En el país, más que un mal gobierno, padecemos una falta de gobierno; no es una anarquía, se trata de una innumerable serie de pequeños gobiernos supra locales, infra locales; una verdadera fragmentación de la sociedad, una disolución de facto del país.
Cada negocio, cada bodeguita, se constituye en un "banco central" que dicta normas sobre el tipo de cambio y la calidad de la moneda: no aceptan billetes que les parezcan feos o viejos, y la tasa la imponen ellos según su voluntad. En cada esquina se instala una alcabala que parece una oficina recaudadora de impuestos para financiar los cuerpos represivos, las excusas son variadas, desde la falta de licencia de conducir hasta la fotocopia a colores de algunas partes del cuerpo; la matraca no da recibo, pero alivia la vida de esos funcionarios mal pagados.
Podría pensarse que la matraca de las alcabalas es un asunto de malos funcionarios, que los negocios que fungen de banco central son excesos de los dueños, y estaríamos sólo en la superficie del problema. En cada institución, en cada oficina, las personas hacen lo que les da la gana, se trata de una actitud de Estado que impregna a todo el país.
El contralor inhabilita de acuerdo a las necesidades de arriba. El parlamento funciona de acuerdo a su voluntad, no hay ley, no hay visión de Estado, sólo los intereses mezquinos de pequeños sectores. La justicia dejó hace tiempo de ser ciega, ahora tiene los ojos bien puestos en los enemigos del gobierno; pocos creen en la imparcialidad de la justicia, las cárceles están llenas de presos políticos sin juicio y los juicios son cortados a las medidas de las necesidades del madurismo. Los cuerpos represivos, ya lo dijimos, funcionan como todo, menos como protectores del ciudadano, cuando alguien ve una alcabala prepara la coima.
Por supuesto, si los componentes del Estado actúan de acuerdo a su conveniencia, por encima de la ley, entonces, los ciudadanos copian este modelo, ellos hacen lo que les convenga, así se instauran una serie de pequeños Estados, pandillitas, mini mafias. Hasta los porteros actúan de acuerdo a su voluntad. Nos convertimos en un país sin ley. Vivimos la continuidad del deterioro de la cuarta república, quisieron resucitar a la cuarta república, regresar a la democracia burguesa ya agotada hace años, lo que consiguieron fue resucitar toda su podredumbre. Creímos que la cuarta estaba superada con el Chavismo, pero estaba agazapada esperando para volver y el madurismo hizo el milagro.
En estas condiciones, ni el capitalismo ni el Socialismo pueden prosperar, nada puede germinar en este terreno. Este es un país severamente enfermo en lo profundo de su ética, de su moral, aquí se instaló lo peor de la ética del capitalismo, la verdadera y dramática guerra de todos contra todos, ahora todo prójimo es una víctima o un victimario. No es tarea fácil recomponer un país con estos grados de descomposición, será necesario un tremendo esfuerzo moralizador, un cambio drástico en las relaciones humanas. Se necesita un esfuerzo de hombres con alto grado de humanismo, de altruismo, de visión de Estado, de Humanidad, de sentido de sacrificio. Que sepan ganarse el afecto de las masas que los reconocerán y seguirán como profetas de un nuevo mundo.
¡CHÁVEZ PROFETA!