- Me dijo el filósofo Juan José Bautista S. (Premio Libertador al Pensamiento Crítico- 2014): "-Les recomiendo que se tomen muy en serio las amenazas de los gringos". El señor Luis Almagro no fue de paseo a Cúcuta, iba con un mensaje muy claro del Departamento de Estado: "- Estamos aquí porque no vamos a permitir que se le corte el suministro de gasolina a un país tan importante para la estabilidad de América Latina como es Colombia". En este mensaje para nada se toma en cuenta al estado colombiano porque éste no existe.
- Debe saber el mundo y sobre todo Venezuela que eso que se llama Colombia no existe para nada como Nación. Colombia está totalmente inhabilitada para regirse por sí misma. Colombia como estado dejó de existir hace un siglo y tuvo que tomarla en sus brazos Estados Unidos, esa es toda la verdad. Por eso, Almagro en viaje a Cúcuta, apenas si consultó su recorrido, sus palabras y proyecto al fantoche de Iván Duque.
- El plan que cumplía Almagro por órdenes del Departamento de Estado incluía otras decisiones, entre ellas esta: "De no rectificar el gobierno venezolano su decisión de vender la gasolina a precio internacional, daremos paso a una serie de acciones fulminantes que contribuirán a debilitar aún más a la dictadura de Maduro". Ya Mike Pompeo destapó estas amenazas: "Verán en los próximos días una serie de acciones que continuarán aumentando el nivel de presión sobre los líderes venezolanos, que actúan directamente contra el mejor interés del pueblo venezolano".
- Evidentemente que esas acciones tienen que ver con más bloqueo y ciber-ataques a internet, la banca, telecomunicaciones en general, al sistema eléctrico nacional, al abastecimiento de nuestros alimentos, puertos y aeropuertos, a la salud (con bombardeos de bacterias tal como se le hizo a Cuba).
- Los ataques por la frontera se incrementarán. Ya de hecho se ha dado un acto de declaración de guerra, no ya por parte de Colombia que no existe, sino por otro flanco gringo; el hecho declaradamente bélico se ha presentado en el Barrio Mantequero que es una isla en el río Orinoco que nos pertenece, allí mercenarios izaron una bandera de Colombia y con tres embarcaciones tipo pirañas, quince bandoleros que se hacen llamar del ejército neogranadino comandados por un supuesto alférez de navío, dicen insolentemente que ese territorio pertenece a Colombia (es decir a Estados Unidos).
- Todas estas acciones tienen que ver fuertemente con las últimas medidas del gobierno bolivariano en relación con la internacionalización del precio de la gasolina, y que resulta un verdadero dolor de cabeza para la producción de droga del primer productor de cocaína del mundo en ese filón que tiene Estados Unidos en la Nueva Granada.
- ¿Cuántos en el mundo se comieron el cuento de que la DEA era para acabar con la droga? Todo lo contrario, la DEA se creó para proteger el negocio más rentable del universo, que representa más de diez por ciento del comercio mundial.
- La Casa Blanca estalló en una indignación terrible al constatar que el gobierno venezolano está realmente decidido a internacionalizar el precio de la gasolina en su país, lo que realmente le crearía una complicada situación al mayor negocio en el mundo de los gringos (con la coca colombiana): todo un trauma económico estremecedor. ¿De dónde va a sacar EE UU los 18 mil millones de dólares anuales para subsidiar la droga colombiana?
- Informes revelan que los narcotraficantes de cada continente habían conseguido convertir una industria ilegal en uno de los sectores más dinámicos del planeta: estratégicamente hace unos veinte años encontraron en la gasolina venezolana una extraordinaria ventaja para los carteles más florecientes del momento, todos controlados y coordinados por las siete bases norteamericanas que operan en territorio neogranadino. Siempre tomando en cuenta que para la elaboración de un kilo de pasta de coca se requieren casi diez galones de gasolina.
- Hay que tener en cuenta que los cárteles actuaban en un principio sin regulaciones estatales, siendo una mercancía prohibida. Los Think Tanks encontraron la manera de convertir el negocio de la droga en un proyecto financiero a escala mundial, que incluía a sus socios de la Unión Europea. Fue así como mezclaron el funcionamiento de los viejos trusts, los conglomerados previos a las leyes antimonopolio, todo inserto en los movimientos del libre mercado en estado casi puro.
- Se sabe el enorme trabajo de investigación del periodista Tom Wainwright en ‘Narconomics’ (un libro que le llevó a recorrer medio planeta analizando el aspecto empresarial del narcotráfico), estas organizaciones criminales funcionan de forma similar a las multinacionales modernas. Detrás de los sicarios, los asesinatos, la paranoia y la narcocultura, Wainwright se encontró con que los cárteles trabajaban conceptos como la imagen de marca, la responsabilidad social corporativa -esa imagen de Pablo Escobar como el filántropo de Medellín- y el monopsonio: los cárteles son los únicos compradores de la materia prima, con lo que pueden fijar precios. Es una política que practican con parte de sus proveedores desde Wal-Mart hasta Volkswagen, y que tiene su máxima expresión en el narcotráfico1.
- Es también una de las principales razones por las que la 'Guerra contra la Droga', iniciada por Nixon en paralelo al conflicto de Vietnam, ha fracasado. Atacar la materia prima, esa estrategia bélica de la Segunda Guerra Mundial, no puede hacer daño si se controla todo el mercado. Y tampoco, como descubrió la DEA en los 80, es factible arrasar un país entero (cuando encima hay dos más que también producen). No importa cuántos pesticidas destruyesen los cultivos colombianos: siempre había más. Y todos tenían que vender la hoja a las mismas facciones. Al mismo precio. Con un margen tan beneficioso que el gramo de droga es una de las pocas mercancías inmunes a la inflación.
- Otro de los motivos de la futilidad de la actuación de la Administración contra el negocio de los narcóticos reside en la baja tasa de incautación: las Naciones Unidas (las autoridades de cada país, en realidad) asumen como buena desde hace décadas la realidad de que las fuerzas del orden nunca van a conseguir interceptar más del 10% de todo el producto que circula por el planeta. Unas pérdidas que no preocupan a los narcos, que cuentan con esa ventaja de controlar los cultivos: incluso aunque el coste de la hoja de coca se duplicase, no supondría ni el 1% del precio final. ¿Para qué repercutirlo en el consumidor?
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Por otro lado, como señalaba Jason Pine en ‘Economy of speed: the new narco-capitalism’, no todo es gran empresa: el do it yourself también ha llegado a los pequeños productores en forma de metanfetamina. O, peor, como vimos hace unas semanas, de heroína sintética y más potente, que abarata todavía más el producto final tanto para fabricantes como para distribuidores, pero manteniendo el mismo precio de antaño. La inversión constante en I+D termina facilitando un producto con mejor margen y mayor escala de producción2.
La 'narconomía' funciona también desde hace mucho como una empresa digital: tiene que reinvertir constantemente parte de sus ingresos en encontrar nuevas formas de fabricar y distribuir el producto (dos pasos que, como señala Wainwright, un gran cartel puede externalizar a día de hoy, incluso siguiendo modelos de franquicia, como hacen algunos grupos mejicanos). De hecho, si nos salimos de los estupefacientes tradicionales, el cambio es increíble: parte del juego de las drogas sintéticas es crear constantemente nuevas sustancias que no figuren aún en las listas prohibidas, a pesar de que las consecuencias sobre el usuario final puedan ser perjudiciales. - El negocio de la droga también ha de reaccionar rápidamente a "fluctuaciones de mercado" que pueden cambiar de un día para otro toda la jerarquía o la cuenta de resultados, aunque en su caso las causas son guerras con los rivales, detenciones, incautaciones... Wainwright entrevistó a bastantes narcotraficantes, cuyas quejas habituales (sobre los superiores, los problemas de productividad y comunicación entre equipos, la presión del día a día...) resultaban idénticas a las de un ejecutivo de grado medio3.
Finalmente, desde el punto de vista de la logística tradicional y los recursos humanos, un cartel necesita una buena red de comerciales (en la que los minoristas cambian constantemente), otra de transporte y hasta fijarse en "Amazon, eBay y Paypal", para operar en Internet, el gran camello anónimo, según describía la Unión Europea. Con lo que el narcotráfico siempre tiene que estar reclutando personal. Empleados que además pueden arruinarte en cualquier momento con revelaciones de secretos, espionaje industrial o incluso pegándote un tiro. De ahí la "responsabilidad social corporativa" con la que operan los cárteles. Si inviertes dinero en tu zona de operaciones, estás invirtiendo en recursos humanos presentes y futuros. Y, en este sector en concreto, literalmente entre la vida y la muerte4.
Un riesgo que les hace entregarse alegremente al discurso coach motivacional, como vemos en este discurso de un viejo narco italiano que transcribía Roberto Saviano en ‘Cero Cero Cero’:
"Las reglas de la organización son las reglas de la vida. Las leyes del Estado son las reglas de una parte que quiere joder a la otra. Y nosotros no nos dejamos joder por nadie. Hay quien hace dinero sin riesgos, y esos señores siempre tendrán miedo de quien, en cambio, el dinero lo hace arriesgándolo todo. If you risk all, you have all, ¿estamos? Si piensas en cambio que te tienes que proteger, o que puedes librarte sin cárcel, sin escapar, sin esconderte, entonces es mejor aclararlo pronto: no eres un hombre".
PD: La Unión Europea obliga desde 2013 a economías como España, Italia o Reino Unido a contabilizar de alguna manera el tráfico de drogas, el contrabando o la prostitución en el cálculo del PIB. A países como el nuestro ese cálculo le vino bien: casi la quinta partida del crecimiento de nuestro país ese año se debía a las drogas, que aportaban más del 0,5% de nuestro PIB. Es decir, uno de cada 200 euros en España estaba hecho de droga5.
1 Cito trabajo https://www.revistagq.com/noticias/articulos/narconomia-trafico-de-drogas-como-negocio-capitalista/24493.