La Plataforma Intersectorial del estado Sucre denunció el 24 de marzo la ocurrencia del Alcalde de Cumanacoa, municipio Montes del estado Sucre, *Tomás Bello* quien ordenó a los expendios comerciales la PROHIBICIÓN DE ATENCIÓN Y VENTAS DE ALIMENTOS Y OTROS BIENES DE PRIMERA NECESIDAD a los habitantes de dicho municipio con edad cronológica a partir de los Cincuenta (50) años de vida. Ante el aluvión de repudios, el ocurrente Alcalde defiende su decisión y argumenta que se trata de una original idea de él para combatir el coronavirus. Yo mismo, el 26 de marzo, tuve mi encuentro cercano del tercer tipo con la "original" estrategia de Tomás Bello, pero no en el estado Sucre sino en Maracaibo. Intenté entrar a TRAKI-La Limpia y no fue posible, un empleado me explico muy amablemente que yo no tenía derecho a adquirir alimentos en esa tienda por tener más de 55 años cumplidos. Sería interesante conocer lo que ahora mismo piensan de Tomás Bello quienes votaron por él para elegirlo como alcalde. Estoy seguro que en cualquier momento tendremos noticia de que las personas de la tercera edad y los mayores de 50 años tampoco tienen acceso a las panaderías o a cualquier centro de ventas de cualquier cosa.
El discriminatorio e inhumano decreto de Tomás Bello es una abominación corporativa del mismo tipo del que se está poniendo en práctica en TRAKI. Se deriva de los inframundos vinculados al FMI en donde se piensa que los ancianos están viviendo demasiado tiempo y son un riesgo para la economía mundial. De por ahí mismo proviene la idea de que la salud debe ser un asunto privado y que los estados no deben cargar con esa responsabilidad, que cada quien se busque su seguro; en caso contrario, que vaya a morir entre dolores a su casa. Puro y simple maltrato e los viejos porque no representan fuerza de trabajo que explotar y sus pensiones y atención médica son una carga financiera muy grande para los estados, y lo mejor es que emprendan su paseo por las estrellas lo más rápidamente posible. A esta visión corporativa se ha sumado TRAKI, como sería natural, y el alcalde Tomás Boves ─perdón, Bello─, como también sería natural, gracias a la entrega al gran capital que padecemos por aquí por la Patria de Bolívar. El alcalde Bello da de este modo un aporte a los planes de reducción de la población mundial comenzando por negarles el derecho a comprar la comida a los ancianos, a lo cual se suma los apagones, la negación del derecho al agua, internet y otros servicios.
Como es de suponer, para cumplir los planes de reducir la población mundial, se comienza por los vulnerables ancianos y luego le tocará el turno a minorías étnicas y políticas que no comulguen con los designios del dios capital. Para que todo este espanto implícito en la abominación de Tomás Bello no nos vaya pareciendo natural es pertinente, ahora, denunciar a este alcalde genocida y a las corporaciones que, como TRAKI, desvalorizan la vida en función de sus intereses netamente comerciales.