Los que seguían mis escritos habrán notado mi ausencia. He decido salirme un poco del ambiente político y meterme en el mundo del ají margariteño que está llenándose de gloria. El contacto con la realidad política lo he perdido y esto no me permite disponer de ningún argumento para escribir sobre la estrategia electoral de la izquierda para este 28/J. Nada sé y esto me da un gran chance para escribir y equivocarme.

Juancho Marcano pasó hace unos días por el conuco y me dijo que la izquierda estaba apostando al voto nulo y a la abstención. En otro momento, esta noticia pudo inducirme a dar un salto de alegría. Al oír la decisión de la izquierda de votar nulo o abstenerse; emocionalmente no sentí ninguna reacción.

Ya en la soledad del conuco y con el tropel que hacían las guacharacas en una mata de mamey, pensé en el asunto y se fue formando en mi mente, la idea de un viejito barbudo, cansado, desnutrido y cavando una fosa. Para el momento en que esta figura apareció en mi imaginación; el hueco ya estaba bien profundo, pero sentí al viejito con ganas   de querer cavar la fosa bien profunda con la idea (tal vez) de hacerse un hoyo que le permitirá dejar de respirar y hacerse polvo muy rápidamente. 

Llegué a pensar, que tal vez la imaginación me estaba jugando quiquirigüique y no me permitía ver la situación con la claridad que la izquierda estaba observando la coyuntura electoral para “buscarse” una salida, ante su inminente destrucción.

Me hice la idea, que veía por el retrovisor del tiempo y me tropezaba con el empeño y el afán de la izquierda por equivocarse e inmediatamente, me vino la pregunta: ¿Será otra mala decisión? 

El hueco está muy profundo y el enterrador con su pala está a la expectativa y con muchas ganas de echarle bastante tierra. 

Bajo esta mata de mango y sentada en un viejo ture de mi abuela, calculo que esta izquierda estuvo guabineando. Esquivaba el tiempo y pasivamente se dejó moler por el enterrador que ahora está con la pala muy animado para enterrarla. Creyó bobamente en el tal polo patriótico y allí estuvo voluntaria y pasivamente observando; cómo el hueco o la fosa se hacía más profundo y el enterrador haciendo su trabajo. Esperaba (sin hacer nada) por el milagro de la rectificación de la “revolución” y ella, la empujaba a que continuara en su labor de cavar su fosa.

Se creyó el cuento, de que las sanciones era el motivo y la razón para devolverse a la época, cuando gran parte de la renta caía en manos de la oligarquía y esta oligarquía a manos llenas, se la cogía casi toda. Vio, como desde la AN a la oligarquía se le otorgaban instrumentos que favorecía esta distribución de la riqueza que ya supera los desiguales niveles de la IV. La renta petrolera y el agresivo modelo extractivista que supuestamente sería sustituido por un nuevo modelo de desarrollo continúa favoreciendo al capital, muy a pesar, de que el gobierno tenga activada la trampa caza bobo de estar en contra de los grandes apellidos. 

II

Me dicen que la derecha está muy bien, aunque continúa siendo extremadamente egoísta. También me aseguran, que no hay manera de evitar, que una de las opciones de derecha que tenemos gane el 28 y la otra, desde la “oposición” continúe gozándose lo que haría si fuera gobierno.

La izquierda decide por lo que se ve y oye, jugarse su carta de liquidarse y el enterrador espera para darle el palo cochinero. Cualquiera de las dos derechas que gane, no le conviene a esta izquierda que muy deprimidamente, opta por enterrarse. Hay una derecha que dice ser de izquierda y es la que ha venido llevando a la izquierda al suicidio y motivando su destrucción. Ella (la izquierda) tranquila acepta su realidad y creo yo, dentro de este campo de mata de ají, que el voto nulo es ya el momento de la depresión total y el fondo de fosa es la solución. El enterrador muy emocionado, le tirará todas las palas de tierra que hagan falta para asegurarse que no vuelva  a respirar.