“Cuando el clarín de la patria llama,
hasta el llanto de las madres calla”
LATINOAMERICANISMO
Anacleto presentaba un rostro radiante. Su alegría no dejaba dudas sobre su estado de ánimo. “Fíjese, camarita, cada vez que la revolución convoca a una concentración o a una marcha, el pueblo se acude masivamente desbordando regocijo, amor, paz, y sobre todo conciencia ciudadana, especialmente el sector femenino. Vimos varias actividades, en estos días pasados, en la que demostraron cada vez más que las calles son del pueblo, de un pueblo amoroso y pacífico, preparado para repeler cualquier contingencia que los apátridas, con sus permanentes lloriqueos y mentiras, intenten provocar. El evento para conmemorar los cuatro años del cambio de paisaje del Gigante fue todo un éxito. Luego, el día de la mujer no se quedó atrás; y por último el rechazo a las medidas injerencistas tomadas por el gobierno del imperio. En cada uno de ellos la mujer llevó la voz cantante, con intervenciones que la majunchería jamás podrá igualar. Todas ellas enmarcadas en aquel latinoamericanismo que cuenta que cuando el clarín de la Patria llama, hasta el llanto de las madres calla. La Patria requiere, en estos momentos de dificultades, de un pueblo patriota conciente de que sólo la unión hace la fuerza; que sólo con el esfuerzo y participación comunitaria se podrá lograr la victoria que nos permitirá seguir avanzando en este duro, difícil y largo proceso de construcción del Socialismo del Siglo XXI. No es soplar y hacer botellas, es caminar a paso firme, con la convicción de la victoria. Y mientras avanzamos, vemos como el gobierno trata de ayudarnos a aligerar las cargas. Sabemos que aun no tiene solución para todos nuestros problemas, unos normales, como en todos los países del mundo, y otro inducidos por esta derecha apátrida que, con sus guerras como parte del golpe suave, nos ha venido haciendo la vida cuadritos. Siguen siendo un grupito de disociados ambiciosos de poder que ya no saben en que palo ahorcarse. O sea.”
En días pasados me encontré en el supermercado con una conocida que simpatizaba con la oposición y que siempre me decía en tono irónico: “No hay nada que comprar, pero tenemos patria”. Esta vez me dijo, aunque medio sonriente: “Malgasté mi voto por una cuerda de sinvergüenzas que sólo quieren tumbar a Maduro para montarse en el coroto y volver a las andadas. De sus promesas electorales no queda nada. No me vengas a decir ‘yo te lo dije’, porque eso es consuelo de tontos. Pero no vuelvo a caer por ellos jamás.” Yo simplemente la escuché y le respondí: “Yo sigo teniendo patria”.
¿Qué podrán decir seres como Julio Andrés, Luis Germán, Freddy, José Simón, la nueva Maricory, Miguel Alejandro y todos aquellos que siguen pidiendo la aplicación de la Carta Interamericana Democrática para Venezuela, sanciones para los miembros del gobierno venezolano, y bloqueo económico para que no podamos acceder a créditos internacionales, cuando se les pregunte cual es su patria? ¿Qué pasaporte exhiben en los controles fronterizos cada vez que salen de viaje? ¿Serán dignos de portar uno de nuestra patria?
Bien cantaba Alí cuando expresaba “la patria es el hombre”, refiriéndose a hombres y mujeres valientes dispuestas a darlo todo por la tierra que les vio nacer y que les dio todo tipo de oportunidades para crecer y desarrollarse de la mejor manera posible. Con todas las dificultades que puedan existir, Venezuela es y seguirá siendo la Patria que muchos extranjeros desean fuese su país. Aunque los apátridas sólo vean la paja en el ojo ajeno y se olviden de la viga en el propio. Ellos, ¡se irían demasiado!
Cuando buscamos la definición de Patria en un diccionario encontramos que “es el amor que surge hacia la tierra que nos vio nacer, la que tiene encerrada la historia de los antepasados, sus luchas, sus miedos, sus conquistas, sus aciertos y sus errores. Es una herencia de los padres, y justamente eso significa siguiendo su etimología latina terra patrum=tierra de los padres. Y que no nos hablen de la “madre patria España”, porque ella nunca vio a los pueblos latinoamericanos como hijos, sino sólo como colonias con ojos de explotador para saquear sus enormes riquezas.
Y, en esta hermosa Patria que tenemos, existe un gobierno enfrentando las guerras a las que esta oposición ha sometido al pueblo buscando una explosión social similar a la del “Caracazo”. Guerras como la alimentaria, psicológica, mediática, sanitaria, económica, financiamiento del contrabando de extracción, y cuanta se pueda pensar, buscan crear desesperanza en el pueblo que día a día sale a construir un país mejor para que la tome contra sus gobernantes. Por eso han tratado por todos los medios de desacreditar cualquier gestión del Maduro de proporcionarnos la mayor suma de felicidad posible aun cuando ellos no han hecho el menor intento en favorecer a todos los que circunstancialmente le dieron su voto el 15D del 2015.
Ahora los Comités Locales de Abastecimiento y Producción son el blanco perfecto para su continua intoxicación mediática; ahora los productos que conforman las cajas socialistas de alimentos a precios justos son el resultado de la “acción humanitaria” del gobierno mejicano que el gobierno descaradamente vende; ahora esa caja representa la “tarjeta de racionamiento”. No comprenden que el soberano ya entendió que los Clap no son la solución definitiva sino un paliativo momentáneo para amortiguar las necesidades. No se atreven a decir que a pesar de la caída del precio del petróleo, el gobierno no ha parado ningún programa social, ni que ya casi no se ven las inducidas colas en los expendios de alimentos del país, porque el pueblo, con su amor y su paciencia, está venciendo a paso firme sus nefastos deseos.
Lo más decepcionante para el opositor de a pié, es decir, el opositor común que no está de acuerdo con el gobierno de un “chofer de bus”, es que le siguen diciendo que son mayoría, cuando tienen miedo de no poder cumplir con lo exigido por la ley para la validación de sus partidos politiqueros. Aquí en el Zulia hay uno que le huye a quienes le preguntan por su prometida “Ley de la última cola” y es que, como ya lo he dicho en anteriores artículos, su organización puede hacer su asamblea general en un microbús de la ruta 6 y sobran puestos.
En estos momentos de dificultades (¿quién dijo miedo?) necesitamos estar más unidos que nunca para ser dignos de esta Patria bella, trabajando codo a codo, en la búsqueda de soluciones permanentes para producir TODO lo que se requiere, para tener una vida digna. Tenemos que pensar en colectivo, en el bien común y no en el individualismo que el capitalismo nos ha inoculado durante tantos años. Si mi comunidad vive bien, yo también vivo bien. De ahí que yo, por mi lado, con mi Patria y con los CLAP me resteo, y tú, abre los ojos y reconoce a tus verdugos.