Los Ferieros andinos de La Grita

"Es necesario visualizar la necesidad de legislar para darle mayor fortaleza a la participación del pueblo, al poder popular que está en marcha".

Hugo Rafael Chávez Frías (Aló Presidente 244, Miraflores, 15 de febrero de 2006)

Desde mucho antes del inicio de la Revolución Bolivariana con el Comandante Hugo Chávez al frente en 1999, ya en los andes venezolanos y en especial en los estados Táchira, Mérida, Trujillo y parte de Lara, los campesinos y agricultores de una manera organizada ofrecían sus productos (hortalizas, tubérculos y legumbres), a los habitantes de las más importantes ciudades del país a precios asequibles.

Igualmente, desde entonces, observamos como al pie de los páramos y en las alturas crecían las moras y las fresas, productos que en muchos casos también estaban acompañados de los duraznos y los higos.

Muy lejos quedarían los tiempos de los sembradíos de trigo, lenteja y alverja los cuales desaparecieron por extrañas razones de los páramos, sobre todo para dar paso a la importación, negocio que controlarían hasta nuestros días unos señores, con licencia otorgada por padrinos desde las alturas del poder.

Otro tanto ocurriría con las semillas certificadas en especial de la papa importada desde Canadá, Costa Rica y Colombia y también bajo el control de enchufados de la IV República, quienes con el tiempo se vistieron de rojo y siguieron controlando el mercado y su distribución a los campesinos a precios de especulación, al igual que lo hizo Agro Patria con algunos insumos.

Son muchos los capítulos que podríamos escribir sobre la explotación de los agricultores andinos, quienes de manera espontánea y otros bajo la protección del Estado se han visto obligados a organizarse, para subsistir en un mercado que abre su propio camino.

El esfuerzo para luchar contra los intermediarios y las mafias ha sido titánico; sobre todo para los campesinos evitar que les compren sus productos a precios de gallina flaca y además, para superar a los capos quienes venden a precios exorbitantes sus insumos como los fertilizantes y otros productos químicos, utilizados para combatir las plagas de las cosechas.

Muchísimas anécdotas e historias podríamos escribir de los agricultores y campesinos del occidente venezolano (de los páramos, Sur del Lago y parte de los llanos), los campesinos han buscado su propia red de mercadeo, algunos con su propio transporte y otros bajo el pago de inescrupulosos fletes y su lucha constante, para poder ofrecer sus productos en el mercado nacional.

El tiempo puede dar muestras de su organización, a pesar de las roscas surgidas en la bolsa y las ruedas del mercadeo, que son como un verdadero espectáculo a la hora del regateo de las cosechas que se ofrecen en venta y en compras a futuro, por los mercaderes del templo quienes no son tan bíblicos y honestos.

A todo lo largo de las carreteras del país podemos observar caravanas de gandólas y cavas refrigeradas que transportan los productos a importantes ciudades, ya no tan sólo a las del centro sino hacia el Oriente (Nueva Esparta, Sucre, Anzoátegui, Monagas, Delta Amacuro, Amazonas y Bolívar)

Los riesgos no se hacen esperar además del mercado especulativo del cual son víctimas los campesinos. La red varía desde los propietarios de camiones para transportar altas toneladas, hasta las cavas con refrigeración que garantizan la preservación, especialmente de las hortalizas y legumbres que forman parte de la Seguridad Alimentaria.

Ni hablar de los riesgos que atraviesan los ferieros en las carreteras del país donde sufren el acecho de los asaltantes de caminos, quienes van desde los que cobran peaje (vestidos de verde oliva) hasta ladrones de cuello blanco quienes pululan en los mercados y Alcaldías, donde también les cobran peaje para otorgarles el permiso para la venta en sus ferias de los productos agrícolas para toda la población.

Muy a pesar del calvario que atraviesan los Ferieros de los Páramos Andinos (Ferieros de La Grita, Pueblo Llano, Timotes y Sarare, etc. ) y su viacrucis en las carreteras y autopistas donde son atracados a mano armada para quitarles sus camiones, el dinero y la carga.

Los productos llegan algunos a precios asequibles a los consumidores y otros, muy por debajo de los precios de especulación que ofrecen los abastos y grandes supermercados del país, donde no ha habido control de parte de las autoridades.

Tenemos conocimiento además, que muchos son los ladrones y especuladores que pululan en los mercado para asfixiar a los campesinos y agricultores, quienes necesitan ofrecer sus productos a los consumidores de las más importantes ciudades del país que en su mayoría, no producen los suficientes alimentos para satisfacer a su mercado interno.

Muchos son los medios de comunicación que se han hecho eco de las denuncias de los ferieros víctimas del matraqueo; incluso por algunas autoridades militares, a quienes no se atreven a denunciar por existir la presunta amenaza; sobre todo en su recorrido por las rutas obligadas a transitar, con alcabalas y puestos de control policial.

Además de las denuncias que cada día son más frecuentes de parte de los ferieros quienes transitan por las carreteras y autopistas del país. El control del Estado para su protección se hace cada día más obligatorio. No queremos que sean robados y maltratados quienes ofrecen los productos alimenticios y de primera necesidad al pueblo venezolano.

El asesoramiento para su organización, protección y ayuda económica en créditos para poder abaratar su mercadeo se hace cada vez más necesario y debería ser motivo para crear una Ley que los proteja, en especial por parte de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC).

Denuncias como estas fueron recogidas por el periodista Vladimir Villegas en su programa de Tv y son muy relevantes: "el atropello de cobrar vacunas a los productores agrícolas es cada vez más preocupante y debe cesar".

Si de verdad "se deja el matraqueo en las alcabalas, bajaría los precios de los productos". Este ingrediente – sostiene Villegas - es una realidad, pero más aún nos atrevemos a decir que sería más efectivo si los precios bajaran y si evitamos que a los campesinos les sigan comprando los intermediarios, todas sus cosechas a precio de gallina flaca porque no todos los campesinos tienen su transporte.

El Estado venezolano tiene la palabra porque de lo contrario los Ferieros andinos de La Grita, en vez de favorecer al pueblo venezolano en tiempos de crisis y de guerra económica, se estarían convirtiendo en unos vulgares bachaqueros y guarimberos de la comida y eso, en los actuales momentos representaría otro signo de debilidad y un nuevo ingrediente para facilitar un golpe de Estado como el ocurrido con el fracasado e impostor Guaidó.

¡Amanecerá y veremos!



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Marco Tulio Arellano

Jubilado en Pdvsa

 arellanomt@hotmail.com      @Homugria

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