Desde hace muchas décadas, las y los venezolanos de toda edad, estamos más abajo de cualquier nación tercermundista al momento de viajar en autobuses, camionetas y por puesto. En la democracia representativa e igualmente en el socialismo siglo XXI, el pasajero sufre "la misma miasma", diría el recordado humorista nacido en Barbacoas, Estado Aragua, José Díaz, "Joselo".
Ni existe "transporte público" de cierta eficiencia siquiera, salvo porque el chavismo incrementó el transporte de superficie, en porcentaje bastante elevado comparado con el desempeño en los anteriores 40 años de vicios, cuando vivimos un simulado ejercicio de libertad democrática, bajo el disfraz de la "representatividad".
En líneas generales la culpa casi que en empate de ineficiencia, es tanto de la partidocracia cuarto republicana pitiyanqui verdiblanca, con ribetes de colores convergentes o los anaranjados del mas, y los partidos y grupos socialistas. Ninguno supera la importancia conductual masiva e ideológica sembrada a partir del arribo de Hugo Chávez al Palacio de Miraflores, esgrimiendo el comprobado pero antes silenciado antiimperialismo de El Libertador.
Subrayo que no hay transporte público, sólo "líneas" con propietarios prestos a irrespetar al gobierno de turno, trabajar si les vienen ganas, o comprometerse en paros, huelgas, trancones inesperados, etc. Se unen para solicitar preferencias al presentarse problemas de repuestos, y se ufanan de ser "privados" (este carro es mío…), acumulando vicios, como todo lo heredado de la "democracia representativa", la de pitiyanquis que pretenden volver.
