Los zamuros revolotean el cielo de la Revolución de Chávez, huelen el fin, presienten la carnicería: los socialdemócratas y mencheviques salieron de cacería, buscan a los históricos. Es necesario construir un mapa de estas circunstancias, intentar explicación.
En las últimas horas, altos voceros del gobierno han enfilado sus viperinas contra el Ministro Rafael Ramírez, la inquina sólo tiene explicación en el conocido odio del renegado, sin dudas se trata de un enfrentamiento entre los que abjuraron del Socialismo, del legado de Chávez, y los que mantienen una posición crítica frente a los resultados de esa deslealtad. Cometeríamos un error si nos quedáramos en la explicación de la situación por los sentimientos personales de jorge, iris, nicolás; se trata de un choque feroz de ideologías, de una feroz lucha interna. Veamos.
La cúpula dirigente que Chávez dejó con instrucciones precisas de ir al Socialismo no cumplió el mandato, al contrario, tomó el camino del capitalismo, rápidamente devino en socialdemócrata descarada. Esta decisión trajo unas consecuencias en todos los ámbitos sociales: produjo el renacer de la conciencia egoísta que estaba arrinconada por Chávez, su acción y su prédica. Así, el gobierno quedó maniatado, impedido de escaparse de su papel de proveedor, las ambiciones grandes y pequeñas se desataron, apareció el bachaqueo, la especulación, la corrupción.
Los capitalistas internacionales no aceptan un gobierno con el mínimo olor a Chavismo, por eso atacan al gobierno, buscan que se arrodille cada vez más. Los capitalistas nacionales sacan sus dólares robados a precios viles y disfrutan su participación en áreas en las que nunca habían llegado. La conclusión es clara: un gobierno con sólo apoyo clientelar, chantajeando con el carnet, agotado en la práctica se balancea entre la crisis de conciencia y económica interna y la presión de los capitalistas internacionales.
La costra dirigente, guiada por su ideología lumpen y sindicalera, comenzó temprano a descabezar a los cuadros históricos que podían hacerle sombra, que fueran candidatos a protestar las necesarias fechorías y reclamar los agravios al legado del Comandante, como falsificar y arrinconar el Plan de la Patria, cuadros históricos que tendrían ascendencia en la masa chavista.
Es verdad que al principio los históricos se entregaron pasivamente en nombre de una falsa lealtad, una disciplina boba, no comprendieron las características de la lucha interna. Era difícil, el amor a Chávez los llevó a tragarse el fraude de los falsochavistas gobernantes. Mansitos, los arrinconaron, los execraron, los persiguieron, los embarraron.
Rápidamente la situación llegó a niveles de naufragio, fue intolerable seguir callando, y José Vicente siguió la senda abierta por Britto, y Ramírez apoyó la declaración de José Vicente. Y esto fue suficiente para soltar contra él a los canes; iris ataca con su conocida bestialidad, jorge la secunda. La imagen, el artilugio que el fiscal fue labrando con sus ataques contra PDVSA y que pendía sobre la cabeza de Ramírez como una espada de Damocles, se activa. El gobierno encontró una excusa para justificar su fracaso: ahora no es la guerra económica, son los corruptos de PDVSA presos con espectáculo, condenados sin juicio. Ahora es inimaginable que un juez se atreva a decir que algunos de ellos son inocentes.
Resulta que el Ministro estrella de Chávez hoy devino en un pelele que hasta iris lo escupe, amorín lo crucifica en su programa, lo llevan al patíbulo moral en medio de las risas del público del circo. Hay que preguntarse qué hay detrás de todo este ataque, a cuál conducta del Ministro de Chávez le temen; no bastó su silencio de años, no fue suficiente su disciplina exagerada, es necesario lincharlo, que no levante cabeza, que no tenga fuerza para nada.
Es hora de reagruparse los dirigentes chavistas auténticos, los socialistas verdaderos, dar la pelea interna, que los usurpadores encuentren resistencia a sus tropelías. Será que los chavistas se manifestarán ahora, o esperarán que el verdugo los convoque, pelearán al fin por el legado de Chávez para no llorar mañana.