El “llamado a los venezolanos a un acuerdo nacional para la transición” publicado el 12F y el pronunciamiento pidiendo la “salida ya” del gobierno bolivariano del 12F del año pasado, son capítulos de la misma novela. Fueron refrendados por la troika malinche que ha venido actuando como cabeza de playa del imperio, en su ofensiva continuada para desestabilizar la democracia venezolana. Con dos caras: atizando la violencia guarimbera o ensayan intentonas golpistas como la develada recientemente y, abogando por la paz, el respeto a los DDHH y una Constitución que revocaron en 2002. En ambos plantean la ruptura del hilo constitucional con el derrocamiento del Presidente a través de “distintas formas de lucha”, siguiendo el manual de su venerado “maestro” de la CIA, Gene Sharp, mediante un golpe de estado o de una “renuncia” forzada. Con ambos, por acción u omisión, el bloque opositor (MUD) ha sido solidario y recientemente se ha sumado al último, argumentando que en él no hay “ninguna incitación al golpe”. Los dos han estado acompañados por una recia e inédita campaña mediática de desinformación, en la que el propio Obama está jugando el papel de vocero estelar.
El “llamado” está impregnado del discurso que aplica Washington a los países que resisten sus presiones y se mantienen erguidos frente a su amenaza de “doblarles el brazo”. Afirmar que podríamos estar frente a una “emergencia humanitaria” y a un “gobierno deslegitimado” en “fase terminal”, le da luz verde a la ejecución de la doctrina imperialista de la “seguridad humana”, ahora abiertamente asumida por Ban Ki-Moon, para justificar “intervenciones humanitarias” como las de Libia, Siria e Irak.
La transición a la que se refieren es un eufemismo edulcorante de un vulgar golpe de estado, que supone el derrocamiento del gobierno constitucional para retomar e imponer el programa del carmonazo. Se proponen entre otras menudencias, abrogar los Poderes Públicos, privatizar PDVSA, entregarles el BCV a los banqueros y acudir al FMI-BM para retomar la senda neoliberal. ¿Si faltan pocos meses para las elecciones a la AN, por qué insisten en lanzarse por un atajo? ¿Será que quieren “cortar camino” para reeditar la terrorífica experiencia del Chile de Allende? Ojo pelao!