Con ladrones antirrevolucionarios, la tasa de ganancia no puede ser constante

En la literatura marxista puede leerse que “todo comerciante es ladrón”; si ampliamos esa lectura, podríamos decir: todo capitalista lo es porque él también es comerciante.

 

En realidad y científicamente, los capitalistas explotan al trabajador y por eso no podemos afirmar que ellos sean ladrones. El fabricante, por ejemplo, jura y perjura que su ganancia sale de sus habilidades en el mercado. El explotado llama explotación al bajo salario, a las malas condiciones del ambiente laboral y a los trabajos muy pesados como la minería, entre otros. Hay trabajadores que todavía siguen viendo benefactores en sus patronos, y de allí que si logran meterse a explotadores se autoconsideren no menos benefactores.

 

Pero, bien miradas las cosas, de todos modos, y según las fases de la circulación del capital, el capitalista aporta dinero por un monto inicial con miras a retirarlo acrecentado con una ganancia dineraria; en consecuencia roba o especula porque está vendiendo por encima del valor de costo ya que él no paga nada por la plusvalía-cuya existencia niega rotundamente-, a pesar de que forma parte de aquel costo de producción. Robaría, en tal caso, al consumidor que al final de cuentas es el trabajador por antonomasia.

 

En estos tiempos, en Venezuela estamos presenciando al comerciante especuladorladrón y antirrevolucionario. Así, cuando un comerciante acepta los sobreprecios a los que le venden sus proveedores con referencia a un costo en dólares sobrevalorizados mediante el artilugio de una paridad ilegal ajena a nuestro Banco Central de Venezuela, él se hace cómplice de semejante robo porque sabe que con costos más elevados para los mismos volúmenes de inventario él, con una tasa de ganancia establecida por el propio Estado, obtendrá más ganancias absolutas.

 

Durante esta ola especulativa, política y desestabilizadora, si hoy el comerciante detallista paga 100 por un inventario determinado, marcado A, que logra vender por Bs.F =130, obviamente ganaría 30 que se correspondería con su tasa de ganancia máxima = 30%. Si la semana entrante paga 200 por el mismo volumen de inventario con las mismas mercancías, marcado B, y que logra venderlas con la misma tasa, obtendría una ganancia = 60, a pesar de que A sea = B. Es en este análisis donde todavía el Estado y la Superintendencia de precios no parecen detenerse y hasta ahora tenemos comerciantes que cada semana duplican y más sus ganancias. Veámoslo en la siguiente tablita:

 

Inventario/Precio compra/Tasa ganancia/Precio venta/Ganancia absoluta

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    A                100                   30%                 130                     30

    B                200                   30%                 260                      60  

    B                200                   15%                 230                      30 *

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 Efectivamente, nos preguntamos, ¿qué espera el Estado para rebajar sustancialmente la tasa máxima de ganancia de tal  manera que aun con sobreprecios en los mismos inventarios siga obteniendo la misma ganancia absoluta. Esta tasa rebajada regiría para toda la cadena comercial. En el ejemplo, ver fila 3. En esa situación , el detallista no querría seguir operando, no seguiría apoyando ese robo tan alegremente como hasta ahora lo hace.

 
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* Siempre la tasa de ganancia de los mayoristas ha sido menor que la de los detallistas o intermedairios de menor giro. El objetivo de todo comerciante no es la tasa de ganancia sino la ganancia misma.


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Manuel C. Martínez


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