Apoyamos totalmente la decisión del gobierno del Presidente Maduro de cerrar nuestras fronteras con la República de Colombia en el Estado Táchira por un lapso de 72 horas, a partir de la medianoche del miércoles 19, aún cuando desde nuestra opinión ese cierre no sólo debe prolongarse, sino extenderse a toda nuestra línea fronteriza y por mucho más tiempo, el necesario como para que nuestro gobierno, junto al pueblo organizado, sin excepción alguna, diseñe un conjunto de normas y disposiciones legales indispensables y de riguroso acatamiento, para cortar de un solo cuajo el expolio y las prácticas delincuenciales que se vienen dando en nuestro país por parte de bandas del paramilitarismo colombiano y sus asociados (muchos comerciantes de las ciudades y del campo que les dieron su total apoyo), dizque pacificadas por Uribe Vélez en el año 2006/07, que de manera habitual y como parte de una llamada convivencia entre hermanos histórica que, según algunos (los que se aprovechan económicamente de esa tragedia), jamás puede ser interferida por nada y bajo ninguna circunstancia.
Entendemos y sería de esquizofrénicos que pensemos en que se coloque un muro como el que propone entre su país, los EEUU y México el candidato republicano a las próximas elecciones, el magnate Donald Trump, pero lo que sí jamás hemos visto con buenos ojos y menos aceptado, es que por nuestras fronteras entre todo hijo de vecino y se traslade a cualquier parte del país, sin cumplir ningún tipo de requisitos, lo cual, basados en nuestra propia experiencia personal, no sucede en ningún otra parte del Continente.
En Colombia, para poner un solo ejemplo, los venezolanos del lado del Táchira pasamos a Cúcuta y zonas aledañas sin mayores problemas, pero si decidimos ir más allá, por ejemplo a Bucaramanga y Bogotá o hacia el norte de ese país u otros destinos, estamos obligados a pedir las debidas autorizaciones contempladas en leyes y normas vigentes en el tema migratorio del vecino país, lo cual es lo que debería suceder de nuestro lado, pero no es así.
En Venezuela también existen una legislación equivalente, pero desde tiempos inmemoriales nuestras autoridades no las hacen cumplir y es por ello por lo que, según cifras oficiosas que manejamos, no menos de seis millones de colombianos no es que han venido a hacer turismo al nuestro, sino a vivir, porque en el suyo la guerra interna de más de sesenta años y la realidad económica que allí se ha padecido siempre, producto de un neoliberalismo rapaz y explotador, como pocos en el Continente, en absoluto les permite no sólo encontrar una fuente de trabajo que les haga posible vivir con un mínimo de dignidad, simplemente porque no la hay, sino que no disponen de ningún tipo de seguridad social, pues todo allí está privatizado, en cambio en esta Venezuela Bolivariana, tierra de paz y de libertad plena, encuentran sin dificultad alguna esa pequeña felicidad que buscan (Colombia es uno de los países latinoamericanos que acusa los mayores índices de desigualdad).
Nos parece bien que ello haya ocurrido y aún continúe sucediendo, pero no de la forma y manera como ocurre. A esa migración indiscriminada y a la buena de Dios hay que ponerle reglas muy claras que no afecten para nada la vida de los venezolanos, pues hasta este momento la situación se pasó de castaño a oscuro.
Más del 30% de nuestros alimentos y otros bienes de primerísima necesidad (estamos hablando de una cifra mil millonaria en dólares) se lo llevan de contrabando a su país y allí las autoridades no hacen absolutamente nada para evitar que las calles de Cúcuta y del resto de las poblaciones fronterizas se conviertan en un mercado abierto con esos productos de contrabando.
¿Será, acaso, que el gobierno de Colombia lo ve con buenos ojos lo que acontece, pues así se le resuelve un problema social que confronta a lo interno y que no logra solventar con sus propios recursos y herramientas: desempleo, miseria y hambre a niveles insostenibles?
Con nuestra moneda ocurre exactamente igual, manipulan un mercado cambiario, sin ningún tipo de reglas, con el beneplácito igualmente del gobierno de la Casa de Nariño, por la vía de imponer el llamado “dólartoday” para potenciar al máximo ese contrabando de extracción, como primer objetivo y en segundo lugar, afectar al máximo nuestra moneda de modo atroz y con todo ello apuntalar, con mayor fuerza posible, el plan imperialista yanqui de desestabilizar nuestras instituciones para así derrotar el chavismo y sacarlo del poder lo más pronto posible.
El Presidente Maduro ha hecho un llamado al Presidente Santos para que ante este trance, se sienten representantes de más alto nivel de ambos gobiernos para establecer un conjunto de convenios que permitan superar, sobre la base de compromisos obligantes para ambas partes, esta grave situación fronteriza que ha producido demasiado dolor a nuestro país y que mantiene en grave estado a tres jóvenes de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana, como producto de un cobarde ataque armado de bandas paramilitares ocurrido en San Antonio del Táchira en horas de la tarde (de 4,00 pm a 5,00 pm) del miércoles 19 de agosto en curso.
Cerramos con esto para que el gobierno nacional tome en cuenta, dentro de la propuesta de prolongar y ampliar el cierre fronterizo: Nuestros compatriotas e inclusive familias honorables por cientos de colombianos con muchos años de residencia en la zona de frontera en el Táchira, están felices con esta medida que ha tomado el Presidente Maduro, pues jamás se habían imaginado que un momento de paz y sosiego era posible esperar en la región…