La escala de ritcher

“Viveza criolla”, bachaquerismo y constituyente

Somos únicos. La frase preferida de la gran mayoría es "a mí que no me den, que me pongan donde haya", y en ese ir y venir de los días, las cosas han ido empeorando". César Bracamonte

Yo creo que lo que acontece hoy en Venezuela, es que sus habitantes nos estamos embromando unos a otros. Destaca en todo este escenario de guerra económica, la consabida "viveza criolla", que es un vicio o antivalor sembrado desde hace mucho tiempo en nuestro gentilicio y que se ha visto repotenciado en estos tiempos difíciles.

La "viveza criolla" es aquel comportamiento caracterizado por afanarnos en jorobar al prójimo para obtener algún tipo de beneficio a sus costillas. Se trata de ser "vivos-pendejos" causando perjuicios a nuestros compatriotas, lo cual significa, sin lugar a dudas, hacernos daños a nosotros mismos.

En esta categoría de la "viveza criolla" entra el bachaquerismo de todo tipo de mercancía y hasta de dinero en efectivo. Hay quienes compran todos los productos que consiguen, los acaparan, esperan un tiempo determinado relativamente corto y con la inflación inducida -que multiplica en una especie de progresión geométrica los precios- los sacan para venderlos ilícitamente y obtener porcentajes exorbitantes de ganancia.

El caso del gas para cocinar es emblemático; prácticamente vale una tontería a puertas de los llenaderos y al pasar por varios filtros "delincuenciales" de distribución, puede llegar a nuestras manos a un precio que oscila entre los 4 y los 6 mil bolívares la bombona más pequeña.

De esta tragedia no se escapan los repuestos de automotores, los electrodomésticos, los útiles escolares, los uniformes y paren ustedes de contar. Prácticamente todo lo que necesitamos en nuestra vida diaria se convierte en mercancía para los bachaqueros, quienes son los más despreciables especímenes surgidos de la "viveza criolla".

En tal sentido, esta perversión del comportamiento de los venezolanos puede ser calificada como la madre de todos los problemas que vivimos a diario en la República Bolivariana de Venezuela. Nuestra gente se ha acostumbrado a esto durante décadas; y en época de guerra económica, como la que estamos padeciendo, se ha convertido en la constante para sobrevivir en el día a día.

No está de más recordar que uno de los motivos principales que movió a más de 8 millones de electores a votar para la elección de una Asamblea Nacional Constituyente, es el del combate de este flagelo económico que está carcomiendo las entrañas de nuestra sociedad. Aún no se anuncian las medidas -quizá porque no es tarea fácil y se están estudiando todos los vericuetos que inciden en el ataque eficaz a este problema- pero el hombre de la calle honesto espera con ansias la solución, que ojalá llegue más temprano que tarde, por el bien de nuestro país.



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Ritcher Antúnez


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