Recientemente el Presidente de la República conformo un equipo de alto gobierno de actores vinculados a las industrias estatales nacionales para diseñar estrategias para incrementar la producción nacional, el cual fue denominado “Comisión Presidencial Científica y Tecnológica para Sustituir Importaciones.” En este artículo me propongo discutir un poco el sentido de esta comisión y de las estrategias que en general se vienen implementando desde el Estado para enfrentar las distintas formas de agresión (guerra) que estamos sufriendo los venezolanos. Adelanto el siguiente criterio para motivar la lectura del artículo: “El gobierno nacional no tiene interés real en resolver la crisis económica y sobre todo moral que está sufriendo el país”. Veamos.
Comienzo por relatarles lo que ha sido mi experiencia como miembro (¿miembro?) del “Comando Popular Militar contra la Guerra Económica (CPCGE)” del Estado Mérida el cual es presidido de manera conjunta por el gobernador del Estado y por el comandante de la zona militar. En cierta oportunidad le entregué al Gobernador del Estado una carta donde le explicaba de la creación de la “Organización Virtual Insoberanía (OVI)” que estaba llamada a representar un conglomerado popular que, apoyándose en las Tecnologías de Información y Comunicación, ejerciera con un carácter masivo y autónomo contraloría social sobre el aparato estatal nacional, y el funcionamiento de la economía. Invito a los lectores a revisar el blog infosoberanía.blogspot.com donde se da más detalles acerca de esta iniciativa que no ha cuajado, por ahora, como diría el comandante. Lo cierto es que al momento de esa entrega el Gobernador, Alexis Ramírez, me invito a integrarme a ese CPMCGE.
Asistí varias semanas después a una reunión donde estábamos varias personas vinculadas al mundo científico y tecnológico del Estado Mérida con claro compromiso revolucionario y representantes de organizaciones como FUNDACITE, CENDITEL, Guardianes del Alba y de la Gobernación del Estado. Estuvimos discutiendo sobre la situación y sobre posibles estrategias de acción. Allí se tomó la decisión de dividir ese colectivo en dos grupos, uno dirigido a la planificación de acciones de masas y el otro abocado al tema tecnológico. Tengo entendido que el primer grupo jamás se reunió y que el segundo tuvo dos reuniones operativas. En la primera reunión se definieron y priorizaron las estrategias a implantar. Las primeras estrategias propuestas fueron las siguientes (No recuerdo todas):
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Subsistema de Supermercados y Abastos para Mérida. Se trata de que, partiendo de un decreto del Gobernador se obligue a los establecimientos a proporcionar datos en línea sobre: inventario y precio de productos, volúmenes de compra por consumidor final, identificación de proveedores y volúmenes de suministro. A partir de esos datos se colocaría en la web información sobre: determinación precisa de dónde hay y cuánto cuesta cada rubro, suministro y consumo total de los distintos rubros por semana, lista ordenada de consumidores (encriptados) con mayores volúmenes de compra por rubro, recopilación de denuncias de los usuarios por incumplimiento de precios regulados, o por información falsa acerca de precios o de inventarios, seguimiento a las denuncias precisando cuáles fueron atendidas, cuáles están en proceso y cuáles están demoradas o ignoradas. Con esta información se buscaba la reducción de las colas, claridad en cuanto a la suficiencia de suministro por parte de la población y un impacto mediático contundente sobre las posibilidades que esto ofrece.
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Subsistema de monitoreo de compras de productos críticos. Este sencillo sistema se encargaría de llevar un registro de lo que los usuarios finales compran en supermercados y abastos que limitaría el volumen de compra partiendo de un cupo preestablecido. Este sistema requeriría del apoyo de un voluntariado que disponga de dispositivos inteligentes (celulares o tabletas) para pedir cédulas e informar cuánto cada quien puede adquirir.
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Solicitarle al gobierno nacional que implemente un Subsistema de Monitoreo a Agropatria y a Construpatria con un esquema similar al del Subsistema de Supermercados y Abastos. Esto serviría para mejorar el servicio en la distribución de insumos agrícolas y de cemento.
En una reunión posterior que se cuadró para un momento en que yo no podía asistir, se impuso el criterio de que sólo el subsistema de monitoreo de compras de productos críticos se implementaría y que el mismo lo desarrollaría Guardianes del Alba. Como sabrán, esta es una organización que se encarga de producir software para PDVSA y, asumió esta tarea. Posteriormente fuimos convocados los miembros del CPMCGE a conocer el funcionamiento del sistemita (Es realmente pequeño y no requirió mucho esfuerzo su desarrollo) y sólo mi persona y la gente de Guardianes del Alba estuvimos presentes. Se hicieron las observaciones del caso y ya para marzo el sistema estaba preparado para cumplir su función. No obstante, a pesar de recurrentes presiones y llamados de atención, nadie más del CPMCGE se ha interesado siquiera en ver el funcionamiento del programa.
De estos hechos quiero llamar la atención de tres cosas. En primer lugar de que la convocatoria hecha a científicos y tecnólogos de Mérida para dar aportes contra la guerra económica sólo sirvió para eso, para convocarnos, que no fuimos escuchados realmente y que nuestros criterios fueron desdeñados sin argumentos. En segundo lugar que queda claro que no existe voluntad política para concretar acciones que nos permitan superar las situaciones. De nada sirve crear estas “Comisiones de alto nivel” si lo que aporten las comisiones no será siquiera considerado. El gobierno nacional le teme a los datos abiertos y a que el soberano pueblo se entere de lo que está pasando realmente con las decisiones gubernamentales y con el funcionamiento de la economía.
Bien interesante es el hecho de que se negara de plano mandarle una comunicación al gobierno nacional para que implementara mecanismos para combatir el bachaqueo a nivel de Agropatria y de la distribución de cemento. Qué distinto sería el funcionamiento de estas organizaciones del Estado si TODOS pudiésemos monitorear lo que ocurre con esos insumos. Quieren mejorar la producción nacional. Bueno, comencemos por garantizar que los insumos agrícolas y los insumos para construcción estén donde deben estar al precio que deben estar, bien controlados no sólo por el Estado sino por el soberano pueblo (¿O es que en verdad no es tan soberano?).
Debo decir que tengo otras evidencias de que no existe voluntad política en el Gobierno del Estado Mérida para enfrentar la guerra económica pero que prefiero no aportar en este escrito. Sin embargo, no es especulativo afirmar que tal negligencia existe en todos los Estados del país y que ninguno de los Estados ha mostrado resultados interesantes en este supuesto combate. Hablo de supuesto porque para que exista una guerra debe haber al menos dos actores y debe haber una estrategia de contraataque. Ese contraataque no se percibe por ninguna parte. La “guerra” la estamos perdiendo, porque no la estamos enfrentando, y no la estamos enfrentando porque la quinta columna la tenemos dentro del propio gobierno y se llama corrupción.
El hermosos proceso revolucionario, que tantas satisfacciones le dio al pueblo venezolano y tantas ilusiones le dio al pueblo mundial, se viene a pique. Ojalá haya un cambio de rumbo radical en la conducción del país y particularmente del Estado. Ya lo he precisado en otros artículos (Vease: Coalición contra la corrupción en APORREA), la principal causa de los problemas del país es la corrupción y se hace necesario diseñar estrategias para enfrentarla.
¿De qué sirve incrementar la producción en determinados rubros si los mismos serán contrabandeados con la mirada cómplice de funcionarios civiles y militares de todos los rangos? ¿De qué nos sirve importar carne, pollos y otros alimentos (o fármacos, o repuestos, o un largo etcétera) para vender a precios subsidiados a funcionarios que los revenden al mercado negro y que en definitiva el pueblo sólo puede conseguir a precios especulativos o del otro lado de la frontera?
A estas alturas de la discusión, creo que ya el lector se ha formado una idea de porqué creo que el Gobierno Nacional no tiene interés real en enfrentar la crisis económica que está viviendo el país. Sin embargo quiero ser enfático en precisar que lo económico no es más que un síntoma de la profunda crisis moral que está viviendo el país y que lo que tenemos que pensar es en cuáles acciones nos permitirían superar dicha crisis moral. A continuación presento un conjunto de propuestas que pueden contribuir en esta dirección y que espero que nos animemos a discutir al respecto.
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Contraloría Social Masiva (CSM). Se trata de que el pueblo pueda utilizar las Tecnologías de Información y Comunicación para monitorear el funcionamiento de las dependencias del Estado (como Agropatria, Construpatria, GMVV, Venezuela Productiva Automotriz, etc.) y de las empresas privadas con impacto en lo público (Supermercados, Farmacias, Ventas de repuestos, etc.). Es claro que el monitoreo estatal no es suficiente y esta corrompido. Sólo la moral del pueblo en su conjunto nos puede dar luces de cómo enfrentar las fuentes del cáncer corrupto.
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Análisis de redes sociales para combatir el bachaqueo y la corrupción. Es impresionante ver cómo en un establecimiento que acaba de recibir algún producto crítico conforma una cola kilométrica en pocos minutos. La razón de este fenómeno es la de las redes sociales a partir de distintas plataformas. Estas redes sociales pueden analizarse para determinar quiénes son los bachaqueros finales y quienes son los que los coordinan, protegen o contrabandean.
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Movimientos sociales en red. Tal como ocurrió con movimientos sociales como “Occupy Wall Street”, “Democracy”, o el de “Obama derogá el decreto ya”, es posible que se consigan presiones populares masivas para que funcionarios gubernamentales se vean obligados a actuar de determinada manera. Particularmente importante para que se consigan más datos abiertos para realizar Contraloría Social Masiva.
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Reducir las posibilidades de corrupción. Hay que determinar cuáles son los espacios donde hay mayores hechos corruptos o donde hay mayor impacto de los mismos sobre la calidad de vida de los venezolanos. En este sentido estoy completamente de acuerdo con el cierre de la frontera con Colombia aunque sea por un lapso experimental. Al cerrar la frontera se conseguiría:
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Disminuir el contrabando de combustibles y alimentos.
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Golpear la red de corrupción del contrabando, del lavado de dólares y de tráfico de drogas.
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Disminuir el manejo del dólar paralelo que se produce en Cúcuta y conseguir una recuperación del valor de nuestra moneda.
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Otro espacio de tremenda corrupción se tiene al nivel de otorgamiento de dólares preferenciales. Nuevamente por la vía de Contraloría Social Masiva se podría abordar este problema. Para ello se requiere de datos abiertos sobre los adjudicatarios de estas divisas y sobre el uso que a las mismas se le hace. Es decir, si se otorgan divisas para traer determinado producto a dólar preferencial, dicho producto debe estar colocado en el mercado a un precio correspondiente. Nuevamente, TODOS podemos tener un ojo atento a este hecho.
Como se puede apreciar, con este conjunto de medidas no sólo se tendría un impacto sobre la corrupción sino que directa e indirectamente se tendría impacto sobre la inflación, la producción nacional y el abastecimiento. Pero más importante aún, se tendría un incremento del poder popular en lo referente al control social.
Sin embargo, hay dos posibilidades para que estas estrategias se implementen. Una es que el gobierno nacional, y particularmente el Presidente de la República, se percate de la necesidad de salvar el proceso y comience a implementar medidas como éstas a pesar de la afectación que produciría sobre la red de corrupción dentro del propio gobierno, cosa que veo poco factible. La otra posibilidad es la de que poco a poco el pueblo se vaya convenciendo de que ningún Estado hace la revolución y que vaya generando el movimiento social necesario para generar otro tipo de revolución. Una revolución moral apoyada en las tecnologías de información y comunicación.