A propósito de ser ciego

¡Se acabó el pan!

¡Se acabó el pan! Willian Contreras, quien ejerce funciones como superintendente de precios justos, es un oscuro personaje en su praxis “socialista”. Mientras ataca con “ocupaciones” a los pocos comercios que distribuyen alimentos en el país, como el caso de las panaderías, sufre de afasia ante las mafias que trafican con la harina, la leche u otros alimentos.

¡Se acabó el pan! Y es que el susodicho “funcionario” se esconde ante las denuncias que realizamos los ciudadanos en contra de corruptos civiles y militares, quienes bachaquean toda la producción y venta de cemento y cabilla. Es decir, los panaderos que abren sus espacios al público, pero no pueden vender suficiente pan por escasez de harina y otros insumos son apátridas, mientras los traficantes del hambre que negocian con el gobierno con empresas de maletín, así como los maduristas que desaparecieron las materias primas de construcción son patriotas.

¡Se acabó el pan! Es simple. El madurismo acabó con la producción del campo para sustituirla por una agricultura o siembra “urbana” que nadie ve, salvo por las bolsas de basura dispersas en cualquier espacio de las ciudades, o dentro de los contenedores de desechos sólidos, en donde de manera humillante, miles de compatriotas hurgan para tratar de encontrar algún “alimento” descompuesto que les mitigue el hambre que no es culpa de los panaderos.

¡Se acabó el pan! El Banco Central de Venezuela (BCV) desapareció las cifras de inflación, la cual ha hecho incomprables los pocos alimentos y productos que logramos encontrar, pulverizando los salarios y acabando con el pan en la mesa de los venezolanos; pero no sólo porque no encontremos el ansiado producto en las panaderías, sino porque el gobierno, en vez de importar los alimentos que necesita el país ante nuestras debilidades de producción, entre ellos el trigo como materia fundamental para hacer ese pan, prefiere pagar la deuda externa a los más rancios y ricos capitalistas del planeta. Verbigracia, Nicolás Maduro y sus panegíricos zascandiles son “socialistas” de la boca para afuera, mientras se frotan las manos con las divisas del país para seguir haciendo sus perversos negocios millonarios.

¡Se acabó el pan! Hoy ni siquiera nuestros niños, adolescentes y jóvenes, además de no tener alimentación diaria ni balanceada en escuelas, liceos y universidades, menos pueden disfrutar de un trozo de pan en las pocas y deficitarias comidas que reciben, porque el Estado incumple de manera sistemática sus obligaciones para con los estudiantes de institutos oficiales, mientras contradictoriamente, burócratas viajan por el mundo derrochando divisas y comiendo en excéntricos restaurantes, o ver el cómo, altos funcionarios, cúpulas militares o magistrados, se autoasignan altos montos por “tarjetas de alimentación” que no pueden disimular, porque sus barrigas los delatan ante un pueblo que sólo pierde peso y talla por el hambre.

¡Se acabó el pan! Es probable que ahora cuando Willian Contreras intervenga todas las panaderías del país, aparecerá el pan integral que necesitan nuestros viejitos y pacientes de los hospitales quienes no pueden cumplir con sus dietas médicas, por culpa, según estos “inteligentes” funcionarios, de “mafias panaderas” quienes se levantan muy temprano todos los días, para intentar trabajar por un país.

¡Se acabó el pan! Tal vez Willian Contreras, al igual que la mayoría de la cúpula madurista, montado en su lujosa camioneta y con saldos millonarios en sus cuentas bancarias que se niega a mostrar ante la opinión pública, crea que por encontrar un trozo del esencial alimento se acaban nuestros problemas ¡No! Los problemas de los venezolanos son por culpa de un gobierno que perdió la sensibilidad social y destruyó sus obligaciones sociales para con el pueblo, permitiendo el empobrecimiento de los venezolanos.

¡Se acabó el pan! Porque el problema de fondo que no entiende ni comprende el madurismo, es que más allá de encontrar un pan canilla, un pan campesino o un pan francés para mitigar el hambre del momento, es no querer ver que tenemos un país destruido en su economía, en sus indicadores sociales, minado por la corrupción, la inmoralidad y la delincuencia, cuya impunidad es su principal materia prima. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.


 



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Javier Antonio Vivas Santana

Más de 6 millones de lecturas en Aporrea. Autor de la Teoría de la Regeneración del Pensar. Dr. en Educación (UPEL). Maestría en Educación, mención Enseñanza del Castellano (UDO). Lcdo. en Educación en las menciones de Ciencias Sociales y Lengua (UNA). Profesor de pre y postgrado tiene diversas publicaciones y ponencias internacionales acreditadas y arbitradas por editoriales, universidades e instituciones de España, Rusia, Estados Unidos, Alemania, Francia, y naciones de América Latina.

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