Hoy Día Mundial del Autismo, es el indicado para referirme a lo que he visto a través de diferentes artículos publicados en Aporrea, en donde se nota una ligereza de ciertos autores en calificar de autistas a quienes en política, según ellos, por alguna circunstancia desempeñan mal o no cumplen sus responsabilidades.
Es preciso reconocer que el autismo es un trastorno neurológico y, yo no creo que todos los políticos que gerencian instituciones del Estado, tengan ese tipo de trastorno. Sin embargo, ser autista no es ninguna afrenta, ni debe considerarse como un término para ofender o minimizar las capacidades del otro. El autista aprende. Existen terapias que con paciencia lo conducen a asimilar y adecuarse a lo que el entorno le proporciona.
Me pregunto, si habiendo tantas palabras en el diccionario con las cuales ofender, ¿Por qué tiene que ser, precisamente, autismo? Realmente, quien en verdad es autista, no tiene la culpa, de que algunos políticos sean incapaces, ineficaces, torpes, incompetentes, flojos, descuidados, respecto a las tareas que deban cumplir, bien como gobernador, alcalde, entre otros cargos.
Pienso que ninguna persona que sea autista, puede estar gerenciando la presidencia de la república, gobernaciones, alcaldías, etc., aun cuando se sabe que dentro del autismo, existe el Síndrome de Asperger que no es limitante para que alguien pueda trascender en cualquier actividad, como por ejemplo lo ha hecho Messi en el futbol; o lo hizo Eisntein en la ciencia y, en fin una cantidad de personajes que teniendo esa condición destacan en cualquier rama de la ciencia, el deporte y la cultura.
En relación al termino Autista, debo señalar que en artículos aparecidos en Aporrea, se le ha considerado como una conducta del gobierno que frena el avance del pueblo hacia el socialismo; así como una conducta de quienes dirigen el PSUV; o la conducta de la troika que gobierna; o las bravuconadas de Maduro, o la condición de alcaldes y gobernadores cuyo socialismo es para grupos selectos. O puede expresarse también en acciones y opiniones imprecisas.
Creo que para los que les gusta calificar las actuaciones políticas de cualquiera con el término de autista o autismo deberían considerar otros calificativos, porque al fin y al cabo, el que es autista propiamente, no es porque lo haya elegido, sino porque deben existir otras causas entre las cuales, la genética puede ser una, que determine esa condición.
En todo caso, si el autismo lo contraponemos al quehacer político, podría concluir que efectivamente, autismo es capacidad para luchar sin desviarse del camino con miras a trascender gracias a la terapia oportuna, la atención médica, y el apoyo familiar que es vital. Por lo tanto, creo que debe erradicarse tal calificativo de autista, porque quien conoce realmente las características de un autista, debe saber que un político no puede serlo jamás, por los tantos intereses que se manejan alrededor de la política misma.