que la inmensa cantidad de núcleos de opinión y organización en estos se mueven alrededor del chavismo o más alejado de él. Pero ya verán con que nos vamos a conseguir dentro de dos meses y no más con un país rentista con menos del 30% de divisas que el rentismo le otorga y con todas las reservas de divisas agotadas y en los bolsillos de los grandes saqueadores de estos últimos años.
La oposición es fascismo puro, en cualquier de sus versiones, y ninguna fórmula de transición negociada podrá funcionar ya que su fórmula de poder no es otra que retomar el plan de anexión al polo imperial occidental y reorientar toda la política de gobierno en función de la privatización del resto de lo que queda de economía y recursos básicos en este país. Allí no hay nada y su espera por que el desastre sea de en más en más evidente es su estrategia para emerger con cualquiera de sus fórmulas pacíficas o violentas. Lo cierto es que en una situación así el fascismo consustancial a esta nueva derecha-oposición no tiene ningún criterio de transición compartida, por las razones mismas de lo que ha pasado todos estos años, donde solo el odio racista y de clase es lo que han sabido cultivar.
Como ya lo hemos gritado en tantas oportunidades lo decimos ahora sin tapujos: “el pueblo tiene que alzarse”, pero no como una masa desorbitada políticamente sino con un proyecto realmente revolucionario y de producción común a la mano. Ya hay suficiente experiencia y proyectos probados como para decir que cada quien su ámbito con un cambio de 180 grados de toda la política nacional hacia una alianza real y a concretar con todos los sectores trabajadores de este país puede sacarnos adelante. Pero dada la composición interna del gobierno, manejado por las mafias corruptas militares y civiles de toda índole, eso no vendrá por simples negociaciones en Miraflores. Hay que crear el marco político de encuentro para un programa político de salvación desde las bases e imponerlo al gobierno.
Nicolás no está dispuesto, como bien lo ha probado, para ponerse al frente de esta rotación total e indispensable del destino económico-político de este país. Ha preferido las alianzas, como buen burócrata en que se convirtió, con los sectores de esta nueva burguesía dinararia con tal que lo sostengan en el poder. No hay nada que hacer al respecto. El liderazgo tiene que emerger con el alzamiento de la base. Si esto suena muy extremista para el día de hoy, y todas las cosas siguen como están, pues verán que mas bien suenan conservadoras para el desastre que nos avecina.
Propugnamos una y otra vez para ello, una mentalidad realmente libertaria, fuera de todo apego a los vicios del poder y “estar allí”, en nuestro caso a la casa de las cuotas deseadas de la renta petrolera, que es la renta del colonialismo y la sumisión que hemos heredado, desde el simple pendejo entre nosotr@s que espera que le apoyen su proyecto, o le sigan bajando recursos como ha sido todos estos años, hasta los grandes traficantes de las cuotas de poder y dinero al interno del gobierno. Ya basta incluso de comandante y chavismo, ya basta de mitos y fantasmagorías mediáticas que nos han puesto en el peor lugar de los lavapisos de la arrogancia de los poderosos. Hay que alzarse, solo una recomendación, para que no lloremos mañana lo que perdimos para siempre.