Rafael Ramírez, embajador de Venezuela en la ONU, pertenece a un grupo selecto llamado "Los intocables". No sé el por qué los denominan de esa manera. Lo cierto es que cuando el ex miembro de aquella Ruptura del pasado, dejó de ser presidente de PDVSA y se fue a refugiar en la ONU, nunca se pensó que dejaba atrás una estela hedionda, producto de una olla podrida que tuvo que heredar su sucesor. Ahora el país sufre las consecuencias de una política petrolera errática y plagada de errores. O dicho más formalmente, una gestión petrolera abandonada en las manos de gente indolente y de manos rápidas, que en poco tiempo, se convirtió en el conocido cuento de árabe "Ali Baba y sus 40 ladrones", donde se narra que Ali Babá roba un tesoro de una banda, en un abrir y cerrar de ojos. Por cierto Ali Babá, según la historia, era un rey que le gustaba tener mucho dinero, y lo perseguía a como diera lugar. Pero dejemos ese cuento ficción fuera de nuestro caso, ya que nos hace perder tiempo.
Nuestro pueblo tiene que estarle eternamente agradecido a la ANC. ¿Por qué? Porque fue ella quien nombro como Fiscal General de la República Bolivariana de Venezuela, a Tarek William Saab, quien vegetaba confortablemente al frente de la Defensoría del Pueblo. Y llegó, entre bombos y platillos, y comenzó a hacer historia viva. Rápido y furioso, a los pocos días de ejercer el cargo, apareció frente a las cámaras denunciando la olla podrida que comenzaba a destapar en PDVSA, la inmaculada empresa de todos los venezolanos. Petro Zamora, Petro Piar y la Faja del Orinoco. Detalló el activo y furibundo Fiscal como operaban las mafias, robando al Estado sin que nadie lo hubiera notado con antelación. Cero vigilancia. Cero auditoria. Cero supervisión. Consecuencia: miles y miles de millones de dólares fueron a parar a los bolsillos de los ladrones. Los fiscales, al mando del gran piache, actuaron y apresaron a altos gerentes de esas empresas. Creo que van más de 60 gerentes enganchados. Pero la olla mayor fue destapada en CITGO. La filial de PDVSA que opera en los Estados Unidos. La Junta Directiva, encabezada por su presidente, servía a los intereses gringos, y estuvieron a punta de "vender" la empresa a los vaqueros. Léase la familia Bush. Les pusieron los ganchos. Y, para colmo, resulta que 5 de estos traidores tienen la nacionalidad norteamericana… ¡Que mantequilla!
PDVSA, además, está en deuda hasta los tequeteques. Está bailando un joropo para ver como cancela los intereses de tantos bonos. ¡Coño!, quien endeudó a esa empresa? ¿Qué hacía Rafael Ramírez en la era de Chávez? ¿Cuál fue su gestión? ¿Estaba ciego? ¿Quién nombró a estos pillos en esos altos cargos de PDVSA tanto dentro como fuera del país? Es un soberano bochorno la olla podrida que el Fiscal está destapando. Pregunto: ¿Llegará la investigación hasta la ONU donde descansa Rafael Ramírez? No estoy diciendo que él sea culpable de esto o aquello. Lo que sí sé, como lo saben los venezolanos, que él fue presidente de la estatal petrolera por años y años. Hasta que Maduro lo mandó a defender a la patria en la ONU. Por ende, algo tendrá que decir el señor de marras. Se acusó que en la IV, PDVSA era un país dentro de otro país. Operaba libremente sin rendir cuentas a nadie. ¿Y ahora? ¿Qué significa está olla que ha destapado la Fiscalía?...! Se cansa uno!
Agregado:
No me vengan con el cuento de que la inefable Luisa Marbelia no actuaba. A otro perro con ese hueso. El propio presidente Maduro ha dicho que él cuenta con un equipo de súper inspectores que sólo rinde cuenta a él. Son una especia de escuadrón que todo lo ven y todo lo pueden. Investigan y reportan al jefe. ¿Qué pasó con estos patriotas cooperantes? O dicho de otra manera, ¿qué le paso al presidente Maduro? ¿Acaso no había otros órganos públicos a los cuales acudir? ¡Carajo!, mi mente vieja no alcanza a comprender que pasó. Pero nos dieron duro. Y aún falta más por descubrir. Dígame si el Fiscal mete la nariz en las empresas básicas de Guayana. Va a encontrar puro lomito.
