El bachaqueo es un sistema, no es lo que simplemente percibimos, al ver un grupo de personas que se benefician haciendo largas colas frente a los mercados, para luego vender a precios desorbitados ligado a lo que se ha llamado el dólar paralelo. Bachaquero es una derivación de la palabra bachaco, nombre venezolano que se le da a una especie de hormigas de color rojizo o negro, de mayor tamaño, que igualmente transportan sus alimentos sobre ellas hasta sus nidos. Desde hace años era usada para referirse a los contrabandistas de gasolina que pasaban bidones del combustible desde la frontera hasta Colombia, hoy se ha generalizado a toda la actividad comercial y hasta financiera del país.
Grupos de personas que se aprovechan del precio regulado de los alimentos y productos de primera necesidad, que se consiguen con limitaciones en el mercado formal, para revenderlos más costosos en el mercado negro, lo que representa una ganancia mucho mayor a cualquier sueldo. En un mismo día, estos individuos deambulan por los supermercados, muchos andan en moto, por lo que se mueven muy rápido, igual hacen uso permanente de las rede sociales para comunicarse y ofrecer libremente su mercancía a precios desorbitantes. Además tienen "contactos" que les avisan cuándo llegarán los productos a ciertos negocios y así se organizan. También están aquellos bachaqueros mayores, que compran con sobreprecio los productos a quienes hacen las filas para a su vez revenderlos, más caros aún, en sectores de clase más alta.
Se calcula que más del 80% de los que vemos a diario haciendo colas son parte de esta red delincuencial a la que llamamos bachaqueros. La población venezolana ha dejado de "vivir, trabajar o estudiar" para "meterse a bachaquear". En realidad, estas personas que durante los últimos años se habían beneficiado a expensa de la mayoría de los venezolanos, en un primer momento ni siquiera el gobierno los enfrentó por considerar que era un mecanismo de defensa y que algunos de ellos habían alcanzado cierto bienestar económico, lo que contribuyo a disminuir la pobreza.
El bachaqueo representa una red delictiva que surge de entes empresariales que producen, importan y distribuyen bienes básicos y bajo la complicidad de sectores gubernamentales y militares, que con preventas han permitido y gracias a la diversidad de la variedad cambiaria han constituidos estos mecanismos, en beneficio de grandes grupos económicos y políticos y de comerciantes medianos que ahora venden en pocas horas y con mayor ganancia lo que antes vendían en días, siendo perjudicados la mayoría de la población consumidora, al final también se devora al eslabón más humilde del bachaqueo, que son los que hacen las colas y que son además los que son fácilmente culpabilizados y castigados, no así las mafias económicas políticas y militares que los dirige.
Lamentablemente, mientras vendiendo dos o tres productos bachaqueados se obtenga un valor mayor que lo que genera el salario diario pocos tendrán el deseo de con su esfuerzo producir el "pan de cada día". Mientras junto a la represión, que es necesaria para atacar este acto delictivo e inmoral, al tiempo que se eduque en la cultura del trabajo, como acto creador y no simple de subsistencia, mientras confundamos socialismo con distribución y ofrecer dadivas en vez de generar oportunidades de trabajo y emprendimiento, nada se habrá hecho, será llover sobre mojado.
El hombre se desarrolla en el trabajo, al decir de Engels el trabajo no es solo una necesidad humana de creación, sino necesidad histórica de sociabilización, al contrario la cultura del bachaqueo nos hunde en el parasitismo, individualismo y egoísmo. Esto ha sido una condición histórica del trabajo:
Con cada nuevo progreso, el dominio sobre la naturaleza, que comenzara por el desarrollo de la mano, con el trabajo, iba ampliando los horizontes del hombre, haciéndole descubrir constantemente en los objetos nuevas propiedades hasta entonces desconocidas. Por otra parte, el desarrollo del trabajo, al multiplicar los casos de ayuda mutua y de actividad conjunta, y al mostrar así las ventajas de esta actividad conjunta para cada individuo, tenía que contribuir forzosamente a agrupar aún más a los miembros de la sociedad (Engels, 1981: p.71).
El bachaqueo representa lo peor del rentismo y la cultura petrolera, es el clímax de la miseria humana, su desaparición sea por el agotamiento de los productos importados y bienes esenciales para los venezolanos o por el control que ejerza el estado sobre la producción y distribución de los bienes tendrá que permitir el surgimiento de nuevas formas de producción y distribución.
En muchos escritos hemos analizado los daños que ha producido al país en los últimos cien años el rentismo y la cultura del petróleo. Por eso hemos señalado que la caída abrupta de los precios de este energético debían traer algunas reacciones positivas, en razón del inicio de una economía productiva y lo más importante el surgimiento de una cultura del trabajo y la producción.
Frente a un discurso agónico y melancólico que todos los días nos repite que "estamos frente a la peor de las crisis", "el país no tiene salida", frente a un discurso necrológico que nos lleva como única salida a tener que abandonar el país o aplicar un suicidio colectivo, por el contrario, nosotros hemos percibido la revalorización de antiguas formas de organización y de trabajo, el trabajo de aquellos que han sido marginado de la producción capitalista, desde la producción de alimentos tradicionales, medicinas naturales, viviendas, tecnología popular. Con la crisis se ha puesto de manifiesto la creatividad del venezolano.
Sin embargo, ha sido difícil e ineficiente enfrentar la cultura parasitaria, el gobierno se ha movido en tendencias contradictorias. El proceso revolucionario con el propósito de distribuir la renta petrolera y dar repuestas a los históricamente excluidos ha profundizado algunas de estas desviaciones consumistas: desde las nuevas ciudades y urbanismos, la importación masiva de automóviles y electrodomésticos, han aumentado el consumo, así mismos los mayores ingresos- que por lo menos hasta el 2012 se mantuvieron- permitieron incrementar los niveles de vida y de consumo. Lamentablemente se cayó en el error de confundir calidad de vida con mayor consumo.
Otra desviación cometida por el gobierno socialista ha sido el de crear un clima de derechos infinitos con muy pocas responsabilidades y deberes. Desde la constitución de 1999 sus articulados nos evocan un sin números de derechos, reivindicaciones y posibilidades, pero que no van acompañada por la internalización de las responsabilidades que tiene el venezolano con el país. Desde los derechos humanos más generales hasta los más específicos derechos de los niños, mujeres, trabajadores, indígenas, afro descendientes, privados de libertad, así como la mayoría de leyes y reglamentos aprobados durante este gobierno están cagados de buena fe y de los más hermosos principios universales de los derechos humanos y de la naturaleza, pero no es equivalente a la parte correspondiente de los deberes y obligaciones, así como los controles y los castigos a quienes incumplan.
La Venezuela petrolera, que se inició hace un siglo, fue desarticulando la cultura rural-agraria. La dependencia petrolera y el nuevo modelo de acumulación económica traen consigo un modelo cultural diverso, antagónico, contradictorio y profundamente dependiente de pautas culturales foráneas, eso fue llamado por algunos autores, como Rodolfo Quintero, La Cultura del Petróleo, quien -desde una perspectiva antropológica- se planteó analizar el fenómeno petrolero no como actividad económica sino como expresión de una cultura colonizadora.
Tal como lo señala Coppedge, no existe en la región latinoamericana ningún país que tenga características tan profundas de economía rentista, de paternalismo estatal y de clientelismo como las que históricamente han estado presentes en Venezuela, especialmente desde que el petróleo surgió como factor determinante del proceso económico nacional. Es por ello que nuestro país encarna el modelo emblemático de una cultura del subdesarrollo, con todas las connotaciones de rentismo, realismo mágico y clientelismo, reforzadas por el peso determinante que ha tenido la economía petrolera gerenciada por el Estado.
Este rentismo ha traído diversas consecuencias sobre nuestra economía: sobrevaluación estructural del signo monetario, capacidad de consumo notablemente superior a la capacidad productiva de la economía venezolana, satisfecha fundamentalmente con importaciones y lo que presiona sobre el alza de los precios (inflación), incremento de los salarios reales y altas tasas de ganancias en empresas que nada tiene que ver con la productividad y rentabilidad, el sector petrolero establece su hegemonía en el sector exportador, lo que repercute en la mayor dependencia económica con respecto al exterior. La cultura de la extracción y de la venta del petróleo y luego el recibir un ingreso sobre abultado que nada tiene que ver con nuestro esfuerzo físico e intelectual sino que es gracia o desgracia de la naturaleza, nos ha formado en una cultura parasitaria. Los venezolanos trabajamos pero poco producimos, de 14 millones de trabajadores activos la mayoría están ocupados en el sector servicio y comercio, la industria petrolera solo absorbe unas100 mil personas.
En Venezuela desde la colonia con la economía agroexportadora y el luego en el siglo XIX republicano y hasta nuestro día ha predominado el sector comercio y de servicio. Junto a la oligarquía de la tierra surge un fuerte sector comercial que domina el comercio en el interior de la república y el comercio exportador e importador. En la Venezuela del siglo XIX es la clase latifundista, el trabajador campesino y este sector comercial las tres principales clases sociales emergentes. Era la tierra el medio de producción predominante, el segundo era el sector comercio y de servicio. Continuará…