Carrao, la noche de este viernes, el sueño se me espantó. Antes de irme a dormir, cometí el error de ver algunas noticias y me encontré con una muy mala, que me aflojó totalmente el corazón y ahuyentó el sueño. Se vino, muy abruptamente a mi memoria, una imagen de Santa Marta, como unos días previos al 17 de diciembre de 1830. Traté de explicarme esta imagen y no pude.
Me imagino a mi amiguita en España Carrao, con un franela blanca ovejita, ya amarilla por el uso y con muchos huequitos en la la parte de atrás, porque las chiripas, cada vez que la amiguita se la quita para lavarla y en ese pequeño receso de quita y pon, las chiripas le entran duro y le hacen los huequitos. Una franelita ovejita rullia.
¿Te imaginas Carrao, a mi amiguita con unas botas de seguridad de esas que dan en las empresas básicas de Guayana y con jean tipo pepeganga?.
Después de lucir aquellos adidas blanco que mostraba en las guarimbas y después de haberse entregado en cuerpo y alma a los venezolanos. No es gusto Carrao, que ahora tenga que vivir en la indigencia y para mayor mala suerte, vivir en una especie de cuchitril, por la miseria de 10 mil euros mensuales que paga. Yo me imagino Carrao, que ese ranchito, es como los ranchos de cartón, donde el panita Ali, veía que la lluvia caía triste. ¿Te acuerdas Carrao?
Claro Chela, claro que me acuerdo.
Qué triste, se oye la lluvia
En los techos de cartón
Qué triste vive mi gente
En las casas de cartón.
Vivir asi, como vive tu amiguita en España Chela, no es vida. Vivir en esa angustia de esperar que algunos venezolanos le envíen algo, no es vida. https://m.aporrea.org/contraloria/n363281.html
Chela, esa historia que contó tu amiguita en España, en la cual, un venezolano le regaló 100$, es un insumo especial para una novela, que pudiera escribir Mario Vargas Llosa.
